Versión en español
Desperté como todos los días la mañana del 30 de mayo del 20… pero con la diferencia que he tenido un sueño bastante peculiar, aun no puedo hacer una estimación de lo que significaba. Soñé con figuras que se dispersaban y se rellenaban con colores vibrantes, no podía estimar si eran humanas o emergidas de una imaginación más allá de mis sentidos, a través de mis percepciones no podía diferenciarlas.
Decidí olvidar todo ello y me dispuse a levantarme de mi cama para prepararme el desayuno y el café. Luego de tener mi estómago listo, me duché rápidamente siendo algo muy inusual en mí, ya que siempre me doy un baño antes de saltar a la cocina. Vi mi reloj y noté que era muy tarde para ir a mi consultorio, así que me moví con celeridad, no sin antes, darle un beso al retrato de mi difunta esposa que coloco en la repisa junto a la puerta de salida, se ha vuelto una costumbre para mí ese ritual.
Me subí en mi auto y conduje hacia el consultorio sin ninguna novedad, a excepción de que había un tráfico que no me dejaba transportarme como quería y eso me provocó un poco de estrés. Le escribí a Marta, mi secretaria, para avisarle de que llegaría un poco tarde y que le dijera a mis pacientes que esperaran.
Finalmente llegué unos minutos después, qué bueno que la autopista se había dispersado antes para no llegar tan tarde. Al entrar saludé a Marta con los buenos días y para mi sorpresa se encontraba Rodrigo Contreras esperándome; ha sido mi paciente desde hace más de dos años, el cual; posee un trastorno de ansiedad, estrés agudo de origen desconocido, paranoia patológica y delirios de características graves. Aunque no era una persona peligrosa debido a su condición, requería estar en constante supervisión, ya que sus padecimientos cruzaban los límites de la normalidad.
Me parecía demasiado extraño verlo de nuevo tan pronto, puesto que nuestra última consulta había sido hace solo una semana. Rodrigo y yo nos veíamos una vez al mes, para hacerle un tratamiento de exploración y profundidad en estado onírico. Lo saludé cordialmente, sin quitar de mi rostro la cara de sorpresa. Él portaba en su rostro preocupación y vestigios de falta de sueño, lo cual era algo bastante común por las distintas anomalías mentales que padecía, pero esta vez, lo vi de una manera más preocupante.
Parecía que su ansiedad estaba fuera de control, volteé la mirada hacia Marta, la cual, tenía en su rostro la misma cara de sorpresa y preocupación por el pobre hombre. Le dije que cancelara mis próximas citas para atender inmediatamente a Rodrigo, cosa que fue muy fácil ya que ninguna de ellas se había presentado temprano. Invité a Rodrigo a pasar a mi oficina, el cual lo hizo de una manera rauda, como si estuviese enérgicamente ansioso porque yo lo atendiera.
Inicié mi entrevista al momento de sacar su expediente del cajón de mis archivos, y paulatinamente proseguí diciéndole cosas comunes de la cordialidad. El individuo se encontraba reprimido al momento de responder mis preguntas, ya que solo lo hacía manifestando una palabra o dos. Noté que apretaba sus manos con fuerza y luego las sobaba, típico de las personas que sufren de una manifestación inquietante.
En ocasiones bajaba la mirada con timidez, y miraba a las esquinas de las paredes con un extraño miedo, como si alguien o algo lo acechara o lo esperara desde los rincones de esa habitación. Me solicitó impulsivamente incrementar la claridad de mi oficina, ya que su delirio derivaba de un miedo incipiente a la oscuridad. Noté que me enfrentaba a una patología nueva emergida recientemente. Puedo presumir, que este nuevo padecimiento haya surgido de sus otros trastornos; si es así, el árbol de sus males puede crecer aún más alto e instalarse de manera irreversible sobe su mente.
Proseguí realizando sus peticiones, e inicie una sesión para intentar calmar su ansiedad. El paciente se recostó en mi sofá camilla y lo coloqué en un estado de sueño. Comencé a hacerle preguntas pero todas con el mismo resultado, ninguna era específica ya que solo me respondía con solo una o dos palabras. Indagué más en su subconsciente, agudizando mis palabras y realizándole de nuevo las preguntas, pero obtuve el mismo resultado, con la diferencia que comenzó a sumarse en él una poderosa inquietud.
