Saludos.
Excelente aporte.
Patrick Depailler no era considerado un piloto imprudente, para entonces ese reconocimiento era para Gilles Villeneuve, pero sí tenía la obsesión de convertirse en el primer francés en alcanzar el título de campeón de Fórmula 1. Él llegó a brillar en la Fórmula 2, inclusive fue campeón de esa categoría en 1974, mientras también era piloto de Tyrrell en la Fórmula 1. Demostrar que era el mejor piloto galo de su generación le llevó a frustrarse porque iniciaba muy bien las temporadas, pero la fiabilidad y la suerte no le acompañaban y eso le llevó a presionarse aún más.
En el año de su trágica muerte, Depailler llegó a Alfa Romeo porque no tenía otra opción. Su accidente fuera de las pistas impidió a Ligier luchar por el título, por eso traen a Pironi y le dejan en libertad. Con Alfa no finalizó ninguno de los ocho grandes premios en los cuales participó, el 179 era un desastre, pero lo que más le dolía era observar a sus compatriotas y rivales: René Arnoux, Didier Pironi, Patrick Tambay, Jean-Pierre Jarier y Jean-Pierre Jabouille, a quienes había vencido con regularidad, en mejores escuderías y ganando carreras, todos salvo Jarier. Justamente en 1980 el equipo Renault asoma el potencial del motor turbo, con Jabouille y Arnoux, y apareció en la parrilla el debutante Alain Prost, quien comenzaba a mostrar destellos de grandeza con McLaren.
Todo aquel panorama precipitó su destino. De Patrick Depailler siempre se esperó mucho, inclusive contó con el padrinazgo de Jean-Pierre Beltoise, pero sin duda no tuvo suerte en la Fórmula 1, con todo y que se batió con grandes de la talla de Niki Lauda, Jackie Stewart, Mario Andretti y Emerson Fittipaldi.
También es muy recordada su frase: "Soy valiente, pero no estoy loco".