Abrí mis ojos en una noche helada, la densa niebla cubría el cielo y la mayoría de los árboles que me rodeaban, después de un par de intentos fallidos para incorporarme logré sentarme y recostar mi espalda sobre el tronco de un árbol, todavía estaba débil, me sentía aturdida y un poco mareada.
Parecía mentira que por fin ese maldito aislamiento había acabado, realmente dudé si era libre, mi inconsciente pedía a gritos que huyera, pero yo sabía que después de todo lo vivido ya nada volvería a ser igual. Por supuesto que no había nada de libertad luego de saber sobre su existencia, lo que hacen con algunos humanos, el tiempo que invierten jugando con tu cuerpo y mente. Sin quererlo me quedé dormida algunas horas más pero por suerte pude despertarme antes del amanecer, sentía que ya era lo suficientemente fuerte para irme de ahí e intentar volver a casa, después de mucho, las emociones comunes que solía tener emanaron de mí, entre lágrimas logré levantarme y tambaleando di un par de pasitos chuecos; ahora solo podía pensar en mi esposo… ¿Cuánto tiempo pasó en la tierra desde que me raptaron? ¿Pensará que estoy muerta?
A duras penas salí del bosque, sentía como me deshidrataba mientras caminaba, cuando estaba próxima a la carretera pude percatarme de un cuerpo totalmente desnudo tumbado a unos pocos metros del pavimento, era otra víctima de aquellas criaturas extrañas –pensé, en todo ese tiempo nunca conviví con ningún humano pero siempre tuve las sospechas de que no era la única raptada allí. Saqué fuerzas de donde creí ya no tener para auxiliarle lo más rápido posible; al llegar vi que era una mujer, estaba boca abajo sin una pieza de ropa.
¿Por qué no tiene este horrible enterizo gris que llevo puesto, estará muerta?
Parecía que sus prácticas acabaron con esta pobre chica.
No se escuchaban ruidos en la carretera, ningún vehículo transitaba cerca, entendí que era muy difícil que alguien nos ayudara a salir pronto de esa zona, así que preferí mover su cuerpo e intentar salvarle la vida, si es que aún seguía viva. Ya de cerca pude notar que respiraba, pero la terrible sorpresa que me llevé al girarle me dejo atónita por algunos minutos. No podía creer lo estaba viendo, era el mismo aspecto y contextura, parecía tener mi misma edad. Hasta le habían adaptado el mismo peinado que llevaba el día de mi secuestro.
Entonces empiezo a recordar aquellos tanques gigantes en uno de los cuartos en los que tantas veces me experimentaban, esto no era una coincidencia, no era una gemela ni alguien muy parecido a mí. Esos perversos seres extraños me habían clonado, con sus pruebas y experimentos desarrollaron a mi imagen y semejanza aquella cosa. Ahora solo podía sentir cómo el terror y el desagrado invadían mi ser, supe que nada volvería a ser igual pues solo pensaba: ¿Qué sucederá si la dejo vivir? ¿En qué voy a convertirme después de esto?
Imagen de Pixabay
Rincón literario
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