Losing control in parenting.
It was a quiet afternoon at Don Manuel's house, his hectic years as a teacher now behind him. For more than 30 years, he had dedicated himself to educating hundreds of children. Now, sitting in his rocking chair, he watched his grandchildren, who were not running around the yard, but absorbed in their phones and video games... With a sigh, he slowly decided to approach his son, Carlos, who was also immersed in his device.
—“Carlos, I think we're losing control,” Don Manuel said in a firm but loving voice. The children spend more time looking at screens than enjoying real life. They no longer like to run around the yard.
Carlos looked up, surprised.
—“Dad, times have changed. Technology is now part of their world; we can't just take it away from them.”
—“I understand your point of view,” replied Don Manuel, “but it's not about forbidding them anything, it's about guiding them. I remember when I used to take you to the park to play! They need real experiences, moments that build their childhood.”
—“But they're also learning important skills,” Carlos replied somewhat defensively. “I don't want them to feel like I'm forcing them to do things. I've got it under control!”
Don Manuel nodded sympathetically.
—“I know you want what's best for them, just like I did with you, but what if we don't intervene or find a balance? We could see them grow up disconnected from reality, without knowing how to enjoy the moment. Also, remember that there are many crazy people in this technological world.”
Carlos looked at his children, who remained mesmerized by the light of the screen. A spark of concern crossed his face.
—On second thought, maybe we should set some limits, some screen-free time,” Carlos suggested, more as a thought out loud than a response to his father.
—“That's the spirit,” replied Don Manuel with a slight smile, experience having prevailed.
Sometimes losing control of our children's upbringing means finding new ways to connect between generations and between ourselves.
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En Español
Perdiendo el control en la crianza.
Era una tarde tranquila en la casa de Don Manuel, atrás habían quedado sus agitados años de maestro. Durante más de 30 años se dedicó a la formación de cientos de niños. Ahora sentado en su mecedora observaba a sus nietos, no andaban corriendo por el patio; sino absortos en sus teléfonos y videojuegos… Con un suspiro y lentamente decidió acercarse a su hijo, Carlos, quien también estaba inmerso en su dispositivo.
— Carlos creo que estamos perdiendo el control —dijo Don Manuel con voz firme pero cariñosa. Los niños pasan más tiempo mirando pantalla que disfrutando la vida real. Ya no les gusta correr por el patio.
Carlos levantó la vista, sorprendido. — Papá, los tiempos han cambiado. La tecnología es parte ahora de su mundo no podemos simplemente quitársela. — Entiendo tu punto de vista— respondió don Manuel —; pero no se trata de prohibirle nada, se trata de guiarlos. ¡Recuerdo cuando te llevaba al parque a jugar! necesitan experiencia reales, momentos que construyan su infancia. — Pero también están aprendiendo habilidades importantes— replicó Carlos algo a la defensiva, no quiero que se sientan que les estoy imponiendo hacer cosas. ¡Lo tengo bajo control!
Don Manuel asintió, comprensivo. — Sé que quieres lo mejor para ellos, como yo lo que hice contigo pero, ¿qué pasa si no intervenimos o si no encontramos un equilibrio? podríamos verlos crecer desconectados a las realidades, sin saber cómo disfrutar el momento. Además recuerda que hay muchos locos en ese mundo tecnológico.
Carlos miró a sus hijos, que seguían hipnotizados bajo la luz de la pantalla. Una chispa de preocupación cruzó su rostro. — Pensándolo bien quizás deberíamos poner ciertos límites, algo de tiempo fuera de las pantallas—sugirió Carlos, más que una respuesta a su padre era como un pensamiento en voz alta. — Esa es la actitud— respondió don Manuel ,con una leve sonrisa, la experiencia había prevalecido.
A veces el perder el control de la crianza de nuestros hijos significa encontrar nuevas formas de conexión entre las generaciones y entre nosotros mismos.
La imagen fue creada usando la IA de Gemini