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Hace unos días me encontré un par de clips entrelazados al limpiar mi cuarto. Parecían una pareja de ancianos que habían muerto juntos, de viejos, y seguían abrazados a pesar del óxido y del tiempo.
No pude evitar sorprenderme por la fuerza de ese abrazo casi inquebrantable, de ese par de espirales de metal entrelazadas la una a la otra, casi sin posibilidad de ser independientes de nuevo.
Me pareció casi romántico, a la vez que fatal, como esa historia de Romeo y Julieta que nos contaron en la escuela. «¡Ay de aquel clip que se entrelace con el clip equivocado porque difícilmente podrá recuperar su autonomía!» me imagine diciendo a la maestra.
Hijo de padres divorciados, me pareció admirable la fuerza que los unía y les impedía despegarse. Y no era solo el óxido, era la forma del abrazo, ese entrelazarse tanto que al intentar separarlos a veces uno solo los enredaba más de lo que estaban, haciendo su unión más fuerte. Como bien dice mi nana, «lo que no te mata te hace más fuerte», o en este caso, lo que no te separa hace tu unión más fuerte.
Pensé en mis padres, y en mis abuelos, todos divorciados. Si hubieran sido como esos clips tal vez nunca se hubieran separado y mi vida fuera distinta.
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Ayer en clase nos puso la maestra a hacer un ensayo sobre lo que queremos ser cuando seamos grandes, y yo puse que quería ser un clip, como los que encontré en mi cuarto al estarlo limpiando.
Cuando me tocó pasar al frente a explicarlo, le conté a mis compañeros de mi hallazgo, y mi teoría de que si fuéramos clips al crecer no nos divorciaríamos tanto. Que seríamos más unidos y felices, y que incluso querer separarnos nos uniría aún más que si lo intentáramos.
Al final hasta me aplaudieron de pie mientras gritaban «¡¡¡Clips, clips, clips...!!!» desafortunadamente la maestra no compartió su entusiasmo y me puso 5 de calificación, y una nota citando a mi madre con la consejera del plantel.
Esa noche, al regresar de la reunión con la señora consejera, mi madre me pidió que le leyera el ensayo, y al final me abrazó muy fuerte, y llorando me dijo «Te quiero mucho mi clip».
Yo creo que algo parecido le habrá pasado a los clips que encontré en mi cuarto y por eso se oxidaron tanto. Tendré más cuidado ahora cada vez que abrace a mi madre cuando este llorando, para que no se oxide nunca y me siga arrullando como anoche que me decía «ya duérmase mi clip».
©bonzopoe, 2021.
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