Mi hermano, que bonito, los cañoneros.
Bueno, si, los carúpaneros como yo hacemos décimas desde chiquitos, con cierta facilidad, porque nos formamos improvisando en canto de galerón, tanto en el galerón como en el aguinaldo; tú sabes, contrapunteando.
Aunque se va perdiendo un poco la práctica, con unos traguitos encima la cuestión va saliendo.
Mi papá, que aún está vivo, en enero cumple 100 años, es capaz de hablar en décimas con una gran facilidad, es decir él te puede ir contando una historia en décimas así como si nada, y todo improvisado.
Últimamente hago décimas para mantener la mente activa, como un juego.
Una máxima de esos viejos galeronistas de carupano, era que no solo era importante rimar sino versar, refiriéndose a la calidad poética de la décima.
Es realmente difícil para mí hacer una décima que cuente que rime bien y que verse.
Bueno mi amigo querido,hasta luego y gracias por tus comentarios.
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¡Siempre un placer tener estos diálogos contigo! Falta uno en vivo y en directo, preferiblemente acompañado de esos traguitos que te faciliten el verso... 😉
¡Un abrazo!