Agitaba sus brazos y su cabeza de un lado a otro mientras gemía, pero no emitía palabra alguna. La sesión de repente se había convertido en una especie de exorcismo espiritual, mientras que yo ahondaba en su mente para tratar de sacarle las palabras. Debí ser duro con él, puesto que si no lo hacía, no iba a hallar ningún resultado. Al final logré conseguir dos palabras diferentes que no tenían ningún sentido para mí, pero solo fue al principio: — ¡Figuras inhumanas! ¡Figuras inhumanas! ¡Figuras inhumanas!—Fue lo que repitió tres veces.
English version
I woke up as I do every day on the morning of May 30th, year 20... but with the difference that I had a rather peculiar dream, I still cannot make an estimate of what it meant. I dreamt of figures that were scattered and filled with vibrant colors, I could not estimate if they were human or emerged from an imagination beyond my senses, through my perceptions I could not differentiate them.
I decided to forget all this and I prepared to get out of bed to make breakfast and coffee. After having my stomach ready, I quickly took a shower, which was very unusual for me, since I always take a bath before jumping into the kitchen. I saw my watch and noticed that it was too late to go to my office, so I moved quickly, not without first, giving a kiss to the portrait of my late wife that I place on the shelf by the exit door, it has become a habit for me that ritual.
I got into my car and drove to the office with nothing to report except that there was traffic that wouldn't let me get around as I wanted to and that caused me some stress. I wrote to Marta, my secretary, to let her know that I would be a little late and to tell my patients to wait.
I finally arrived a few minutes later, good thing the highway had been dispersed earlier so I wouldn't be so late. When I entered I greeted Marta with good morning and to my surprise Rodrigo Contreras was waiting for me; he has been my patient for more than two years, who; has an anxiety disorder, acute stress of unknown origin, pathological paranoia and delusions of serious characteristics. Although he was not a dangerous person due to his condition, he required constant supervision, as his sufferings crossed the limits of normality.
It seemed too strange to see him again so soon, since our last consultation was only a week ago. Rodrigo and I would meet once a month, to give him exploratory and in-depth treatment in a dream-like state. I greeted him cordially, without removing my face of surprise. He had worry and traces of sleep deprivation on his face, which was quite common because of the various mental abnormalities he was suffering from, but this time, I saw him in a more worrying light.
It seemed that his anxiety was out of control, I turned my eyes to Hiromi, who had the same face of surprise and concern for the poor man. I told her to cancel my next appointments to attend Rodrigo immediately, which was very easy since none of them had shown up early. I invited Rodrigo into my office, which he did in a rude manner, as if he were energetically anxious for me to attend him.
I started my interview as soon as I got his file out of my drawer, and gradually I continued to tell him common things about cordiality. The individual was repressed when answering my questions, since he only said a word or two. I noticed that he squeezed his hands tightly and then rubbed them, typical of people who suffer from a disturbing manifestation.
Sometimes he would look down shyly, and look at the corners of the walls with a strange fear, as if someone or something were stalking him or waiting for him from the corners of that room. He impulsively asked me to increase the clarity of my office, as his delirium derived from an incipient fear of darkness. I noticed that I was facing a new pathology that had recently emerged. I can presume that this new condition has arisen from his other disorders; if so, the tree of his ills may grow even taller and settle irreversibly on his mind.
I continued to carry out her requests, and logged on to try to calm her anxiety. The patient lay down on my sofa bed and I placed him in a sleepy state. I started asking him questions but all with the same result, none of them were specific as he only answered me with one or two words. I probed further into his subconscious, sharpening my words and asking him the questions again, but I got the same result, with the difference that a powerful restlessness began to creep into him.
He waved his arms and head from side to side as he groaned, but did not utter a word. The session had suddenly turned into a kind of spiritual exorcism, while I delved into his mind to try to get the words out of him. I must have been hard on him, because if I didn't, he wasn't going to find any results. In the end I managed to get two different words that didn't make any sense to me, but it was only at the beginning: - inhuman figures! inhuman figures! inhuman figures! - he repeated three times.
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