¡Hola amantes de los libros! Un gusto saludarles nuevamente, me encuentro por acá con la intención de dejarles el segundo capítulo del libro Los sueños del colibrí. Un libro propio, que tiene como finalidad crear un hábito de escritura y poder ejercitar también este arte, para mejorar todos esos detalles que muy seguramente poseo.
Si deseas leer el capítulo anterior, puedes encontrarlo aquí.
Habían pasado cinco meses desde la aplicacion de la vacuna y Ava habia pasado por muy buenos dias, casi no se enfermaba y las visitas semanales al médico ya habían pasado a ser quincenales y posteriormente, mensuales. Su organismo estaba evolucionando muy bien y se veia muy claramente el aumento en la producción de defensas, tal y como lo habían prometido los médicos.
Ya no pasaban semanas en el hospital, por el contrario, las pasaban jugando en casa, yendo al parque y viendo esas peliculas animadas que tanto le gustaban a Ava. Carisa y Pablo estaban muy felices, ver a su hijita sana, les daba mucha paz y tranquilidad. Los llantos que llenaban la casa de noche y de madrugada, habían cambiado por tiernas risitas y gritos de emoción.
Así siguieron pasando los meses, tranquilos y felices, Ava estaba por cumplir 3 años pensaban celebrar la ocasión, porque su pequeña tuvo un año lleno de salud y felicidad, tenian mucho que agradecer en esta ocasión.
Llegó el ansiado dia, había decorado su hogar con globos rosados y morados por doquier, habia una mesa llena de dulces, el pastel estaba ya en su sitio y los invitados comenzaban a llegar. Ava estaba muy contenta, porque tendría a muchos amiguitos con quienes jugar y divertirse. Tenian muchos juegos y dinámicas para realizar; y por sobre todo, habia una gran piñata que todos los niños miraban sin parar. Padres y niños estaban disfrutando de ese momento muy especial, sobre todo Ava, que no dejaba de correr y saltar; al parecer habia comido mucho dulce, algo que generalmente no le dejaban hacer, por cuidar su salud, pero permitieron que ese dia lo disfrutara al maximo.
Al caer la noche ya los invitados se iban hacia sus casas, y quedó solo reunida la familia mas allegada, quienes recordaban todos los momentos de estrés y preocupación cada vez que Ava se enfermaba, y se alegraban por haberla visto tan activa y feliz ese día. Si parecía un pequeño colibrí dando vueltas por doquier, estaba haciendole mucha honra al cariñoso modo que tenia su papá para referirse a ella.
Pasados cuatro meses del tercer cumpleaños de Ava, en el mes de agosto especificamente, decidieron hacer un paseo a una finca familiar, era una finca muy grande, que tenia una bonita casa de campo con piscina, un bosque cercano y un rio donde solían reunirse a pescar. Carisa y Pablo la estaban pasando tan bien, veian como su pequeña corria sin cesar, parecía que nunca se cansaba, su energia siempre estaba totalmente activa; tenia unos pequeños flotadores, con los cuales se lanzaba a la parte menos profunda de la piscina, se salía y volvía a lanzarse, una y otra vez.
El hambre era algo que a menudo tenia, por lo que no era raro verla corriendo hacia el area de la cocina, buscando algo que pudiera comer. Mucha energia gastada, significaba mucha mas batería por cargar.
En una de esas salidas de la piscina a buscar que comer, corrió muy fuerte, sin darse cuenta de que la puerta habia quedado semi abierta y su pequeño cuerpo se golpeó contra la puerta, en la que rebotó para caer finalmente sentada en el piso. El golpe se escuchó muy fuerte, asi que todos se alarmaron ante el sonido de la puerta y el llanto de Ava; quien gritaba sin detenerse.
Carisa y Pablo corrieron a su encuentro y la levantaron del suelo para examinarla; todo parecía en orden, asi que posiblemente solo seria el golpe y el susto que habia pasado, y efectivamente, con el paso de los minutos fue dejando de llorar, hasta calmarse y volver a sonreir suavemente. Al ver a la pequeña feliz, los nervios se disiparon y siguieron divirtiéndose, eso si, prestándole mucha más atención a la pequeña, que volvía a jugar nuevamente.
