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Hoy les comparto un texto literario de mi autoría,
espero los deleite, inspire y fidelice a mi arte.
Today I share with you a literary text of my authorship,
I hope it will delight you, inspire you and make you loyal to my art.
-Español/Spanish-
-Español/Spanish-Aquello que me acecha
Se había vuelto recurrente. Parecía que me acechaba. Estaba perdiendo el control y no sabía si la mejor opción era un psicólogo o un espiritista. Llevaba noches sin dormir, Mi apetito se había ido casi por completo. Me costaba mantener la rutina, me sentía cansada y estaba desesperada por algunas respuestas.
¿Cuál había sido el detonante? Yo no había tenido ningún contacto extraño con algún juego satánico, con ningún libro dudoso o tenía inclinaciones curiosas por objetos o temas fantasmagóricos. Creía que todo eso era solo un chiste, pero “De que vuelan, vuelan”. Decía mi abuela. Estaba convencida que solo eran influencias y paranoias, que la gente sufría como para llegar a inventar que habían visto u oído algo que no perteneciera a este plano, si es que había algún otro. ¿Pero entonces, qué era lo que estaba pasando conmigo?
Todo había comenzado hacía tres meses, cuando la lluvia caía fuerte y las luciérnagas danzaban fuera de mi ventana. Había sido una semana intensa y llena de tolerancia. El trabajo estaba pesado y casi me despiden, la universidad estaba en la época de exámenes y en casa mi familia se peleaba por tonterías. Estaba que explotaba, pero justo esa noche todo pareció calmarse, hasta que se fue la luz en todo el sector.
El clima lluvioso refrescó el interior de la casa y al ser Viernes podía relajarme un poco sin presión. Necesitaba estudiar, por lo que estaba ansiosa por dormir la noche entera. Luego de la cena sucumbí a un sueño encantador y entre las sabanas el cansancio prometía desvanecerse, pero fue cuando todo empezó.
Un sonido me despertó, ese que suele abundar en algunas películas de terror. Parecía que rasgaban la corteza del árbol fuera de mi ventana. Por un momento creí que sería un gato o un mapache, así que hice lo que cualquiera hubiera hecho, ignorarlo. Hasta que la fuente del sonido se intensificó y se escuchaba aún más cerca, esta vez en la puerta de mi habitación. Hubiera pensado que podría haber sido mi pequeño hermano de tan solo seis años molestando, pero estaba segura que pasaba de la media noche y todos estaban dormidos, la electricidad no había vuelto y seguramente estaría durmiendo con mis padres debido a su temor a la oscuridad.
No teníamos gato, ni perro, ni siquiera un hámster. ¿Podría haber sido una rata? El sonido de garras contra la madera se detuvo y creí que sería todo, pero luego comenzó más fuerte desde debajo de mi cama. Intenté moverme, pero me sentía atrapada, inmovilizada, dopada. Busqué con la mirada el reloj que siempre estaba en mi mesa de noche, pero los números se veían borrosos y brillantes. El sonido no paraba, al contrario, iba en aumento, como un desespero. El corazón se me había acelerado y unas gotas de sudor empezaron a surgir de mi frente.
Un crujido y cerré los ojos. El grito no salía de mi garganta, no sabía a qué le temía pero estaba inquieta, sentía la amenaza, la adrenalina. Sentía que algo saldría del suelo y me atacaría, pero todo se silenció de golpe. Nada había pasado, pero desde entonces tenía pesadillas reviviéndolo cada Viernes, hasta hace tres días.
Estaba sola en casa, mis padres estaban de viaje y mi hermanito con mi abuela. La pesadilla era la misma, solo que no era una pesadilla, había sido real. Luego del silencio de las garras debajo de mi cama, arañando el suelo, la puerta de mi habitación se abrió. Las luces estaban apagadas y al cuarto entró alguien. Por un momento creí que sería mi madre o mi padre y me sentí aliviada, pero en la oscuridad una sombra puede ser cualquier cosa.
― ¿Mamá? Creí que regresarían mañana, de haberme dicho que regresarían hoy les habría preparado algo de cenar…
Se había quedado en el umbral un largo tiempo, mirándome, con los brazos extendidos. Se había girado para caminar por el pasillo, pero mi sueño me hizo respirar profundo y preguntar algo que no debí…
― ¿Mamá, qué hora es? ¿Qué día es? Recuerda que tengo excursión y debes llevarme a tomar el autobús…
Un crujido sonó y en mi pesadez no me había percatado de lo que estaba sucediendo. Se volvió de nuevo en mi dirección y cuando estuvo a centímetros de mi cama, la oscuridad se desvaneció por la luz de la Luna que había estado ocultando una nube caprichosa. Su rostro se iluminó. No era mi madre. Era una mujer desnuda que me miraba fijamente con dulzura, mientras que su cabeza comenzó a girar verticalmente haciendo crujir cuantos huesos pudieran ser posibles, terminando sus ojos cerca de sus clavículas y su mentón donde debería estar su frente.
