Amigos de #Greenzone he encontrado en la comunidad un espacio para compartir la narrativa que he escrito y que no me había animado a compartir en #Hive.
Hace un tiempo trabajé en una escuela secundaria y allí compartí la vida y muchas experiencias con adolescentes de mi pueblo. Cada uno de ellos dejó una lección importante en mi vida.
El cuento que hoy les comparto es parte de esas vivencias, me animé a escribirlo para liberar esa carga de sentimientos que me dejó Lisi. Aquí se lo dejo.

Eres un perro igual que tu madre.
Con mi mamá no te metas que la tuya es una cualquiera igual que tú.
Esas palabras Lisi las oía constantemente en casa, aunque procuraba salir corriendo cada vez que empezaban los gritos y las vasijas volando por todas partes. Luego se encerraba en su cuarto a llorar y entonces a su mente venían una tras otras las incontables peleas entre sus padres y también el recuerdo de su abuela materna que con frecuencia llegaba de la calle con olor a alcohol. Entre llanto se quedaba dormida y a la mañana siguiente, encontraba la sala desordenada, los floreros por el piso, cuadros caídos, los muebles fuera de lugar y su madre atareada por arreglar aquel desastre.
¿Y mi papá?
No sé. Acaba de ponerte el uniforme y piérdete.
Lisi casi siempre llegaba tarde a la escuela, y como nunca hacía las tareas su notas eran las peores de todo el salón. Su uniforme era un desastre. Se fugaba, se iba para el río con sus amigos. Sus padres no iban a las reuniones ni se preocupaban por las cartas de advertencia que le enviaban desde la escuela.
Una tarde Lisi llegó a la casa y se encontró a su mamá llorando.
Qué te pasa mami, ¿por qué estás así?
Tu abuela mija
¿Abuela? ¿Qué le pasa?
Tuvo un accidente en la calle y…
Lisi apenas escuchó el final de la frase y dejando caer la mochila al suelo se abrazó a su madre.
Mami creo que ahora la abuela estará mejor, lejos de esa maldita casa.
Cállate le ordenó la madre después de darle un empujón, yo sé que no la querías mucho y que prefieres a tu otra abuela. Piérdete. Acaba de irte y déjame en paz.
Lisi corrió a su cuarto, su único refugio. El golpe de la puerta al cerrarse y el silencio que se siente a continuación dejan a Lisi atolondrada sin saber qué hacer. A la mañana siguiente mientras se vestía para ir a la escuela el recuerdo de aquel golpe y el silencio que todavía se sentía en la casa le hacen correr al cuarto de sus madre, que está en la cama con la cabeza colgando fuera y los brazos extendidos como queriendo agarrar unos sobres de medicamento que se le hubieran caído y que vacíos aparecían esparcidos por el piso junto a un vaso estrellado.

| Recursos / Resource | Fuente / Source |
|---|---|
| Edición/Edition | Snapseed |
| Texto/Text | @maylink |
| Imagenes/Pictures | Samsung Galaxy A05S |

Son desgarradoras las historias que te encuentras tras las puertas cerradas; juzgamos comportamientos de vidas que no nos molestamos en conocer, tantos niños rotos que no caben entre los brazos de un solo maestro
¡Qué triste! Y lo peor es que yo conozco historias similares y reales. No encuentro nada más triste que los sucesos que hieren la inocencia de un niño.
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Excelente tu relato. Son tantas las historias, sobre todo por el aislamiento social es tremendo. Gracias por ponerle corazón ❤
Lo peor de estas historias es que son heridas que esos niños arrastrarán por siempre, como mismo las llevan sus abuelos y sus padres... 😢
Gracias a muchos logramos escapar. Yo, de primaria, dormía con un cuchillo debajo de la almohada...
Hoy sonrío satisfecho con una hija que es feliz.
Acaso dejo al descubierto que en la plenitud de padre-hijq que hoy gozo, se esconde la no-infancia que "viví".
No me apena decirlo, la verdad es dura, pero transparente como ese vaso estrellado...
!hug
Desgraciadamente ese tipo de situaciones es más común de lo que se podría pensar.
!BBH
Lamentablemente hay muchas Lisi. Gracias por ofrecernos tu narrativa.