Ayúdame se han vuelto cortantes como un bisturí en mi carne / relato

in Literatos2 years ago

Por favor, escúchame...


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Fue un poco difícil para ambos, porque tuvimos que trepar por una puerta rota en la que colgaba un oxidado y tenebroso letrero de advertencia, luego descubrimos un océano de púas, no había otra opción que continuar y cruzar aquel infernal lago de espinas que desgarraba nuestras carnes a cada paso. Me atrevo a decir que precisamente esa noche fue la más oscura de todo el mes de septiembre, ni siquiera la luna fue capaz de acabar con la penumbra que cubría todo, noté que Amelka tenía miedo, lo adiviné por la forma en que se aferraba cada vez más a la pequeña y vieja lámpara de aceite que inventé, ella también se acercaba a mí buscando algo de protección, pero qué podía hacer, si yo también estaba aterrorizado y luchaba para que el miedo no me hiciera perder el control.

Nuestro objetivo era encontrar una salida, ahora que lo pienso no sé cómo empezó todo esto, recuerdo que subíamos con mucha dificultad, con unas ganas tremendas de salir del atolladero, de la angustia desbordante que siento al igual que ella. Amelka tiene 14 años, es muy bonita y asustada, creo que es más guapa, pero nunca le diría un piropo porque se burlaría de mí, de todas formas no es tan importante, me llamo Pablo y soy un año mayor que ella, tengo 15, vamos al mismo instituto, compartimos el mismo gusto por el arte de la ciencia y los misterios de lo paranormal, aunque nos peleamos infinidades de veces somos buenos amigos, nunca nos enojamos de tal forma que nos dejemos de hablar.

En fin, habíamos dejado atrás la verja, las espinas, y aunque caminábamos un poco a ciegas porque la lámpara empezaba a fallar, sentíamos que no podíamos parar y cada segundo que pasaba aumentábamos la prisa. Al mismo tiempo no muy lejos de allí sonó una puerta abriéndose y cerrándose repentinamente, en ese instante miles de pensamientos fatalista llegaron a mi cabeza, supongo que nadie me extrañaría, ya que soy esa clase de chico huérfano sin padres, bajo la tutela de un tío borracho que me desprecia y desea verme muerto, para los demás no represento nada, si muero aquí le haría un favor a la humanidad, mientras que Amelka es diferente, es querida por su familia y por todos, de hecho fue candidata de la feria y consiguió ganar a nivel nacional poniendo muy en alto el nombre del pueblo, tanto que el alcalde le regaló una copia de la llave para agradecerle tan importante logro, la verdad es que ella es increíble y siempre que me mira a los ojos siento algo raro, ternura, como si me pidiera protección, odio sentir cosquillas aquí en el estómago cuando está muy cerca de mí, es algo estúpido.

Minutos después, encontramos algo enorme, a medida que nos acercábamos la idea de que se trataba de una casa se hacía más fuerte, y sí, era una monstruosidad de mansión, la puerta se movía por el viento y chocaba con un extremo de una silla, como si alguien la hubiera colocado así para evitar que se cerrara, no discutimos la idea de volver y decidimos avanzar, estábamos más que dedicados a penetrar en ese lugar, cruzamos sin problemas la enorme sala, al hacerlo encontramos un pasillo a cada lado, Amelka me tomó de la mano y yo no me opuse, ir mirando disimuladamente cada rincón como si no estuviéramos aterrados fue lo más abrumador de todo, no sé por qué, pero sentí que alguien nos acechaba, nuestros pasos eran cortos y hacían crujir el piso de madera. Cuando estábamos por adentrarnos en otro de los pasillos algo pasó frente a nosotros, nos asustamos, recuerdo que jalé a mi amiga hacia mi cuerpo y comencé a mirar en todas direcciones, de pronto mi oído percibió una voz y un nombre "Amelka".

Mi corazón se detuvo y comenzó a latir de nuevo, sentí la garganta seca y traté de no asustarla, era extraño mis piernas estaban paralizadas y pensé que era solo por mi miedo, pero cuando Amelka dijo que no podía moverse el miedo aumentó y sentí que me descontrolaba poco a poco, la bendita lámpara se apagó y un bulto de carne podrida se lanzó sobre nosotros arrastrando a mi amiga, corrí, grité tratando de que su voz me guiara para rescatarla, pero un segundo después únicamente se escuchaba mi propia voz, una voz desesperada acompañada de pequeños gemidos y lágrimas, juro que quería encontrarla, pero me cegaba aún más la desesperación, estaba tan confundido que no podía pensar con claridad y por inercia mi cuerpo se movía. Entonces sentí que algo me golpeaba con fuerza, un dolor agudo en mi clavícula me hizo gritar, una presión en mi cuello, abrí los ojos y la vi, Amelka estaba encima de mí, su sangre caliente resbalaba de su boca y caía sobre mi cara, su rostro era extraño, nunca olvidaré sus ojos grandes y vidriosos, era demasiado para mí y de pronto comenzó a morderme, sus dientes eran afilados y se volvieron cortantes como un bisturí en mi carne, estaba demasiado excitada con lo que estaba haciendo como para escuchar que le rogaba que no lo hiciera, era imposible controlar la situación, Amelka me estaba destrozando vivo, y de repente desperté de esa pesadilla, la misma pesadilla en la que mi amada se materializa devorando humanos, acabando con mi existencia una y otra vez.



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