Intenté gritar, pero algo me lo impidió. Mi garganta se cerró y de la cama aparecieron brazos babosos que me sujetaban con fuerza. Sentí cuando mi pecho se oprimió y todo se oscureció en el momento en que esa cosa alzó sus manos negras para tocarme.
Cuando abrí los ojos, estaba en el hospital. Había durado en coma estos tres días. Nadie sabía explicar lo que me pasó, cuando llegaron mis padres al día siguiente me habían encontrado inconsciente sin poder despertarme y llamaron a una ambulancia. Mi mamá tenía los ojos enrojecidos e inflamados. Pero en los exámenes médicos no había aparecido ninguna anormalidad. Medicamente, estaba bien.
Volví a la universidad y a mi empleo, intentando olvidar lo que pasó, sabiendo perfectamente que si le contaba a alguien lo que creía que me había pasado, podían creer que estaba loca. Pero sentía una mirada, una sensación de que alguien me tocaba, una extraña vibra. Hasta que él llegó pidiendo una taza de café y aprovechando que era la única mesera de turno, me advirtió.
― Esta es la cuenta, señor.
― Vas a tener que entregarme más que la cuenta. Llevas algo en tu interior que he estado buscando.
―Disculpe, pero si es una especie de piropo, ni lo entiendo ni es gracioso... Pague la cuenta y váyase, por favor.
― Me refiero al espectro de cabeza invertida que llevas dentro. ¿Te infectó, cierto?
― ¿De qué está hablando…?
― De esto…
En la mesa junto a la cuenta, había puesto una fotografía de una figura como de la cosa que me había aterrorizado hacia unos días y por lo que terminé en el hospital. En mis brazos y piernas había hematomas como si alguien me hubiera sujetado con violencia, una de las razones por las que mi mama creía que habían abusado sexualmente de mí, pero era mucho más que eso.
Según él, eran espectros que estaban al acecho, buscando presas que no se materializaban a menos de que los dejáramos entrar. Yo lo había hecho al preguntarle la hora y la fecha. Al parecer no eran cuentos baratos de videos virales en redes sociales. Era real, me estaba consumiendo y aunque creí que sería solo una locura. Volvió a llegar el Viernes y ella volvió a aparecer. No se detendría hasta consumir toda mi energía. Había empezado a tener náuseas y mis órganos estaban fallando.
Era Jueves y no podía más, llorando llamé al número que me dio aquel día en la cafetería, donde yo trabajaba, no sabía qué más hacer. Ya no podía dormir ni comer bien, tenía miedo de dormir y tenía miedo a morir.
― Lo haré. Haré lo que quieras, solo sácala, me va a terminar matando. Mañana volverá por mí, lo sé. Ayúdame.
¿Cuál había sido el detonante? Yo no había tenido ningún contacto extraño con algún juego satánico, con ningún libro dudoso o tenía inclinaciones curiosas por objetos o temas fantasmagóricos. Creía que todo eso era solo un chiste, pero “De que vuelan, vuelan”. Decía mi abuela. Estaba convencida que solo eran influencias y paranoias, que la gente sufría como para llegar a inventar que habían visto u oído algo que no perteneciera a este plano, si es que había algún otro. ¿Pero entonces, qué era lo que estaba pasando conmigo?
Todo había comenzado hacía tres meses, cuando la lluvia caía fuerte y las luciérnagas danzaban fuera de mi ventana. Había sido una semana intensa y llena de tolerancia. El trabajo estaba pesado y casi me despiden, la universidad estaba en la época de exámenes y en casa mi familia se peleaba por tonterías. Estaba que explotaba, pero justo esa noche todo pareció calmarse, hasta que se fue la luz en todo el sector.
El clima lluvioso refrescó el interior de la casa y al ser Viernes podía relajarme un poco sin presión. Necesitaba estudiar, por lo que estaba ansiosa por dormir la noche entera. Luego de la cena sucumbí a un sueño encantador y entre las sabanas el cansancio prometía desvanecerse, pero fue cuando todo empezó.
