Hay un hombre lanzando reprimendas al aire desde el otro lado de la calle. En su mano derecha hay un megáfono y una biblia recubierta de cuero sintético ocupa su mano izquierda. Una prostituta con la sombra del afeitado matutino pasa por su lado. El hombre desvía la mirada. Ella se ríe y le lanza un beso.
Hacia el norte diviso a los motorizados que intentan conseguir las últimas ganancias del día. Uno llega sobre una moto extremadamente ruidosa. Intento que no me moleste. Al acercarme noto que todo huele a cigarrillos. Ya no soporto ese olor. Estoy seguro de que uno de ellos está alcoholizado. Otros dos me dejan con dudas. Bueno, no es mi problema.
La panadería de la esquina está hasta el tope. Hay un intenso bullicio viniendo de allí que se funde con el ruido de los motores que recorren la avenida. Pensé en comprar una golosina, pero no vale el tiempo. Tengo un tren que tomar en el subterráneo y sería bueno llegar temprano a casa .
Juraría que esas escaleras mecánicas estaban funcionando esta mañana. Hay una banda amarilla en la entrada y una larga fila en la escalera regular. Escucho más y más voces deformarse mutuamente mientras avanzo. Es lógico. Estamos en hora pico. A veces me gustaría tener un horario diferente solo para poder evadir esta molesta rutina. Todo el tiempo me toca soportar empujones, apretones, y un ocasional pellizco anónimo en una nalga. Sí, son cosas que me gustan, pero no en el puto metro.
A estas alturas debí esperarlo. No ha sido un buen día y no hay razón para que termine bien: el tren está bastante retrasado. Mi abdomen ruge y siento el aire pesado, caliente, plagado de humedad y tantos malos olores que se anulan entre sí. Debí haber comido algo antes. Mi cuerpo pide comida mientras mi mente me dice que no es buen momento.
El viento que mueve mi cabello me anuncia que el tren está cerca. Empiezo a escuchar sus ruedas sobre los rieles y me preparo para que me hagan entrar por la fuerza. Suena el chirrido frío de los frenos y de abrupto cierran. En un segundo abren las puertas. Entro al vagón sin entender como pude evitar pisar a alguien en el proceso. Supongo que no importa la manera, ya estoy a bordo.
El tren arranca y en cuestión de un minuto colma mi paciencia. No pido silencio, ¿pero un poco de paz es posible? No logro alcanzar el bolsillo de mi chaqueta. La solución para toda esta locura está allí. Un poco más… ¡la tengo! La caja de mis auriculares es lo suficientemente pequeña como para sacarla entre este laberinto humano.
De acuerdo, ya están en mis oídos. Ya eso ha reducido el ruido significativamente, pero sigue siendo igual de molesto. Solo falta un paso más, pero mi teléfono está en el otro bolsillo, y ese sí que ha quedado en una posición comprometida. No logro mover el brazo por debajo de mi hombro. Pude haber usado el otro, pero esa oportunidad se cerró con la enorme humanidad del tipo que está frente a mí, y no creo que él tenga la opción de dejar de estorbarme en este momento.
Ya no sé que hacer. En cada estación parece que solo quedamos más comprimidos. Supongo que debo esperar hasta que baje de este anillo perdido del infierno de Dante. A menos que…
—¡Hey, Google! —¿lo dije muy alto?… ¿Qué más podía hacer? —Play Of Monsters and Men.
Hay una guitarra ligera depositando melodías en mis oídos. Eso era lo único que necesitaba. Siento que mi cuerpo pesa 20 kilos menos y mi cabeza ahora tiene la mitad de su tamaño. Todo ha perdido ese semblante hostil y abrumador que tenía hace un minuto. Sé que el estrés solo está por ahí escondido en mis profundidades, pero podré lidiar con él más tarde sin estar en el terreno bajo.
Dos canciones y cinco estaciones después, llegué a mi estación. Al salir del vagón el calor dejó de ser un problema. Estas escaleras sí funcionan. ¡Y mira la hora! Al menos llegué a tiempo. Incluso puedo desviarme a la panadería que hay a una calle de aquí. No solo compraré una golosina, también compraré mi cena. Y una malta estaría bien para variar.
¡Ufff! Este álbum… My Head is an Animal. No lo escuchaba hace mucho. Es una verdadera obra maestra. Creo que es una buena oportunidad para escucharlo completo. A ver si logra recargar mi paciencia para volver a hacer esto mañana.
La noche y Taylor:
•Reencuentro casual
•Tarea pendiente
•Un poco de aire fresco
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