—Las maquinas no nos controlan Meg.
—Sigue diciéndote eso Hex —acomode un mechón de mi cabello pelirrojo tras mi oreja —, pero yo seguiré confiando en mi arma.
—No se como te dejan usar eso aún —el detective rubio miro el arma con horror —eso es de bárbaros.
—Tengo permiso —Sonreí como si nada.
—Mudate a Tens Hall —ríe el hombre con preocupación —. Te queda ese lugar antitecnología.
—Sabes por que no puedo —mire por la ventana con melancolía —ella esta aquí.
Mi madre era la razón por la que aun no me alejaba de este lugar tan frío y con maquinas que te limpiaban hasta el trasero. Una hiper vigilancia que te pone los pelos de punta si eres como yo. Alguien dejada al azar como dicen por ahí. Esperan cualquier excusa para prohibir el embarazo natural. Yo no le daré esa excusa.
—¿Meg? —la mano de Hex se movía frente a mi cara —te pregunte ¿por que no has hecho las pruebas aún?
No tenía una respuesta para eso y me aleje a la puerta. Las pruebas miden mi actitud y mis destrezas. Se cree que los azares somos débiles en comparación a los elegidos. Llenos de defectos y enfermedades. La verdad es que tengo miedo que sea así. Hacer las pruebas y que me hallen defectuosa. La puerta automática no me deja salir. Otra vez.
—Dambers, deja de patear la puerta y solo usa tu implante cutáneo.
Ese Jhonson era irritante, pero no tenía el implante. No había querido sumarme a la nueva era de tecnología. Ningún robot iba a meter nada en mi cuerpo, si quiero abrir una puerta ¿que tiene de malo empujarla?
Tuve que esperar quince minutos hasta que alguien salio, la burla de mis compañeros ya no me afecta. No soy yo quien tiene una sonda por donde no les da el sol. A cada paso que doy hasta mi motocicleta solo veo robot con bolsas, niñeras llenas de circuitos y autos que se manejan solos ¿Comó una máquina podría cuidar a un niño y llenarlo de amor? ¿Cuando perdimos nuestra humanidad?
—Mami, estoy aquí —camine hasta su cama viendo con rabia a la maquina que la mantenía viva —. Te ves bonita hoy.
Contemplando su cara solo podía recordar el día que la perdí y no me dejaron liberarla. La Eutanasia no era un parámetro permisible. La ciencia y tecnología avanza a pasos gigantes. Yo solo quiero un cierre. No pude siquiera encerrar a su asesino. Una máquina cometió un error, no puede matar porque no tiene sentimientos. Si los tienen y somos sus juguetes.
De nuevo la puerta del hospital no me dejo salir. Necesitaba fumar y no podía hacerlo a menos de 50 metros de este lugar. Espere pacientemente, así que tuve tiempo de verlo venir. La primera persona que colapso era la que mostraba su muñeca al escáner de la puerta, casi no tuve tiempo de reaccionar para atraparla, pero muchos otros también cayeron. No se levantaron y yo pedí refuerzos. Solo Evans contesto, un tipo rudo de la vieja usanza como yo. El que me enseño todo lo que se. En la comisaria paso lo mismo.
Cuando salí a recorrer las calles el caos había comenzado. Muchas personas se encontraban dormidos en la calle. Los servicios de emergencias no se daban abasto. Los robots seguían en la calle como si nada. Las ordenes fueron dadas y se respetaban. Las tres leyes de la robótica se volvieron basura cuando el primer robot policía mato a un hombre que sostenía el cuerpo de su esposa dormida.
Odio tener razón y que hagan a estos robots a pruebas de balas. La guerra a comenzado y la fría ciudad de cables se teñía de rojo. Soy Megan y al parecer si tengo un destino.
Espero que esta historia les haya gustado tanto como a mi escribirla n.n creo que le di un enfoque diferente a este tema, pero salio así al escribirla.
Está mu interesante y bien contada tu historia. Felicitaciones.
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