ADOCTRINAMIENTO MASIVO DIA 10
Entre las enseñanzas de hoy, es acerca de ¿Qué debemos ponernos? Hombre interior y hombre exterior
2 Corintios 4: 16-18
Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Todo hombre tiene el hombre exterior que conforme avance el tiempo envejecerá, sin embargo el hombre interior si lo alimentamos bien será fortalecida. Hay hombres que son buenos por fuera y por dentro, y otros que en su interior aguardan un mal corazón. El hombre interior se deleita en ls cosas de Dios
Salmos 40:8
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.
Las cosas que deberíamos examinar es nuestro propio ser, si respetamos la ley de Dios y guardamos sus mandamientos es porque nuestro ser interior aun no es una bestia.
Jeremias 6:16
Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.
Hay muchos que adornan su hombre exterior, adornan lo que se puede ver, pero no se ocupan de lo que no se ven. ¿Para qué adornar nuestro cuerpo? Si por dentro estamos mal.
1 Pedro 3:3
Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.
Esta prohibido que nuestro adorno sea externo, peinados ostentosos, o joyas en nuestro cuerpo.
1 Timoteo 2:8
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
La ropa que debemos usar es para revestir al hombre interior. Dios quiere una vestimenta modesta no impropia para el hombre exterior ni para el hombre interior.
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