Construyendo un plan pastoral, sentido.

in Humanitas23 days ago


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Una de las cosas en las que he estado trabajando últimamente y que, de hecho, ha limitado mi tiempo también en la plataforma de Hive, es el plan pastoral de la Arquidiócesis de Barquisimeto. Lo he hecho no solo porque las directrices eclesiales me han llevado a ello, sino también porque es algo que me apasiona, me gusta, y de ello quiero brevemente compartirles en el siguiente post. En efecto, hablar del plan pastoral significa reflexionar y buscar los modos en que la acción de acompañamiento de la fe cristiana alcanza a la humanidad. Particularmente resulta importante la reflexión teológica sobre el hecho. ¿Por qué? Para que esta acción pastoral tenga razones objetivas y, sobre todo, motivaciones que orienten la actividad apostólica en medio de la sociedad.

Desde este punto de vista, podemos hablar de tres criterios o principios. El primero es el criterio en la misma vida de Cristo, una vida signada por la realidad. De hecho, es tan real la vida de Cristo que su muerte fue bochornosa, ignominiosa, y ha marcado la historia. Es así como una pastoral en la Iglesia debe beber de la realidad: lo podemos llamar el principio encarnacionista. Eso significa que no se puede plantear una pastoral fuera de la realidad, sino que partimos de diversos contextos, situaciones y problemáticas de los seres humanos.

Es por ello que, como anécdota, una de las etapas iniciales en la elaboración de este plan fue la elaboración de preguntas diagnósticas que se distribuyeron a lo largo y ancho de las parroquias pertenecientes a esta iglesia. Particularmente, luego se analizaron dichas respuestas y se sintetizaron en un análisis, las cuales nos dieron luces para dar respuestas generales u orientativas en la acción de la Iglesia, según sean los diversos espacios. Resulta interesante e importante esto porque unas realidades fueron ratificadas y otras profundizadas, y nos dieron instrumentos para abordar de la manera más efectiva una solución, un planteamiento de respuesta.


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Luego podemos hablar de un principio eclesiológico, en el sentido de que una planificación ayuda no simplemente a tener planes o a seguir pasos estratégicos para una acción en particular que en conjunto pueda tener un mayor impacto y efectividad, sino también en el plano de la Iglesia en cuanto que unificamos acción. Y es allí donde, a pesar de la pluralidad, se da ejemplo a la sociedad de que lo importante es que encontremos puntos esenciales de unión y desde allí podamos aportar al bien común de la misma.

De hecho, uno de los documentos que ilumina este plan pastoral es el Concilio Plenario de Venezuela que, incluso a nivel internacional, es ejemplar en el sentido de que se adelantó a lo que la Iglesia hoy está impulsando: la sinodalidad, que no es más que un trabajo en conjunto de los diferentes agentes pastorales, entre otras cosas claro. Pero es precisamente el Concilio un trabajo en conjunto de agentes pastorales de nuestra nación para dar unas orientaciones generales sobre las acciones que los cristianos estamos llamados a dar en medio de la sociedad venezolana. Por ejemplo, uno de esos documentos trata sobre la contribución de la Iglesia a la gestación de una nueva sociedad. Así pues, se ve cómo la acción pastoral de la Iglesia no está simplemente orientada hacia sí misma, sino que va más allá, ya que busca crear una sociedad más humana y humanizadora.

En tercer lugar, un plan pastoral dentro de la Iglesia implica también un principio antropológico en cuanto que está dirigido a todas las personas y a toda la persona. Esto quiere decir, que no hay exclusión ni discriminación; todos tienen cabida en la atención pastoral en la Iglesia porque fue el mismo ejemplo que dejó su fundador, Jesucristo. La observación que nos dejó es para todos, y aquí la Iglesia sigue su indicación: dar gratis lo que ha recibido gratis, y aquí no hay exclusión, es para todas las personas.

También expresamos aquí que es un plan integral que abarca todas las dimensiones de la persona humana. Es por ello que no implica simplemente una herramienta para la fe y el espíritu, sino sobre todo que aporta al ser humano en todos sus contextos, a nivel no simplemente individual sino también comunitario, ayudándole de este modo a descubrir el sentido de su ser y estar en este mundo, dándole una orientación y luces de acción.

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