La madre analfabeta (Relato corto)

in Literatos2 years ago


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La madre analfabeta


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Uno de los recuerdos más nítido que tengo de mi niñez es cuando mi madre, cada noche, me leía un cuento de hadas. Mi padre había muerto y habíamos quedado las dos solas en aquella casita de barro ubicada en lo más alto de una colina. También recuerdo aquella mañana en la que me mandó a vivir a casa de mi madrina para que comenzara a estudiar. Recuerdo que todo el viaje lo hice llorando.

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Desde que aprendí a escribir, comencé a escribirle cartas a mi madre y se las daba a cualquiera que fuera al pueblo donde ella aún vivía. Siempre esperé una carta de vuelta, de mi madre, pero esa carta nunca llegó. Tampoco tuve una visita de ella. Mi madrina me decía que tal vez mi madre no tenía tiempo y que era muy difícil bajar de aquella colina. Muchas veces llorando me quedé dormida.

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Hubo un momento que dejé de escribirle al ver que nunca me respondía y me dediqué a estudiar, para ser alguien importante en la vida. Pero siempre, por una u otra razón, recordaba aquellas historias que mi madre me leía y que me hacían soñar con mundos posibles, diferentes y llenos de fantasías.

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Pasaron los años y me enteré que mi madre estaba enferma y que me requería. Cuando llegué al hospital, estaba dormida. Como necesitaban algunas cosas, debí subir a la casa de la colina. La casa estaba intacta, igual a como cuando yo era niña. De repente vi el libro que mi madre me leía y cuando lo abrí, mayor sorpresa: las páginas estaban vacías! Al llegar al hospital, le conté a mi madrina y ella apenada dijo: tu madre no escribía ni leía, era analfabeta y las historias que te contaba, las inventaba ella, solo para verte feliz y sonreída.


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HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS

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¡Conmovedora historia! Esa madre practicaba algo que ha ido desapareciendo en la población actual: la de volver a contar una historia guardada en la memoria porque antes la escuchamos o la posibilidad de crear sobre la marcha una (esto último quizás sea más difícil). Pero todavía, esperemos, deben quedar algunas madres de esa vieja estirpe. Un abrazo, @nancybriti.

Tú te imaginas, José, que se retomara la práctica de contar historias? Seguramente estaríamos hablando de una generación muy distinta a la que tenemos! Abrazos

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Inmensamente agradecida, amigos!

Esa madre hubiera encajado perfectamente en la piel de los antiguos troveros y narradores de historias, que iban por los pueblos y ayudándose de símbolos gráficos (que al fin y al cabo, es un lenguaje universal) ayudaban a la comprensión del pueblo analfabeto y constituían una forma de acceso soterrado a la cultura. En el año 2010 tuve ocasión de conocer en Soria a una mujer, que todavía utilizaba este método para contar a los visitantes, la historia y los milagros de una iglesia y una Virgen muy populares. Como la madre de tu cuento, por entonces estaba ya muy enferma. De cualquier manera, es una historia conmovedora, que también nos deja como moraleja que en ocasiones, las apariencias engañan. Abrazos

Me hubiese gustado conocer esa mujer y escuchar de ella alguna historia. Estas personas, acostumbradas a relatar historias, hablan no solo con la palabra, también con los gestos, la mirada. Bendita sean todas las personas que hacen de la fantasía su vida. Abrazos para ti, Juan!

Me encanta tu historia... Se nutre de una larga tradición de contadores y creadores de mundos,capaces de inventar hasta y un idioma y dos universos con tal de ver sonreír a los suyos. Pero me gusta mucho como la cuentas tú aquí. Siempre un gusto leerte, paisanita querida. Un abrazo.

Amigo, tiempo sin saber de ti. Tienes el don de hacerme sonreír. Abrazos