La cita
Elsa estaba al borde de explotar. En la semana había estado organizando mucho trabajo. La oficina era un caos y nada hacía que el proyecto del que estaba encargada, encajara.
Ni mencionar lo que sucedía en casa. Había discutido con su esposo por las noches al llegar del empleo porque encontraba todo hecho un desastre.
Ella no entendía por qué él no podía colaborar en el hogar. No era solo eso, era también el hecho de no encontrar la cena lista, después de todo, ella trabajaba fuera de la casa ¿y él?, pués él también, pero ella salía más tarde. La rutina diaria la tenía extenuada.
Los pensamientos no llegaban con claridad, pero lo que si sabía era que no quería seguir así. Aún con la angustia a flor de piel, pensó que lo mejor era pedir el divorcio a su esposo. Él ni se imaginaba lo que ella estaba sufriendo: mucho cansancio.
Al otro día, después de cavilar toda la noche, Elsa planificó llamar a su esposo desde su trabajo y citarlo en un lindo restaurante al que siempre iban cuando eran novios. Iba a terminar allí su relación de 5 años. El sitio era muy parisino, y el lenguaje que usaban los dependientes casi no se entendía ya que trataban de imitar el acento francés. Pero ese lugar tenía algo especial y era el indicado para tal confesión.
Levantó el teléfono y marcó a su esposo. No caía la llamada y pensó que era el destino que no quería que le hablara. Pero enseguida su esposo devolvió la comunicación y aunque dudó en responder, tragó grueso y contestó.
Su esposo aceptó la invitación y le dijo que justo también él tenía algo que decirle y acordaron verse esa noche en el restaurante especial.
Elsa no tuvo la mente toda la tarde más que para pensar en la cita. No se explicaba qué podía ser lo que su esposo quería hablar y eso la atormentaba más, el hecho de que él también quisiera terminar su matrimonio la angustiaba. Lo único que la tranquilizaba era que su voz había sonaba amigable, pero después pensaba que eso era normal en él.
Practicó la conversación toda la tarde y buscaba todo tipo de argumentos para justificar su decisión. Sabía en el fondo que estaba exagerando pero creía que no tenía alternativa. En realidad quería escapar, salir, huir, gritar.
Los 5 años que llevaba junto a su esposo no habían sido malos. Él era muy complaciente, amoroso, trabajador y exitoso, nunca les había faltado nada. Sin embargo, el último año, había estado muy ausente del hogar, sus viajes de trabajo habían causado que Elsa se cargara de más responsabilidades en la empresa para mantenerse ocupada, y cuando él estaba en la ciudad, ella tenía mucho que hacer. El ritmo de vida no permitía pensar siquiera en tener hijos.
Elsa miraba el reloj constantemente hasta que la hora se hizo. Tomó su bolso y salió de la oficina con los labios temblorosos y el corazón en la boca. Tenía miedo, a esas alturas no estaba segura de nada.
Llegó 10 minutos antes, se sentó en una mesa alejada al fondo y pidió un whisky doble a pesar de que no le gustaba esa bebida. El trago la reanimó un poco y la hizo entrar en calor.
Minutos después vio acercarse a su esposo, todo paciente, con una sonrisa en los labios y un caminar elegante que la hizo sentir muy orgullosa. Su hombre se sentó a la mesa e hizo seña al mesero para que le trajera el mismo trago de su mujer.
Todavía sonriente, el esposo de Elsa se extrañó de que no hubiesen seguido yendo a ese local y se lo atribuyó al trabajo. Alzó su trago y brindó por ellos, por su unión, y recordó lo bien que la habían pasado juntos en ese rinconcito francés.
Ella alzó también su vaso y de inmediato, con voz temblorosa, le dijo que necesitaba hablar de algo muy serio con él, no podía traicionarse a sí misma y dejarse llevar por el momento.
Pero él la interrumpió amablemente y le enseñó un documento y un sobre. Emocionado le explicó que ese documento era un nuevo contrato con el que ganaría el triple de lo que estaba ganando ahora y con mejores condiciones para los dos. Abrió el sobre y sacó dos boletos de avión a Francia y le pidió a Elsa que se fuera de viaje con él. Le dijo que la amaba y que le era difícil estar sin ella y que en lo sucesivo iba a procurar que siempre encontrara cena caliente al llegar.
Elsa solo lloró, las palabras de su esposo hicieron un efecto liberador de toda la tensión abrumadora de esa semana y más. Lloraba y no podía dejar de reír a la vez. Sentía que en su corazón había abundancia de amor y perdón para él, y comprendió que no quería separarse, solo desestresarse. El trabajo, la casa, la soledad crearon un monstruo de ansiedad y angustia que no la dejaban ver más allá de sus necesidades.
Su esposo secó sus lágrimas, la besó tiernamente y le preguntó acerca de lo que ella le quería decir seriamente. Ella vacilante respondió:
-- Quería saber de qué color íbamos a pintar la casa este verano.
Fin
Me ha encantado participar en este reto de @ambarvegas. Gracias, amiga por las palabras (las cuales están en negrita en el post) y las fotos para construir este relato.
Hasta otra oportunidad, hivers.
Nota:
Todas las fotos fueron tomadas con la cámara
de mi teléfono REALME C3 y editadas en Canvas.
La traducción fue realizada en DeepL
El separador es de @ eve66
Todas las fotos fueron tomadas con la cámara
de mi teléfono REALME C3 y editadas en Canvas.
La traducción fue realizada en DeepL
El separador es de @ eve66
Wow, que buena historia😱 pensé que iba a tener un desenlace fatal para el esposo, pero terminó muy bien, por eso es que uno debe hablar en la pareja, expresar lo que tiene dentro, buenísimo te quedó Rosa!
Gracias, Am. Tu iniciativa me ha impulsado a sacar mi narrativa dormida. Eso que dices es lo que quiero reflejar en la moraleja del cuento: siempre es bueno hablar. Besito.
Me gusto tu historia 😍 me encantan los finales felices. La comunicación es la base de toda relación...
Correcto, cariño, precisamente es la moraleja del cuento, siempre es mejor hablar "sin pelear"... Gracias por venir.
Que bella historia, no podía dejar de leer, necesitaba el final. Que bueno que la sangre no llego al río jajaja... Me gustó ese final: el color de la pintura?? OMG 😰 jajaja
Te deseo Éxito
Jajajaja, yo también me reí mucho cuando finalicé la historia. Me alegra que te haya gustado. Gracias por venir, Zulay.
Que hermoso relato todo un final inesperado lleno de emociones e interés particulares jajajajaja. Me encanta esta faceta de escritora romántica, Que sean muchos relatos más.
Gracias por tu comentario, @evev. Trataré de seguir escribiendo relatos de este tipo. Un abrazo para ti.
Hi rosa4r,
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