Fuente
Mercedes y Julián eran un matrimonio muy feliz que vivían en una casita muy humilde, sencilla y acogedora, perteneciente al dueño de la hacienda "Los Sauces" Don Carmelo. Él le tenía un gran aprecio a esta joven pareja ya que eran muy buenos trabajadores y además se encargaban de todo lo concerniente al buen funcionamiento de la hacienda, por esto les tenía mucha confianza.
Pero un día la sombra de la tristeza cayó sobre ellos, cuando supieron que no podían ser padres, siendo este su gran anhelo.
Los días pasaban entre trabajo y reuniones con sus amigos, esto los mantenía entretenidos y tranquilos, pero al regresar a casa sentían que la tristeza otra vez se apoderaba de ellos.
Un día Mercedes empezó a notar la presencia de unos cuervos que volaban sobre la casa, se quedó asombrada, pero no le dio importancia ya que la casita estaba rodeada de árboles, y aunque era la primera vez que veía a estas aves merodeando por ahí, lo considero normal.
Para sorpresa de la joven pareja y de todos los que la rodeaban, Mercedes quedó embarazada. Era una felicidad indescriptible la que sentían al saber que iban a ser padres y no salían del asombro ya que el médico les había informado que el resultado de los análisis era que Mercedes no podría embarazarse jamás.
Al pasar el tiempo Mercedes se hizo amiga de los cuervos, empezó a observarlos y estaba fascinada por el hermoso plumaje negro y muy brillante que tenían, eso la dejaba hipnotizada.
Ella pasaba mucho tiempo en casa por órdenes de Don Carmelo, para que hiciera reposo y no se esforzará, para su bienestar, es por eso que se sentaba en medio de los árboles y esperaba que los cuervos vinieran y por sorprendente que parezca se hicieron amigos. Así pasaban los días y parecía que las aves la protegían.
Llegó el día del parto, pero fue imposible sacarla al hospital pues esa noche se desató una gran tormenta y todos los caminos quedaron intransitables, así que tuvieron que acudir a una partera de las casas de los trabajadores de la hacienda, ella era la encargada de atender a todas las mujeres que allí vivían y esa noche le tocó el turno a Mercedes.
Cuando estaba en pleno trabajo de parto, Mercedes creyó ver bajo la luz de los relámpagos a los cuervos posados fuera de la ventana.
Cuando amaneció y Mercedes despertó después de haber descansado bastante y recuperar fuerzas por tan agotador trabajo, ya no le pareció reconfortante ver a sus amigos los cuervos en las ventanas de la habitación, más bien le parecía que estaban al acecho y tuvo mucho miedo por bebé, así que no lo dejaba solo ni un instante. De esta forma, los cuervos fueron alejándose de la casa hasta desaparecer por completo y ella estaba muy feliz y tranquila, abría las ventanas para dejar entrada a los rayos solares y al viento.
Un día dejó a su hija dormida en su cuna y fue a darse un baño, cuando regreso a la habitación con gran espanto vio la cuna de su bebé vacía y para su sorpresa en su lugar había plumas de cuervo.
que buen relato....espeluznante! 😵
Esta publicación ha recibido el voto de Literatos, la comunidad de literatura en español en Hive y ha sido compartido en el blog de nuestra cuenta.
¿Quieres contribuir a engrandecer este proyecto? ¡Haz clic aquí y entérate cómo!
Muchas gracias por el apoyo.