Hola, muy buena observación. Pienso que el respeto debe partir de uno mismo. En la vida se gana y se pierde al mismo tiempo, así crecemos como personas y como equipo. La burla hacia un deportista, o tras hacer una jugada exitosa, denota inmadurez de conciencia. Los grandes de espíritu brillan por su sencillez, porque lo que los hace grandes brota desde sus adentros, no de la apariencia ni de esas reacciones variopintas ante los ojos ajenos. Muy buen punto el de tu post. Saludos
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Así es mi estimado, el valor de un deportista viene dado con su talento y entrega en el campo. Las burlas a través del "perreo" se han convertido en una falta de respeto, no solo hacia el equipo oponente sino hacia el deporte como tal. Lo ideal sería disfrutar de partidos donde los valores se enaltezcan y las habilidades individuales y colectivas se desborden en terreno. Gracias por visitar mi blog.
Saludos y bendiciones.