¡Saludos cordiales amigos de @Literatos! Espero que hoy se encuentren bien. En esta oportunidad compartiré con ustedes una pequeña historia que escribí anoche, espero que les guste. Es un inmenso placer escribir en la plataforma @Hive.
Estaba sentando en esa silla aquella mañana cerca de la fuente, solía mirarlo a lo lejos mientras leía mi libro favorito acompañado de mi spresso.
Todos los días a las 9 de la mañana nos encontrábamos en el mismo lugar sin previo acuerdo, mi cabeza daba vueltas con ideas locas de cómo acercármele para hablarle de mi libro, o de preguntarle cómo le fue en el campamento la semana pasada. Pero en cada paso que daba para llegar a él, me interrumpía Carlota, mi hermana menor que recién bajó del carrusel – esta mañana me tocó cuidar de ella porque mamá tenía doble turno - ¡hermana, hermana! Quiero ir a casa, estoy muy cansada- ¡Escogiste el peor momento para quererte regresar Carlota, gracias!
En fin… misión fallida, espero que en esta ocasión Max y yo podamos hablar.
Ya hace una semana que no lo veo en aquella silla junto a la fuente, lo primero que pensé fue… otro campamento sorpresa. – sus padres son impredecibles y cada semana antes del verano hacen un viaje familiar para nuevas aventuras- El lugar está vacío si él no está ahí sentado, mirando fijamente el panorama, de niños me contaba que le gustaba mirar el arte de la naturaleza, el contraste de colores en el cielo con las nubes, y amaba cuando el sol se ponía. Ahora que crecimos no hemos tenido tiempo de charlar como solíamos hacer, nuestra relación se fue disolviendo con el tiempo debido a que me fui de la cuidad por unos años siendo aún una niña… Las despedidas nunca fueron mi fuerte así que nunca fui a despedirme, pero supongo que fue la peor decisión que he tomado.
Quisiera decir “lo lamento”, quisiera verlo una vez más, quisiera decirle lo mucho que lo extrañé y poderlo abrazar -¡Espera! ¿Qué ruido es ese en mi ventana? - ¡Sharon, Sharon!- No podía creer la voz que estaba escuchando, pero si es ¡Max! Vino por mi… -Sharon ¡despierta! – Oh mamá… estaba a punto de abrazarlo, ¿por qué me arruinas el sueño? - ¡Insolente!, ve a alistarte que hoy es tu primer día de escuela, y alista a Carlota para su clase de natación.
Saliendo de camino al instituto de mi hermana, pasé por la fuente, donde Max solía sentarse y al volverme estaba justo a tres metros de mi… ¡era el momento, es… ahora! – primero con un “lo siento” no puede faltar mis disculpas, o solo iré al grano – Cuando me acerque él solo me dijo: ¿cómo has estado? El pasado quedó atrás tu madre me explicó todo horas antes de que se marcharan de la cuidad en aquel entonces, te perdono. - ¡Que afortunada me siento de haber escuchado tales palabras! Ahora me doy cuenta de que Max siempre ha sido un gran amigo.
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Muy buena historia, supiste darle un magnífico desarrollo en cada palabra.