EL GRANJERO DE LOS MANGOS
CONTENIDO ORIGINAL EXCLUSIVO PARA LA COMUNIDAD DE HIVE
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PARTE 2
Ahí se acercaron a mis mangos, son tres. Uno bajito que creo haber visto antes, uno con cara de cicatriz y el alto flaco, de franelilla, que parece ser el líder. Ya verá, por estar liderando, ya verá. Es esta sensación otra vez, esta ansiedad, siempre que vienen ladrones me pasa. El saber que los cortaré y asesinaré, me alegra, me pone de buen humor JAJA, ¿será que si soy loco? No, yo no estoy loco, loco era mi primo Edgar.
Están llegando a la mata de mango, saben precisamente cuáles son los mejores, lo pagarán muy caro. Debo dejar que se acerquen, que no tengan miedo, que se sientan seguros para que les sea más dificultoso huyendo justo cuando los intercepte. Dejo que el líder se coloque a lado del tronco, y empuja con sus manos hacia arriba al bajito que creo haber visto antes, que se monta entre las ramas para agarrar los mangos de mejor tamaño.
Por otra parte, está el de la cicatriz, que mira hacia mis aposentos a ver si nota algún movimiento, pero está todo apagado, como si no hubiese nadie. Pero si hay, están Muñeca y Leticia, mi rifle Mannlicher S - 375 H&H modelo clásico, y también estoy yo. Esperando que esté todo perfecto para atacar, con mi afilada hoja plateada con la que maté a Clemente aquella vez.
Ya todo parece listo, están incluso distraídos, el estúpido que se cree líder se ha descuidado solo para indicarle al bajito que creo haber visto antes, cuáles mangos agarrar, y el moreno ahora piensa que las hojas que se corren con el viento son pasos, pero no se atreve a decir nada, tiene miedo, me encanta, porque no sabe todavía lo que es tener miedo.
Me acercaré calladamente hasta la mata principal, mis perras se van separando y dividiendo sus caminos, están bien entrenadas. Atacaré al líder, Muñeca sabrá qué hacer con el de la cicatriz. Ya viene, viene el momento en el que por fin acabaré con estos malditos ladrones. Solo debo esperar un instante más, cuando estén cerca, lanzaré un tiro a la pierna del miserable líder para luego cortarlo en pedazos. Ya verán.
Preparo mi rifle, ya cargado, debo usarlo con mucho cuidado porque si disparo por error, podría ahuyentar a los ladrones y escape mi chance de matarlos a todos como quiero. Pero está listo, todo está preparado y la noche lo sabe, la luna se ha puesto más brillosa para iluminarme lo necesario. Los grillos se han callado para ver el show, la noche se ha puesto en silencio, ya Muñeca está preparada para buscar al de la cicatriz, y yo listo para disparar al flaco de franelilla.
Tengo mi dedo sobre el gatillo, cierro mi ojo izquierdo, y con el derecho, cálculo pegarle más menos a la altura de las rodillas, acaso disparé, Muñeca saldrá corriendo a atacar directamente en el cuello al estúpido de la cicatriz. ¡BOOM! ¡AHÍ ESTÁ, LE DI!; mientras corro hacia el ladrón, veo como el estúpido del bajito se cae de la rama y Leticia va directamente a él, yo me acerco al líder, que no pude darle en las rodillas, pero si en la espalda, ha quedado inmovilizado como quería, grita sin cesar, JAJA, y lo que le falta gritar, la noche está comenzando.
Volteo hacia Muñeca y la veo mordiendo tranquila, la sangre que se desborda brillosa en la tierra me hace entender que pescó la yugular. El de la cicatriz está temblando, como delirando, y sus últimos intentos de hacer resistencia se desgastan, deslizando sus manos ensangrentadas en el pelaje de mi fiel perra, morirá pronto, así que las perras se comerán a ese primero.
