Sin mayor acomodo pensé en detener mi marcha e ir a la tienda que pasaba justo en eso momento por un helado, no puedo resistir el sabor que el sirope deja en mi boca al derretirse suavemente y la textura crujiente del maní al ser mordido, es realmente una pasión la que tengo por esa sensación que descubre mi más íntimo ser y me lleva a recorrer la infancia y revivir momentos inolvidablemente gratos entre mi familia y seres queridos.
Termine el paseo al cual los recuerdos trasladan y proseguía el camino a casa. Unos minutos luego pensé en lo que me esperaba para cenar, recordé que todo lo que tenía en casa era un filete sin compañía, así que dispuse otros minutos para comprar pan, ya en la tienda a las espera de ser despachado y en un terrible pero justo descuidó me di vuelta y tropecé con la mirada bella que en tiempo había visto, me desquebraje mientras caía sin remedio en el café de sus ojos, pues había resbalado en su picardía y aunque sus hermosos labios trataron de sostenerme, no pude evitar perderme allí dentro de su magia, está que hechizo mis sentidos desde ese mismo instante.
Sin conocerla pero decidido a ello, cuál vieja técnica le pregunté la hora de su reloj, cosa que en realidad no importaba pero era justo la llave que abriría la puerta al encuentro. Recuerdo como si fuera ayer, su voz nada delicada, más bien con un tono imponente y firme dijo ( las 4:55) le di las gracias y trate con descaro proseguir una conversa , efectivamente el verbo se dejó llevar y entre palabras y risas disimuladas nos conocimos, pasados unos minutos ya con el pan en mano no quedo otra excusa para mantenerme en el lugar y con gran pesar me despedí para continuar la marcha.
Así pasaron días, semanas y toneladas de pan comprados en la misma tienda a las 4:55 de la tarde con la misión única de tropezar de nuevo con esa mirada de angel, llena de picardía.
Casi con resignación y las esperanzas disminuidas, la vida transcurrió sin más, por unos meses dónde las miradas no tenían sentido y las sonrisas se sentían fingidas sin importar en que momento fueran.
En la mañana recuerdo 2 de enero, sin duda, me dispuse a ir a comprar algunas cosas que faltaban para lo que sería un almuerzo en familia, quería consentir a mi madre y decidí hacer unos ¡gordon blue! Entre las cosas a comprar estaba el queso tipo gouda que tanto sabor imprime a este suculento plato, me detuve de primera mano en la carnicería donde compre el pollo y un jamón que improvise por el tipo ya que lo compre ahumado, pedi el queso amarillo la marca que allí había era de mis favoritas, pague y así pase a la tienda donde compraba el pan, de espaldas a la entrada pidiendo despacho sumido en la necesidad de irme rápido a casa, sentí cuando alguien con o sin intención atinaba con uñas largas mi espalda dispuesta a tener mi atención, volteo con rapidez pues no es casual ni la forma más común de llamar, al mirar encontré aquellos ojos que por tiempo busque, en medio del desespero y anhelos frustrados por los intentos fallidos que daban un salto a lo posible, no sabía que hacer si correr a abrazarla, darle un beso, saludarla en fin pasmado quedé, sin hacer mucho creo entre lo que recuerdo solté una sonrisa tímida que se dejó llevar hasta el saludo grato y amable que ella propinó, sin más excusas me preguntó por la calidad del queso que había comprado y como un secreto le dije en voz baja lo compre en la carnicería de la esquina, y con tono aún más bajo continúe diciendo el de aquí no es muy bueno.
No encontré la forma de mantener comunicación con ella, pues no recordé nunca durante esos pocos minutos que los teléfonos existían, pues estaba perdido en sus ojos, en sus labios carnosos y sus lunares que uno a uno marcaban un universo de estrellas que encantaban mi mirada, ella sin titubeó preguntó ¿Tienes PIN? ( en ese momento el mejor medio de comunicación) tartamudo corrí a busca el número y se lo dicte pensando en la agilidad de las damas cuando tienen un propósito definido.
Desperté de la hipnosis que tuve por momentos y debido al tiempo me despedí sin querer, con un beso suave que iba dirigido a sus mejillas pero que en el camino tropezó y alcanzó el roces de sus labios con gran discreción pero dejando en mi el eterno recuerdo de su suave piel e impregnando mis sentidos del aroma de su aliento.
Me fui a casa enamorado más que antes, mucho más, no recuerdo que tan bueno quedó aquel almuerzo, mi mamá lo disfruto, eso creo, yo por otro lado vagaba en mis pensamientos y las ganas de tenerla cerca y poder disfrutar de su plática irreverente, decidida, firme y perderme en su mirada pícara hasta llegar a su más íntimo pensamiento y descubrir el mar de pasiones que imaginé con tanta insistencia en tiempos pasados.
Llegó la noche y antes de dormir pensé en escribirle un mensaje, así lo hice, le saludé y le pregunté si le gustó el queso, cosa que ahora confieso no me importaba mucho, pero era lo más cercano a una conversación decente que tenía en ese justo momento, su respuesta no se hizo esperar, en medio de las palabras decidido le invite a tomar un café, sin dudar acepto, acordamos al día siguiente y la hora y nos despedimos.
