Hoy fue el primer día de trabajo del año en nuestro amado sistema de orquestas. Aunque aún no llegaron los estudiantes, nos reencontramos como equipo: músicos, docentes y soñadores, listos para dar forma a un nuevo ciclo.
Tras un receso de mes y medio, encontramos el núcleo y la sede con bastante polvo, los instrumentos de percusión desordenados y la trilería reclamando atención. Pero eso no fue obstáculo. Con voluntad y compañerismo, nos pusimos manos a la obra: limpiamos, organizamos, y sobre todo, conversamos.
El día transcurrió con tranquilidad, pero lleno de ideas. Surgieron propuestas para el repertorio, se ordenaron las carpetas de planificación personal, y se tejieron nuevas formas de gestionar este año con más coherencia y creatividad.
Hay algo especial en comenzar de nuevo. No desde cero, sino desde la memoria, el ritmo y el propósito compartido. Hoy no hubo música en el aire, pero el espíritu de la orquesta ya está afinando su primer acorde.
(Traducido por Copilot)
🎻 First Day Back at the Orchestra — Dust, Drums, and Dreams
Today marked the first workday of the year in our beloved orchestra. No students yet, just us—musicians, mentors, and dreamers—reconnecting with the space and each other. After a month and a half of vacation, we returned to find the headquarters a bit dusty, the percussion section buried in chaos, and the trailers in need of love. But none of that stopped us.
We rolled up our sleeves, shared laughs, and got to work. Instruments were cleaned, storage reorganized, and ideas flowed freely. Even with a few hiccups, the day unfolded with calm and creativity. We talked about new repertoire, reshuffled our planning folders, and imagined fresh ways to make this year unforgettable.
There’s something magical about starting again—not from scratch, but from memory, rhythm, and shared purpose. The orchestra may have been silent today, but the music was already in motion.
Translated by Copilot
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