Concurso de minicuentos en homenaje a Cortázar de Literatos | «Trueque fucsia».

in Literatos3 years ago (edited)

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¡Hola, comunidad!

Espero estén teniendo un feliz día.

Después de un largo hiato, quiero compartir con ustedes mi entrada al Concurso de minicuentos Lo fantástico en lo real, en homenaje al escritor Julio Cortázar, iniciativa llevada a cabo por la comunidad de @hive-179291 (@es-literatos) y patrocinada por @theycallmedan, en homenaje al aniversario del natalicio del autor argentino, nacido el 26 de agosto de 1914, y como estimulo a la creación y promoción literaria en español en #Hive, para la que escribí un minicuento titulado Trueque fucsia.

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Imagen publicada por Chakkree_Chantakad en pixabay.com.



Trueque fucsia

El vapor nocturno que descendía por el techo de zinc, hacia percibir un doble vaivén de la hamaca que se encontraba suspendida en un rincón. Sobre el algodón tejido, reposaba la figura de veintitantos años de un joven cubierto en sudor; mientras el ladrar de un perro imitaba a los truenos en una noche sin nubes.

-¡Silencio, Tango! ¡Que la fiebre y tus alaridos no me dan respiro! Era preferible quedarme en el batallón para que se me curara la pierna. -Dijo observando la herida de bala bajo su rodilla.
Se volteó sobre su lado derecho agarrando una jarra de peltre que volcó sobre un vaso de aluminio, donde no salió nada.
-¡Bah, me quedé seco!

Miró hacia la cocina buscando agua, y sus ojos se encontraron con dos manos abrazadas a una pequeña olla sobre la cocina.
-¿Qué es eso? -Dijo para sí.
Las manos huyeron de inmediato.
-¡¿Quién anda ahí?! -Exclamó al sentarse.
Tomó una chancla del suelo y la lanzó hacia la cocina.
-¡Sal de ahí!
Unos ojos color fucsia se colaron a través de los bordes de la hamaca, acompañados de unos largos brazos, pies cortos y piel de serpiente, que lograron asomarse detrás del mesón de barro.
-No me lance al perro, por favor. -Alcanzó a decir la tímida figura.
-¡¿Qué quieres?! -Preguntó con pavor.
-Solo vine por un poco de café.
-¡Vete!
-No le voy a hacer nada.

El diminuto ser se acercó al hombre, quien temblada del susto. Colocó su mano sobre la herida maltrecha, cerró los ojos y guardó silencio. Luego, se dirigió a la cocina y se sirvió un poco de café, desapareciendo detrás del mesón.

Por la puerta entró una mujer con el semblante acelerado.
-¿Qué pasa, muchacho? Pareciera que hubieras visto un espanto.
-No me lo vas a creer, maíta.
La mujer de manos con olor a orégano, se dispuso a tomarle la temperatura.
-Se te bajó la fiebre, ese fue el guarapo de sauco.
-Alguien vino a buscar café.
-¿A esta hora y con este calor?
-Sí.
-¿Y quién sería ese?
-Un duende, maíta, un duende.

Fin.


Espero este minicuento haya sido de su agrado y cumpla con las bases establecidas para el concurso. Cabe mencionar que estoy por demás agradecida por esta oportunidad.

¡Hasta un próximo encuentro!

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¡Gracias por la iniciativa y por el apoyo! ♡

Me encanta que hayas vuelto y me encanta este cuento con un duende. Me hizo recordar la anécdota de mi amigo Ronny.

¡Qué bueno que te haya gustado! ¡Me encanta! ¡Gracias por el apoyo, @canitas!


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