Dormí con la sonrisa más grande que tenía, esperando aquel momento, al amanecer desperté pensando que era un sueño, corrí en busca del teléfono y mire la conversación, había sido verdad lo que yo tanto anhele por meses.
Llegó el momento y no encontramos en una tarde cálida, de clima ameno, ese día fue de gran fortuna, el destino conspiró y hasta mi vehículo me fue entregado, ya en la hora la busque y llegamos al café, dónde compartimos momentos agradables de risas y felicidad, yo con la sonrisa dibujada en el rostro que hoy en medio de este relato pienso en la cara que tendría, terminamos la tertulia y salimos del local montamos en el carro y justo en ese momento ya oscuro las luces de alumbrado público fallaron y quedamos en medio de sombras cómplices de aquel beso que se dejó llevar por minutos dónde la respiración se agitaba sin control y el aroma indescriptible de aquel mágico momento me envolvió, nos separamos sin querer y con poco aliento le pregunté (esperando otra respuesta) ¿te llevo a tu casa? donde ella dijo ¡sí! Y sin más allí en su residencia la dejé, al despedirnos pusimos hora para el café del día siguiente y así cada día hasta que decidimos tomarnos la excusa todos los días a la misma hora.
Ya han pasado años desde aquel beso, y el interés de ese café vuelve a mi todas las tarde en busca de esa mirada que me brinda día a día desde que la magia del destino nos unió!
On my way home in the middle of the bustle of people I walked without thinking that that day I would meet the love of my life, as fate would have it I took a road that I usually discarded for its complex path, I let myself go as if ignoring the long way to go, every second became an eternity and each block was so long that it seemed to repeat the steps over and over again in the same place.
Without further accommodation I thought of stopping my walk and go to the store that was passing just at that moment for an ice cream, I can not resist the taste that the syrup leaves in my mouth as it melts gently and the crunchy texture of peanuts when bitten, it is really a passion that I have for that feeling that discovers my innermost being and takes me back to childhood and relive unforgettably pleasant moments with my family and loved ones.
I finished the walk to which the memories take me and continued on my way home. A few minutes later I thought about what was waiting for me for dinner, I remembered that all I had at home was a steak without company, so I had another few minutes to buy bread, already in the store waiting to be dispatched and in a terrible but just carelessness I turned and stumbled with the beautiful look that I had seen in time, I broke down as I fell hopelessly into the coffee of her eyes, for I had slipped into her mischief and although her beautiful lips tried to hold me, I could not help but get lost in her magic, which enchanted my senses from that very moment.
Without knowing her but determined to do it, which old technique I asked her the time of her watch, which did not really matter but it was just the key that would open the door to the meeting. I remember as if it were yesterday, her voice was not delicate at all, rather with an imposing and firm tone she said (4:55) I thanked her and tried with impudence to continue a conversation, indeed the verb was carried away and between words and hidden laughter we met, after a few minutes and with the bread in hand there was no other excuse to stay in the place and with great regret I said goodbye to continue the march.
Thus passed days, weeks and tons of bread bought in the same store at 4:55 in the afternoon with the sole mission to stumble again with that look of angel, full of mischief.
Almost with resignation and diminished hopes, life went by without further ado, for a few months where looks were meaningless and smiles felt fake no matter when they were.
On the morning I remember January 2nd, without a doubt, I set out to buy some things that were missing for what would be a family lunch, I wanted to spoil my mother and I decided to make some Gordon Blue! Among the things to buy was the gouda cheese that gives so much flavor to this succulent dish, I stopped first hand at the butcher shop where I bought the chicken and a ham that I improvised for the type since I bought it smoked, I asked for the yellow cheese, the brand that was there was one of my favorites, I paid and so I went to the store where I bought the bread, with my back to the entrance asking for dispatch, immersed in the need to go home quickly, I felt when someone with or without intention, with long nails, was trying to get my attention, I turned quickly because it is not casual or the most common way to call, when I looked I found those eyes that for a long time I was looking for, in the middle of the desperation and frustrated longings for the failed attempts that gave a jump to the possible, I didn't know what to do if I should run to hug her, give her a kiss, greet her in short I was stunned, without doing much I think among what I remember I let out a shy smile that was carried away until the pleasant and kind greeting that she gave, without further excuses she asked me about the quality of the cheese I had bought and like a secret I told her in a low voice I bought it at the butcher shop on the corner, and with an even lower tone I continued saying that the one here is not very good.
I did not find the way to maintain communication with her, because I never remembered during those few minutes that telephones existed, because I was lost in her eyes, in her fleshy lips and her moles that one by one marked a universe of stars that enchanted my gaze, she without hesitation asked Do you have a PIN? (at that moment the best means of communication) stuttering I ran to look for the number and dictated it to her thinking about the agility of the ladies when they have a defined purpose.
I woke up from the hypnosis that I had for moments and due to the time I said goodbye without wanting to, with a soft kiss that was directed to her cheeks but that on the way stumbled and reached the touch of her lips with great discretion but leaving in me the eternal memory of her soft skin and impregnating my senses with the aroma of her breath.
I went home more in love than before, much more, I do not remember how good that lunch was, my mom enjoyed it, I think so, I on the other hand wandered in my thoughts and the desire to have her close and enjoy her irreverent, determined, firm and
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