Imagino que a ese balcón de Caminito le cambian la figura de cuando en cuando...para la época de mi viaje, el año pasado, se encontraba asomado el pibe Maradona.
Cuando leo tus crónicas me transporto a la ciudad e imagino cuanto las sientes...y lo digo porque hay que sentirla para escribir como vos.
Es inevitable recorrer Buenos Aires y sus costumbres acompañado de tu narrativa y por ello te abrazo
Saludos.
Muchas gracias querido amigo. También te abrazo a la distancia.