Al dia siguiente regresaron a la ciudad, puesto que Ava tenia su control mensual. La revisaron y todo estaba en orden, Carisa le habia referido el golpe del dia anterior al médico, quien le había dicho que se tranquilizara, que era algo normal y que no pasaría nada por esa caída, puesto que no tenía signos visibles que pudieran significar una alarma.
Pasados tres meses en los que Ava seguía yendo a sus respectivos controles y tambien había comenzado a estudiar, comenzaron llegar nuevamente las enfermedades.
No tan fuertes como llegaban al principio, pero con el paso de las semanas fueron ganando intensidad. Los médicos pensaban que sucedía porque ya era tiempo de una nueva dosis de la vacuna; después de todo, ya habían pasado un año y siete meses desde esa primera aplicación. Como les habían indicado, generalmente era una vacuna que tenia un periodo de administracion cada dos o tres años, pero bien era cierto que el organismo de Ava no era igual al de todos los demás.
Poco a poco tenían la necesidad de asistir cada vez más seguida al hospital, dónde estaban haciendo indagaciones acerca de la nueva aplicación de la vacuna. Mientras tanto, el semblante de Ava se entristecía y recurrían de nuevo a hospitalizaciones, dónde volví a a pasar varios días del mes.
Así pasaron dos meses, hasta que un día, la pequeña Ava se quejaba de que le dolía mucho la pierna izquierda al caminar. Sus papás pensaban que quizá se trataba de una manera de hacer que la cargaran, así que al principio no le prestaban mucha atención, pero al observar que comenzaba a caminar arrastrando su pierna, se dieron cuenta de que si estaba sucediendo algo extraño con Ava.
Al día siguiente tenía consulta, así que aprovecharon para referirle al médico lo sucedido, el médico quedó extrañado y pidió que recostaran a la pequeña en la camilla, para realizarle una revisión.
Cómo si alguien estuviera guiando sus manos, estás se fueron directas a un punto del abdomen, debajo del costillar izquierdo. Al tocar, sintió una bolita que le sorprendió, al mismo tiempo que Ava comenzó a llorar.
Así fue como una consulta de rutina, se convirtió en todo un maratón buscando respuestas a ese tumor.
Ese mismo día le realizaron ecografías, dónde se pudo ver claramente un tumor dentro del bazo y entre nervios e incógnitas, comenzaron a hacer los preparativos para una cirugía.
Carisa y Pablo estaban llorando de la desesperación, pues les habían dicho que posiblemente se trataría de un cáncer. Ellos no querían creer ese pronóstico, pero todo había sucedido tan rápido. Nunca habían encontrado algo similar en Ava, y si que le habían hecho ecografías y diferentes estudios buscando respuestas a sus enfermedades.
Los médicos dijeron que muy seguramente el tumor era muy pequeño por lo que los estudios no pudieron visualizarlo; pero a partir del golpe que Ava había tenido meses atrás, justamente en el abdomen, comenzó a hacerse más grande, hasta el punto de presionar los demás órganos de Ava, haciendo así que hasta su pierna izquierda doliera al caminar.
Ava debía ser operada lo más pronto posible, esa misma semana. Pero sería una cirugía de muy alto riesgo, pues Ava tenía una fuerte neumonía. No habían buenos pronósticos, pero no podrían darse el lujo de esperar.
El próximo capítulo será publicado lo más pronto posible, espéralo.
Muchas gracias por leer mi publicación.
Contenido totalmente propio y original.
Banners, portadas y separadores de texto hechos en Canva.
La portada fue únicamente hecha para este libro, por lo que será utilizada en cada uno de los capítulos, con su respectiva variación.
Five months had passed since the application of the vaccine and Ava had gone through very good days, she hardly got sick and the weekly visits to the doctor had become fortnightly and later, monthly. Her organism was evolving very well and the increase in the production of defenses was very clear, just as the doctors had promised.
They no longer spent weeks in the hospital, on the contrary, they spent them playing at home, going to the park and watching those animated movies that Ava liked so much. Carisa and Pablo were very happy, seeing their little daughter healthy gave them a lot of peace and tranquility. The cries that filled the house at night and in the wee hours of the morning had been replaced by tender giggles and cries of excitement.
Ava was about to turn 3 years old and they were thinking of celebrating the occasion, because their little girl had a year full of health and happiness, they had a lot to be thankful for on this occasion.