Al bajito debo darle rápido en la pierna, ha quedado acorralado entre Leticia y unos matorrales espinosos, disparo inmediatamente, ¡BOOM! y cae al suelo quejándose de cómo se quebró su rodilla al mismo instante que dispare hacia ella. Se siente la pólvora quemada en el ambiente, y los animales de la noche se han puesto inquietos de nuevo. Pero ya están atrapados estos ladrones, y no podrán correr hacia ningún lado.
Corro hacia el lugar donde me escondía y busco mi mecate, estas cuerdas son irrompibles. Amarro primeramente al líder, y lo arrastro hacia el taller, en donde han muerto ya varios ladrones. Después vuelvo hacia el de la cicatriz, que está inmóvil, pareciera que está muerto. Es de entender luego de ver como le quedó el cuello.
Termino de arrastrar al otro dos que queda vivo, aunque el líder ya está balbuceando por el tiro que le di, tendré que apurarme con él, y me divertiré con el bajito, que no para de gritar por su rodilla. Mientras tanto, siento como ambas perras traen al degollado cuerpo del cicatrizado arrastrado por los pies, mis perras sí que entienden, cuando terminen de comer, tendré que enterrar a ese.
Mientras escucho como se despelleja la carne con las que mis perras están comiendo, yo saco mi machete para acabar con el líder de una buena vez. Como buen líder, debe morir primero. Atravieso mi machete entre la cien y la oreja del sujeto, en un golpe seco y tajante, que hizo que su cráneo se abriera considerablemente, y que me chispeara sangre en el cuerpo y el rostro, eso fue normal, lo raro fue sus ojos, que quedaron viéndome después que lo hice. Aunque sea vio algo bueno antes de morir.
Ahora al bajito que está arrinconado en la esquina del taller, gritando del horror y agarrándose su rodilla herida, que se está pudriendo, podría dejarlo amarrado hasta que enloquezca de la fiebre y el delirio por la infección en la herida. Da igual lo que haga con él, no puede salvarse, siempre lo garantizo por si quieren escaparse, puesto que con mis balas tengo una costumbre de dejarlas remojando en el excremento de los cerdos y de las perras, con un poquito de sal y vinagre.
<< Me voy a escapar >>
Sin embargo, morirá, y me divertiré, lo tomo de nuevo por las manos, trata de poner resistencia, pero al patearlo en la herida de la rodilla y al escuchar a mis perras ladras, no le queda más que ceder. Amarro sus manos en las columnas del taller, logrando así que quede guindando, como crucificado, elevado con sus hombros, casi saliendo, desangrándose en el piso y mirándome aterrado. JAJAJA.
Ya sé lo que haré con este, haré lo mismo que hice con mi ex cuñado, cuando quiso venir a culparme por la muerte de mi exmujer. Que si, obviamente, la había matado, ¿cómo no iba a matarla? Si la perra fue infiel en todo momento, aunque eso no me importaba, ella no me importaba, se dejaba torturar y follar cuando quería, pero ¿Cómo se atrevió esa perra a regalarle a su amante varios de mis mangos? ¿Acaso no era para matarla?; era para matarla tres veces, lástima que eso no se puede.
Pero sin dudas eso haré, le haré al bajito que creo haber visto antes, lo mismo que le hice al idiota de mi ex mi cuñado. Buscaré mi pico y se lo clavaré en el rostro, un golpe seco, que atraviese su ojo, sé cómo debe ser. Lo he practicado mucho, a veces, el golpe no es lo suficientemente fuerte, y termino atravesando su cabeza, pero choca contra la parte de atrás del cráneo. Debo superar eso, debe pegar contra la madera, que el golpe no termine de forma chocante sino amortiguado por la madera. Así debe ser.
<<No harás nada, maldito granjero>>
-- ¿QUÉ?
<<No harás nada, ¿piensas que puedes acabar con nosotros? Somos demasiados, entraremos a tu terreno siempre, vamos a robarte todo, desgraciado loco>>
-- ¡No estoy loco! ¡No estoy loco para nada! Tú no conociste a mi primo que, si era un loco, yo no estoy loco. Te voy a matar, deja de hablar o te voy a asesinar.
