Fuente
Me empeño en soñarte en cada sueño de cada noche que tengo, mojando mis sábanas con el deseo de tenerla, pero usted solo se va y se marchita en la larga espera de esa vida de mártir "de monja de clausura", irónicamente decidió casarte para estar sola.
Y así pasan mis días como un gotero gota a gota y usted ocultándose detrás de la marea del tiempo que se agita inevitablemente por la fuerza de vientos huracanados que surgen de repente imprevisiblemente,en esa distancia que la ciega de sentimientos, de borrosos recuerdos que desaparecen, como los colores de los cuadros se hacen transparentes, es la verdad que solo se ve con los años, así de auténtico es, así de dramático y cruento es el TIEMPO, siempre cargado de genuinas pasiones.
Ojalá las palabras pudieran darme lo que no tengo, solo si lo pidiera, solo si lo deseara, pero usted cada noche solo se vuelve cenizas por el fuego del deseo en su propio cuerpo, no lo admite por miedo a sus propias ganas, niega su propia carne, y sus instintos más sinceros, esos que la danza de su moral borracha de prejuicios tacha de impúdicos...
Y se ahoga en su propia lava en esa erupción volcánica de su intimidad, que funde sus propias rocas.
Se miente descaradamente, y se esfuerza por persuadir a su Alma de las mentiras que dice la tinta escrita en un papel, ¡espérame, amor, volveré!, Y usted se vuelve ciega, ilusa en esa vaga y débil esperanza ¿por cuánto tiempo estará su amor, por cuánto tiempo? Unos minutos, unas horas, unos días, unas semanas, unos meses, quién sabe cuánto tiempo, sin ser Amada, ese para siempre que amargamente revuelve sus hieles, en un luto de espera desesperada, que la dejan cada vez sin fuerzas.
Su libertad la entregó a las mazmorras de su memoria.
El invierno la abochorna, y se abraza a sus frías, solitarias y melancólicas sabanas, que más tristezas que deseos le dejan, las recorre tratando de buscar esos aromas que ya se fueron, se va al viaje ancestral de sus sueños que buscan algún consuelo, y el amor es desesperación en su vida porqué no lo tiene, como juró aquel día, en la catedral de piedras frías tenerlo...