The long awaited day arrived, she had decorated her home with pink and purple balloons everywhere, there was a table full of candy, the cake was already in place and the guests were beginning to arrive. Ava was very happy, because she would have many friends to play and have fun with. There were many games and activities to do; and above all, there was a big piñata that all the children were looking at non-stop. Parents and children were enjoying this very special moment, especially Ava, who couldn't stop running and jumping; apparently she had eaten a lot of candy, something she was not usually allowed to do for her health, but they allowed her to enjoy it to the fullest that day.
By nightfall the guests were already leaving for their homes, and only the closest family was gathered, who remembered all the moments of stress and worry every time Ava got sick, and were happy to have seen her so active and happy that day. If she looked like a little hummingbird fluttering around, she was doing great credit to her dad's affectionate way of referring to her.
Four months after Ava's third birthday, in the month of August specifically, they decided to take a trip to a family farm, it was a very big farm, which had a beautiful country house with a swimming pool, a nearby forest and a river where they used to meet to fish. Carisa and Pablo were having such a good time, they saw how their little girl was running endlessly, it seemed that she never got tired, her energy was always totally active; she had some little floats, with which she would jump into the shallow end of the pool, get out and jump in again, over and over again.
Hunger was something she often had, so it was not uncommon to see her running to the kitchen area, looking for something to eat. A lot of energy expended meant a lot more battery to charge.
On one of those trips out of the pool to look for something to eat, she ran very hard, not realizing that the door had been left half open and her little body slammed against the door, which she bounced off to finally fall sitting on the floor. The blow was heard very loud, so everyone was alarmed at the sound of the door and the crying of Ava; who was screaming without stopping.
Carisa and Pablo ran to meet her and picked her up from the floor to examine her; everything seemed to be in order, so it was probably just the shock and the fright that had happened, and indeed, as the minutes passed, she stopped crying, calmed down and smiled softly again. Seeing the little one happy, the nerves dissipated and they continued having fun, paying much more attention to the little one, who was playing again.
The next day they returned to the city, since Ava had her monthly check-up. She was checked and everything was in order, Carisa had referred the previous day's blow to the doctor, who had told her to calm down, that it was something normal and that nothing would happen because of that fall, since she had no visible signs that could mean an alarm.
After three months in which Ava continued to go to her respective check-ups and had also begun to study, the illnesses began to arrive again.
Not as strong as they were at the beginning, but as the weeks went by they became more intense. The doctors thought it was because it was time for a new dose of the vaccine; after all, it had already been a year and seven months since that first application. As they had been told, the vaccine was usually administered every two or three years, but it was true that Ava's body was not the same as everyone else.
Little by little they had the need to go more and more often to the hospital, where they were making inquiries about the new application of the vaccine. In the meantime, Ava's countenance was saddened and they resorted again to hospitalizations, where I spent several days of the month.
Two months went by, until one day, little Ava complained that her left leg hurt a lot when she walked. Her parents thought that maybe it was a way to make them carry her, so at first they didn't pay much attention to her, but when they noticed that she started to walk with her leg dragging, they realized that something strange was happening with Ava.
The next day they had an appointment, so they took the opportunity to tell the doctor what had happened, the doctor was surprised and asked them to lay the little girl on the stretcher for a check-up.
As if someone was guiding his hands, they went straight to a spot on her abdomen, below her left rib cage. As he touched it, he felt a small ball that surprised him, and at the same time Ava began to cry.
That is how a routine consultation turned into a marathon search for answers to that tumor.
That same day, ultrasound scans were performed, where a tumor could be clearly seen inside the spleen and amidst nerves and unknowns, they began to make preparations for surgery.
Carisa and Pablo were crying with despair, because they had been told that it was probably cancer. They did not want to believe that prognosis, but everything had happened so fast. They had never found anything similar in Ava, and they had done ultrasounds and different studies looking for answers to her illnesses.
The doctors said that most likely the tumor was very small, so the studies could not visualize it; but after the blow that Ava had had months ago, precisely in the abdomen, it began to get bigger, to the point of pressing on Ava's other organs, thus making even her left leg hurt when she walked.
Ava was to be operated on as soon as possible, that same week. But it would be a very high-risk surgery, as Ava had severe pneumonia. The prognosis was not good, but they couldn't afford to wait.