El Pueblo de los Brujos siempre ha estado oculto entre las montañas, allí vivían tranquilamente como una secta que practicaba oscuros rituales. Durante años, llevaron a cabo sus prácticas místicas en secreto, sin embargo, su paz se vio repentinamente amenazada por el resurgimiento de un animal ancestral.
Un Tyrannosaurus rex prehistórico había sido despertado de su letargo eterno por un aura vengativa que había sido liberada de su castigo de muchos siglos tras un error en el último ritual de la secta. Este monstruo despiadado comenzó a asolar el pueblo y sembrar el terror.
—¡Tenemos que hacer algo! El T. rex está destruyendo el pueblo y a nuestros hermanos. No podemos quedarnos de brazos cruzados. —manifestó un tanto agitado el líder de la secta, Merlín, un hechicero alto y fornido, con cabello largo y una barba espesa.
—Debemos utilizar nuestros poderes para enfrentarnos a él—dijo Gabriela, controlando su respiración mientras corría con dificultad, debido a sus piernas cortas y constitución gruesa.
—Pero debemos tener cuidado, no podemos perder el control de nuestros poderes nuevamente. —manifestó Zayn, el hijo del líder de la secta. Era de complexión delgada y sus ojos brillaban con fuerza, mientras su rostro reflejaba miedo y preocupación.
Algunos miembros de la secta habían encontrado refugio en un almacén oscuro y místico. Una vez allí trazaron un plan desesperado para defenderse del terrible depredador. Decidieron usar sus poderes eléctricos para crear otro monstruo que pudiera enfrentarse al T. rex. De esta forma, buscaron resguardarse bajo la protección de una entidad con forma humana, pero con la fuerza y el poder de un monstruo.
Los magos comenzaron sus rituales, utilizando sus conocimientos ancestrales y canalizando todas sus energías hacia la creación de su defensor sobrenatural. Rayos y centellas iluminaban el almacén lóbrego mientras invocaban la presencia de este ser. Llamaron a las fuerzas más poderosas de la naturaleza para dar vida a su creación.
—Invoco a las deidades de la naturaleza. Que nuestros poderes se unan para dar vida a nuestro defensor. Que la electricidad pura fluya a través de nosotros y que a nuestra semejanza surja un monstruo poderoso —dijo Merlín apoyándose en su bastón de madera tallado.
Los demás brujos lo rodeaban en un círculo. Algunos estaban de rodillas, rezando en silencio y otros estaban en posición de meditación con las manos apoyadas en el suelo. Todos llevaban el mismo tipo de túnica de color negro.
En ese momento, un reverbero de energía eléctrica recorrió el círculo y se fundió en el líder de la secta. Su cuerpo comenzó a temblar y una luz brillante empezó a emanar de él. Los demás miembros se unieron, formando un enlace mágico entre ellos. Gabriela cerró los ojos y su voz se elevó en un canto antiguo y poderoso. El joven brujo Zayn se concentró y estiró los brazos hacia el cielo, invocando con su mente a las deidades de la naturaleza. Mientras tanto, Merlín, canalizaba la electricidad.
De repente, el suelo comenzó a sacudirse y un estruendo ensordecedor llenó el aire. Un objeto sin forma surgió del suelo. Poco a poco, comenzó a transformarse frente a ellos en un ser humanoide gigantesco, musculoso y cubierto de una piel oscura y escamosa. Sus ojos brillaban intensamente, llenos de electricidad pura. Era un monstruo hecho por brujos, pero con una apariencia humana. El líder de la secta sonrió, satisfecho de ver a su defensor y fue bautizado por él con el nombre de "El Protector".
El Protector se puso en marcha para enfrentarse al T. rex. Todos estaban esperanzados de que ganara la batalla y que su fuerza pudiera ser más poderosa que el del antiguo monstruo prehistórico.
La lucha entre El Protector y el T. rex fue colosal. Ambos seres desataban su furia sobre el pueblo, causando estragos a su paso. Gruñidos guturales y relámpagos iluminaban la noche mientras las casas quedaban reducidas a escombros bajo los impactos titánicos. En medio de la intensidad de la querella, un error catastrófico ocurrió. Durante el combate, un rayo errante, producto de las descontroladas tormentas eléctricas y generadas por los poderes de ambos monstruos, impactó directamente en los ojos de los miembros de la secta. La electricidad pura y desbocada dejó ciegos a todos los brujos.