-- ¡¿Qué?! Como te atreves a decir que no dijiste nada, luego que dijiste que iban a entrar a robarme siempre. Te voy a asesinar, hijo de perra, ya verás.
<<Tú no harás nada granjero de mierda, JAJAJA, te vamos a robar, vamos a entrar, vamos a matar a tus perras y las vamos a picar, después te las vas a comer, será lo últimos que hagas, antes de que te matemos y piquemos, para unirte con aceite y quemarte justo debajo de tu mata de mango, y terminarán quemándose los dos>>
-- ¡NO!, deja de hablar, te voy a matar, tengo que hacerlo, no puedo permitir que te escapes y le digas a tus secuaces, te voy a matar desgraciado. Te voy a atravesar este pico por el ojo, y vas a quedarte sin cerebro, no voy a permitir que nadie le haga nada a mis perras ni mucho menos a mis matas de mango. Y deja de decir que no has dicho nada, te estoy escuchando y te voy a matar, ya es suficiente.
<<JAJAJA granjero estúpido, ya verás, te vamos a buscar una noche de esta, mejor será que no duermas, porque sentirás que te arrastramos hasta este mismo taller y con la sierra eléctrica te picaremos. Después te quemaremos con tu maldita mata de mangos, ya lo sabes, ya sabes lo que te espera, te vas a morir>>
-- ¡CÁLLATE DESGRACIADO!; basta ya. Listo, te voy a matar. Toma, ahí está. ¡PAM! MUERTO. ¿Por qué no hablas ahora? ¿Por qué no dices las mismas babosadas? ¿Eh? Te di justo como quería, el pico ha quedado clavado en la pared de mi taller. Te sangran la nariz y los dos ojos, uno porque te lo he llevado a mirar para atrás y otro de la presión que generó mi golpe, tu cuerpo temblando por los nervios intentando hacer su última reacción, pero estás muerto, y serás picado y dado de comer a mis perras.
Ahora, si se ha callado, también se han callado las perras que con la discusión se alteraron. Está todo listo, los ladrones han muerto, pero debo estar atento, ya sé que vienen más. Hay un complot que debo acabar, y la única forma es defendiendo mi territorio. Quien entre a robar, no sale, no puedo permitir que sepan mis debilidades, ni puedo dejar que dañen a mis perras. NO PUEDO ARRIESGAR MIS MANGOS.
Agarro el cuerpo del cicatrizado para arrastrarlo hacia los huecos que ya tenía preparado para esto, lo lanzo, y lo tapo inmediatamente. Luego hago lo propio con el moreno, que por el hueco del ojo, segrega una sustancia líquida espesa, que imagino debe ser lo que le queda de cerebro destruido. En cuanto al líder, lo he picado bien para que mis perras se alimenten.
La noche y mi asedio han terminado, debo ahora refrescarme, mientras me baño, disfruto ver como se quitan las manchas de sangre de mi cuerpo para una vez más ver la regadera totalmente roja. Y pienso en que esta vez se pareció a la primera vez que asesiné a un ladrón de mis cultivos. Aunque ese robó más lechosas que otra cosa. Pero los malditos también robaron mangos.
Esa vez, pasó lo mismo y utilicé el mismo rifle, pero era uno solo, así que me divertí con él al tripe. Los despellejé por pedazos, y mientras le quitaba miembros del cuerpo, iba amarrando torniquetes para que no se desangrara y así viera como iba quitando las partes de su cuerpo. Además, le di un té que daban en la guerra de Vietnam para que la gente se mantuviera despierta y omitiera el dolor, y así no se desmayara.
Pero bueno, debo estar atento, la noche sigue brillante, mis perras hambrientas y yo listo para acabar a cualquier ladrón. Los acabaré a todo, no habrá ninguno que intente entrar y quede vivo, los voy a matar. Ya lo he hecho con los que lo ha intentado y no fallaré, nunca lo haré.
<<Cállate granjero, vamos por ti>>
-- ¡¿Qué?!...
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