Las Memorias de Roe - Relato

in Literatos3 years ago


Fuente: Pixabay

Las Memorias de Roe

¿Cómo le voy a contar esto a mis amigos, a mi familia?

Esa era la pregunta que Roe se hacía todas las noches. No había momento alguno en el que no pensara en cómo iba a decirles la verdad. No quería parecer una farsante, aunque había fingido ya por muchos años, y aun así las bromas sobre su identidad no habían cesado. Incluso su mejor amigo bromeaba con eso, aunque ella lo negara y simplemente riera por los comentarios. Pero por dentro, Roe moría por decir la verdad, por contarlo de una vez y ser libre de la carga que la hundía cada día de su existencia.

Todo comenzó durante la pubertad. La familia de Roe siempre fue de mente abierta, y muy bromista. La tía Joan era la que más hacía comentarios acerca de los gustos de Roe, siempre había alguna risita o algo que de un modo u otro, hacía que Roe sintiera un golpe en su estomago. A veces se volvía muy irritante escuchar todo lo que decían sobre ella, aunque hubiera algo de verdad en ello.

Cuando las primas de Roe presentaban a sus novios, y ella no llevaba a nadie a las fiesta de fin de semana, todos se preguntaban por qué era que no había algún chico en su vida. Y cuando Roe pasaba mucho tiempo con sus amigas, los irritantes comentarios se hacían mucho más audibles. ¿Acaso es lesbiana? Era una de las preguntas más frecuentes entre los miembros de la familia. Lo que nadie sabía acerca de Roe era sobre la pesadilla que estaba viviendo. Tener dieciocho representaba un reto para ella, sobre todo cuando imaginaba lo que tendría que soportar cuando dijera que tenía una novia.

Jude era especial para ella, era una chica tranquila, que a simple vista parecía la chica perfecta que cualquier chico querría de novia; era alta, con hermosos ojos azules y un cabello liso que Roe amaba acariciar. Era exasperante no poder estar con ella públicamente. Las dos iban a la misma escuela, y hablaban de lo que harían en un futuro imaginario que cada día se aproximaba más.

Entonces pasó. El día otoñal que prometía ser soleado y tranquilo, se convirtió en la tormenta más potente que había azotado en la vida de Roe. Todo comenzó en la escuela cuando un par de chicas las atraparon en los baños que creyeron haber cerrado. Las burlas no se hicieron esperar, y los comentarios homofóbicos de sus compañeros eran crueles y desgarradores. Jude no pudo soportar y se fue llorando a casa, dejando a una Roe completamente frustrada, confundida y triste en los pasillos de la escuela. Todos se enterarían, era cuestión de tiempo.

Y el tiempo solo se hizo corto. Sus primas se enteraron, a lo que a eso le siguió que sus tías y sus padres también se enteraran. Su madre no lo tomó nada bien. En cuanto llego a casa la esperaba una sonora bofetada que hizo que el cuerpo de Roe se estremeciera. Su madre podía llegar a ser muy cruel, y su padre continuó el ataqué al prohibirle verse con aquella chica o sino tendría que largarse. Desconsolada y sin saber qué hacer, se fue a su habitación.

Deseaba tener a Jude con ella, que sus padres hicieran acto de lo que pregonaban y aceptaran como era su hija, pero todo iba a peor. Al día siguiente fue la comidilla de todo el instituto, y para empeorar su estado de ánimo, Jude no había ido a clases. Estuvo sola por horas, hasta que se decidió a preguntar en la secretaria si había ocurrido algo con la chica de ojos azules, y la respuesta a eso le rompió el corazón.

Ella se había ido. Sus padres llamaron para avisar que no volvería y que luego ellos irían por el papeleo. Roe no sabía qué hacer, todo le parecía injusto. No concebía la idea de estar lejos de la chica que había cambiado su vida. En ese momento sintió odiar al mundo entero y quería encerrarse en la privacidad de su habitación, solo que se encontraba en la escuela.

Al llegar a casa, sus padres seguían sin hablarle, y eso lo agradeció en su momento. Sin embargo, al entrar a su cuarto se encontró con la tía Joan. Roe solo esperaba una mueca de desagrado, pero ese no fue el caso. Su tía le sonrió y le extendió la mano para que se acercara. Al hacerlo, esta la abrazó fuerte y eso la reconfortó sobremanera. Sus lágrimas empezaron a caer pronto.

_ ¿No te doy asco, tía Joan?

_ Claro que no, cielo. Escuché lo que pasó y no tienes que preocuparte, vas a estar bien.

_ Mamá y papá me detestan –dijo entre sollozos-. Y ella se ha ido.

_ Lo siento, pequeña –dijo su tía con empatía-. Pronto te darás cuenta que la vida puede ser dura, pero siempre hay un lado positivo.

_ ¿Por qué me dices esas cosas? –ella estaba confundida.

_ Porque supe que te gustaban las chicas desde hace mucho. No te avergüences de quien eres, Roe.

_ Es difícil.

_ Pero no imposible –ella le sonrió de forma cálida-. Mi puerta siempre estará abierta para ti. Piensa en eso.

La tía Joan le dio un último abrazo a Roe y la dejo sola en aquella habitación. Ella tenía razón. No tenía que sentir vergüenza de lo que era, por el contrario, sería fuerte para enfrentar al mundo.

No supo de más de Jude, salvo que se habían mudado. La decepcionó ver que no hizo nada por enfrentarse a sus padres, de no luchar por estar junto a ella. Pero eso solo serviría de experiencia para Roe. Con los días comprendió las últimas palabras de la tía Joan y decidió marcharse con ella. Ya era mayor de edad y no había forma de que sus padres la amenazaran con echarla de casa.

Aprendió que la vida tenía altas y bajas cuando se era un adolescente, y que los corazones rotos podían volver a ser reparados por las personas correctas. Eso era algo que le agradecía a la tía Joan profundamente. Con ella no tuvo que ocultarse nuevamente, y sorpresivamente le alegraba mucho estar con la persona que mas bromeaba sobre su sexualidad. Roe había vuelto a nacer y con ella nuevas cosas iba a aprender.


@itsjunevelasquez