
Fuente
Leyendo los labios
tanto como de mi mismo.
De tus dedos que acarician
con el filo de cuchillos
y gustan de clavarse
como banderillas en mi espalda.
Desconfío de tu perfume
que hipnotiza mis sentidos,
y de tu pelo que me nubla la vista
como si fuera una persiana
detrás de la cual se oculta el mundo.
Desconfío de casi todo de ti
porque somos lo mismo:
un par de tiros al aire,
balas perdidas que juegan
a la ruleta rusa consigo mismas.
Solo no desconfío de tus labios
y su hambre desmedida.
De tus labios que
quieren comerse al mundo.
De tus labios y su humedad
que nunca miente.


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