Sin poder ver, los magos estaban completamente vulnerables frente a ambos monstruos. El pueblo quedó desolado mientras sus habitantes ciegos eran testigos impotentes de la destrucción que provocaba la riña feroz entre los dos monstruos. Sus gritos de desesperación se mezclaban con los rugidos ensordecedores del T. rex y los golpes estruendosos de El Protector. Esta secta, una vez poderosa, se convirtió en víctima de su propia creación. Su tentativa de defensa había terminado en desastre, dejándolos a merced de la penumbra y del desconcierto que ellos mismos habían desatado.
El Pueblo de los Brujos quedó a merced de su propio destino, mientras los monstruos continuaban su acometida encarnizada, sin mostrar señales de detenerse. El terror se había apoderado del lugar, convirtiéndolo en un sitio macabro, donde nadie sobreviviría para contar la historia.
The Warlock People have always been hidden among the mountains, there they lived quietly as a sect that practiced dark rituals. For years, they carried out their mystical practices in secret, however, their peace was suddenly threatened by the resurgence of an ancestral animal.
A prehistoric Tyrannosaurus rex had been awakened from its eternal slumber by a vengeful aura that had been released from its centuries-long punishment after a mistake in the sect's last ritual. This ruthless monster began to ravage the village and spread terror.
—We have to do something! The T. rex is destroying the village and our brothers. We can't just stand by and do nothing. — said the leader of the sect, Merlin, a tall, stocky sorcerer with long hair and a thick beard, said somewhat agitated.
—We must use our powers to confront him— said Gabriela, controlling her breathing as she ran with difficulty, due to her short legs and thick constitution.
—But we must be careful, we can't lose control of our powers again. —said Zayn, the son of the cult leader. He was of slender build and his eyes shone brightly, while his face reflected fear and worry.
Some members of the sect had found refuge in a dark and mystical warehouse. Once there they hatched a desperate plan to defend themselves against the terrible predator. They decided to use their electrical powers to create another monster that could stand up to the T. rex. In this way, they sought to shelter under the protection of an entity in human form, but with the strength and power of a monster.
The magicians began their rituals, using their ancestral knowledge and channeling all their energies into the creation of their supernatural defender. Lightning bolts and flashes of lightning illuminated the gloomy warehouse as they invoked the presence of this being. They called upon the most powerful forces of nature to give life to their creation.
—I call upon the deities of nature. May our powers unite to give life to our defender. May pure electricity flow through us and may a mighty monster arise in our likeness— said Merlin leaning on his carved wooden staff.
The other wizards surrounded him in a circle. Some were on their knees, praying silently and others were in a meditative position with their hands resting on the ground. They all wore the same type of black robes.
At that moment, a reverberation of electrical energy coursed through the circle and melted into the cult leader. His body began to tremble and a bright light began to emanate from him. The other members joined in, forming a magical link between them. Gabriela closed her eyes and her voice rose in an ancient and powerful chant. The young warlock Zayn concentrated and stretched his arms skyward, summoning the deities of nature with his mind. Merlin, meanwhile, channeled electricity.
Suddenly, the ground began to shake and a deafening roar filled the air. A formless object emerged from the ground. Slowly, it began to transform in front of them into a gigantic, muscular humanoid being covered in dark, scaly skin. Its eyes glowed brightly, filled with pure electricity. It was a monster made by sorcerers, but with a human appearance. The cult leader smiled, pleased to see his defender and was christened by him with the name "The Protector".
The Protector set off to confront the T. rex. Everyone was hopeful that he would win the battle and that his strength might be more powerful than that of the ancient prehistoric monster.
The fight between The Protector and the T. rex was colossal. Both beings unleashed their fury on the town, wreaking havoc in their path. Guttural growls and lightning illuminated the night as houses were reduced to rubble under the titanic impacts. In the midst of the intensity of the fighting, a catastrophic error occurred. During the fight, an errant lightning bolt, a product of the uncontrolled electrical storms generated by the powers of both monsters, struck directly into the eyes of the cult members. The pure, unbridled electricity blinded all the wizards.
Unable to see, the wizards were completely vulnerable to both monsters. The town was left desolate as its blinded inhabitants helplessly witnessed the destruction wrought by the fierce brawl between the two monsters. Their cries of despair mingled with the deafening roars of the T. rex and the thunderous blows of The Protector. This once mighty sect had become the victim of its own creation. Their attempt at defense had ended in disaster, leaving them at the mercy of the gloom and disarray they themselves had unleashed.
The Witch People were left at the mercy of their own fate, while the monsters continued their fierce onslaught, showing no signs of stopping. Terror had taken over the place, turning it into a macabre place, where no one would survive to tell the story.
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