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Corría por unas escaleras que daban directo a los dormitorios, ese día se irían del país y ella, ella estaba tan emocionada que había gritado de la alegría.
Su hermano mayor había conseguido un trabajo estable e irían por un tiempo a visitar, ir a hacer turismo era algo que le ilusionaba.
Se coló a la habitación de su otro hermano mayor y comenzó a revisar sus cosas.
Cómo no se irían por mucho tiempo, las cajas no hacían falta, pero su hermano, por alguna razón, tenía una caja de "cosas cutres".
Él había salido a la tienda a comprar algo, y como la curiosidad mató al gato... ella comenzó revisar.
No había nada fuera de lo común, sólo fotos enmarcadas, cartas y... ¿Cartas?
Él no era de darlas, pero era muy raro verlas allí, hasta que se dio cuenta, por su letra a manuscrito que no era la suya, sino la de alguien más.
Y más abajo había un diario, lo abrió comenzando por lo último escrito y se percató de que esa tampoco era su letra.
De hecho, eso no era un diario como había pensando en un principio, sino los apuntes de alguien más.
«Si empezamos de nuevo, desde cero, ¿Crees que nos irá bien? ¿Crees que él lo aceptará?»
No entendía nada, así que retrocedió, retractándose de haberlo hecho.
Si ella fuera otra persona, se burlaría de su hermano por guardar todas esas cosas que giraban en torno a una sola persona, a aquello que había amado y que se había ido con alguien más.
En la última página del cuaderno decía: ''Siempre lo supe.''
Eso sólo le hacían cuestionarse el por qué su hermano Donatien había decidido guardar todo eso.
Y en las cartas sólo se leía, una y otra vez el típico "Necesitaba pensarlo." ¿Pensar qué? Bueno, esa pregunta tal vez no tendría respuesta por un tiempo.
Allí había mucha información sobre dos personas, el traidor y la persona con quien fue traicionado, una mujer... la cual ella conocía muy bien.
Se suponía que era la mejor amiga de la pareja de su hermano... O tal vez más.
La puerta, que yacía entreabierta, fue empujada hacia adentro y el joven divisó a su hermana menor hurgando en sus cosas. Carraspeó la suficientemente fuerte como para que la menor le oyera, pero estaba tan inmersa que ni siquiera reparó en su presencia.
Le pareció levemente jocoso, no le molestaba el verla allí, al fin y al cabo, no era cotilla.
—Desireé, ¿Qué se supone que haces allí?—inquirió. Se cruzó de brazos y cerró la puerta, se apoyó en ella y su hermana, con los ojos bien abiertos volteó a mirarlo.
—Eh-eh...—quedó pasmada, como si estuviese petrificada, con sus manos temblorosas decidió dejar todo lo que había tomado dentro de aquella caja.
—¿Qué tanto leíste?
—¿Todo?—balbuceó, aunque había sonado más a pregunta que a una afirmación.
—Ya qué...—suspiró. —Te perdono.—caminó hacia ella y puso su mano izquierda en el hombro de la menor, sonriéndole.
—¡¿En serio?!—exclamó, sonriendo ampliamente.
—O eso quisiera decir, pero hurgar en cosas ajenas está mal, Desireé, así que... tendrás que cumplir un par de tareas y luego, te perdono.
Y la tarea era enterrar aquella caja en la noche, su viaje familiar sería al día siguiente, así que la hizo cavar hasta tener un agujero considerable. Considerable según él.
—Y ahora, la explicación del plan maestro.—espetó. Él yacía sentado en la hierba, mirando a su hermana colocar la caja dentro del agujero que había cavado. —Calla y escucha atentamente.
Él siempre había sido algo dramático, por ello dejó su tarea y se apoyó en el mango de la pala.
—Verás, como sabrás tenía una pareja con la que hice planes de escaparme y esas estupideces de enamorados adolescentes, ¿No?—explicó, moviendo su mano al mismo tiempo que hablaba, sin expresión alguna.
—¿Te refieres al que te engañó?—inquirió Desireé.
Aquello lo molestó levemente por lo que chasqueó la lengua, pero sabía que no lo decía con mala intención.
—Calla y escucha.
»La cuestión es que también le prometió desde hace algún tiempo a su mejor amiga escaparse y me engañó con ella, ahora bien, ella lo engañó a él conmigo, y mientras yo le prometía a ella huir, casarnos y esas estupideces, hablaba con él para volver, el punto es que ambos se reunirán mañana aquí, creyendo que se encontrarán conmigo, y dejaré un pañuelo sobresaliente para que lo puedan encontrar y listo, pareja destruida.
—¿Donatien... luego de eso, ¿Te sentirás bien? Digo... ¿No te duele?—inquirió, dejando caer la pala. Sus ojos brillaban, tal vez porque le preocupaba la respuesta en sí, pero ésta llegó, y no fue lo que ella esperaba.
—Duele, Desireé, claro que duele, pero así ellos podrán sentirse como yo lo hago, algún día lo entenderás, tal vez no como yo... de hecho la venganza me parece estúpida... pero sólo quiero que alguien se sienta como yo, creo que es una necesidad humana, algo que ha todos se nos ha pasado por la mente alguna vez... el hacer pagar a las personas como si tuvieran una deuda con nosotros. Eso es todo.
Hola, ¿Qué tal va todo? Hace unos cuantos días que no podía publicar, se me había acabado el poder y desde entonces me decía que no tenía, y Hive no me había dejado publicar.
Pregunta random, ¿Han visto Tenki no Ko (La chica del tiempo)? Ayer la vi y lloré casi toda la tarde.
Dejando eso de lado, ¿Les gustó? Espero hayan disfrutado la lectura, y, si no se me acaba el poder, tal vez publique algo mañana y comente un poco, pero bueno, ¡Chao-chao!
muy interesante
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