RELATOS DE TURISUPI: UN FLORIDO NOVENARIO

in Literatos2 years ago

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Doña Pastora, la madre de Agripina, siempre repetía lo mismo: El día que yo muera no quiero flores. Eso en una tumba es sólo comida para bachacos. Flores que me vayan a dar, dénmelas ahorita que es cuando las puedo disfrutar.

Nadie echó en falta las flores en su velorio, entierro, ni en los primeros ocho rezos del ciclo de novenarios que se acostumbraba rezar en Turisupi para pedir el eterno descanso del alma de los difuntos. Pero llegó el día del último novenario, el "medio velorio'. Se comenzaba más temprano ya que se rezarían todos los misterios del rosario, con una pausa entre uno y otro. Pausa durante las cuales se distribuiría en la primera café, en la segunda un espeso chocolate acompañado con galletas de soda y trocitos de queso. Así iba aumentando en importancia el refrigerio para concluir después de los últimos misterios con el tazón de consomé de gallina con su obligatoria guarnición de casabe.

La Sra. Paula, la rezandera, ya les había comunicado que a los misterios dolorosos, gozosos y gloriosos agregaría, además los misterios luminosos ideados por el Papa San Juan Pablo II. El medio velorio se rezaría en casa de Agripina, la hija mayor, quien deseaba que fuera perfecto.

Esta vez pasó por alto las indicaciones de su madre con respecto a las flores y tomó de su jardín las bellísimas Bastón de San José que se le daban tan bien, las cadenas dobles y las rosas bebés que cultivaba. Porque hay que decir que Agripina tenía el jardín mejor cuidado del pueblo, y el mismo era una verdadera atracción para todo amante de las flores, teniendo en el mismo, además de las especies ya mencionadas orquídeas, aves del paraíso, begonias, lirios, crisantemos, dama de noche o flor de baile y ¡Pare usted de contar!


Esa noche la velada de los rezos se realizó entre pétalos y las fragancias de las flores que competían con el olor de los alimentos repartidos y las mechas quemadas y las espermas derretidas provenientes del altar de nueve escalones que ocupaba lugar privilegiado en la sala.

La Chunga, hermana menor de Agripina, al ver el salón tan "florecido" se acercó a Agripina y comenzó:

  • Agri, tú sabes que mamá no quería...

  • ¡Cállate!

La mirada feroz de Agripina, más que la palabra espetada o la inflexión de la misma, disuadieron a la Chunga de continuar. Se mantuvo a huraña distancia de su hermana, no quiso probar bocado alguno (aún cuando todos los ingredientes los habían comprado a medias, "miti-miti" o "fifty-fifty" como se decía ahora.) Apenas terminaron el último rosario, la Chunga se deslizó fuera y emprendió camino hacia su humilde morada.


Al día siguiente, apenas despertar, percibió Agripina un olor nauseabundo. El mismo provenía de todos los floreros diseminados por el salón, desde donde los pétalos marchitos y casi achicharrados expelían un mal olor impresionante. Agripina, desagradablemente sorprendida, recogió todas las hediondísimas flores en una bolsa plástica. Botó el agua de los floreros (espesa, viscosa y maloliente ) por el inodoro del baño al cual tuvo que verter luego desinfectante, cloro y hasta soda cáustica pura para disminuir el olor que, sin embargo, permaneció en forma menos intensa pero sí notoria durante seis meses más.

El Sr. Luís fue el encargado de limpiar el jardín de Agripina. Con paciencia, asco y una mascarilla de protección en su rostro, armado con su machete tuvo qué cortar todas las plantas y llevarlas luego en la carretilla río abajo, más allá de la manga de coleo, ya que la pudrición que despedían las marchitas y achicharradas flores, y las gomosas y viscosas ramas y hojas eran insoportables.

De eso hace ya cincuenta años, ya Agripina falleció, también la Chunga, pero en la solitaria casa, como testigo mudo de que "hay qué obedecer la última voluntad de un cristiano" - tal cual se dice en Turisupi -, queda un jardín lleno de abrojos y cardos, las únicas plantas que se pudieron cultivar dicho jardín después del medio velorio de Doña Pastora.

NOTA: Fotos propias, tomadas con celular Yezz

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Muchas gracias, @es-literatos, por el significativo apoyo. Muy honrada de que hayan hecho lugar en su blog para compartir mi relato.

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Gracias, @templo, por la visita y el apoyo.

Que bonito escribes... me encanto leerte.

Qué lindo comentario, @soyaruska, es muy satisfactorio cuando alguien manifiesta que le agrada lo que uno escribe. Gracias por la visita.