Un sonido me despertó, ese que suele abundar en algunas películas de terror. Parecía que rasgaban la corteza del árbol fuera de mi ventana. Por un momento creí que sería un gato o un mapache, así que hice lo que cualquiera hubiera hecho, ignorarlo. Hasta que la fuente del sonido se intensificó y se escuchaba aún más cerca, esta vez en la puerta de mi habitación. Hubiera pensado que podría haber sido mi pequeño hermano de tan solo seis años molestando, pero estaba segura que pasaba de la media noche y todos estaban dormidos, la electricidad no había vuelto y seguramente estaría durmiendo con mis padres debido a su temor a la oscuridad.
No teníamos gato, ni perro, ni siquiera un hámster. ¿Podría haber sido una rata? El sonido de garras contra la madera se detuvo y creí que sería todo, pero luego comenzó más fuerte desde debajo de mi cama. Intenté moverme, pero me sentía atrapada, inmovilizada, dopada. Busqué con la mirada el reloj que siempre estaba en mi mesa de noche, pero los números se veían borrosos y brillantes. El sonido no paraba, al contrario, iba en aumento, como un desespero. El corazón se me había acelerado y unas gotas de sudor empezaron a surgir de mi frente.
Un crujido y cerré los ojos. El grito no salía de mi garganta, no sabía a qué le temía pero estaba inquieta, sentía la amenaza, la adrenalina. Sentía que algo saldría del suelo y me atacaría, pero todo se silenció de golpe. Nada había pasado, pero desde entonces tenía pesadillas reviviéndolo cada Viernes, hasta hace tres días.
Estaba sola en casa, mis padres estaban de viaje y mi hermanito con mi abuela. La pesadilla era la misma, solo que no era una pesadilla, había sido real. Luego del silencio de las garras debajo de mi cama, arañando el suelo, la puerta de mi habitación se abrió. Las luces estaban apagadas y al cuarto entró alguien. Por un momento creí que sería mi madre o mi padre y me sentí aliviada, pero en la oscuridad una sombra puede ser cualquier cosa.
― ¿Mamá? Creí que regresarían mañana, de haberme dicho que regresarían hoy les habría preparado algo de cenar…
Se había quedado en el umbral un largo tiempo, mirándome, con los brazos extendidos. Se había girado para caminar por el pasillo, pero mi sueño me hizo respirar profundo y preguntar algo que no debí…
― ¿Mamá, qué hora es? ¿Qué día es? Recuerda que tengo excursión y debes llevarme a tomar el autobús…
Un crujido sonó y en mi pesadez no me había percatado de lo que estaba sucediendo. Se volvió de nuevo en mi dirección y cuando estuvo a centímetros de mi cama, la oscuridad se desvaneció por la luz de la Luna que había estado ocultando una nube caprichosa. Su rostro se iluminó. No era mi madre. Era una mujer desnuda que me miraba fijamente con dulzura, mientras que su cabeza comenzó a girar verticalmente haciendo crujir cuantos huesos pudieran ser posibles, terminando sus ojos cerca de sus clavículas y su mentón donde debería estar su frente.
Intenté gritar, pero algo me lo impidió. Mi garganta se cerró y de la cama aparecieron brazos babosos que me sujetaban con fuerza. Sentí cuando mi pecho se oprimió y todo se oscureció en el momento en que esa cosa alzó sus manos negras para tocarme.
Cuando abrí los ojos, estaba en el hospital. Había durado en coma estos tres días. Nadie sabía explicar lo que me pasó, cuando llegaron mis padres al día siguiente me habían encontrado inconsciente sin poder despertarme y llamaron a una ambulancia. Mi mamá tenía los ojos enrojecidos e inflamados. Pero en los exámenes médicos no había aparecido ninguna anormalidad. Medicamente, estaba bien.
Volví a la universidad y a mi empleo, intentando olvidar lo que pasó, sabiendo perfectamente que si le contaba a alguien lo que creía que me había pasado, podían creer que estaba loca. Pero sentía una mirada, una sensación de que alguien me tocaba, una extraña vibra. Hasta que él llegó pidiendo una taza de café y aprovechando que era la única mesera de turno, me advirtió.
― Esta es la cuenta, señor.
― Vas a tener que entregarme más que la cuenta. Llevas algo en tu interior que he estado buscando.
―Disculpe, pero si es una especie de piropo, ni lo entiendo ni es gracioso... Pague la cuenta y váyase, por favor.
― Me refiero al espectro de cabeza invertida que llevas dentro. ¿Te infectó, cierto?
― ¿De qué está hablando…?
― De esto…
En la mesa junto a la cuenta, había puesto una fotografía de una figura como de la cosa que me había aterrorizado hacia unos días y por lo que terminé en el hospital. En mis brazos y piernas había hematomas como si alguien me hubiera sujetado con violencia, una de las razones por las que mi mama creía que habían abusado sexualmente de mí, pero era mucho más que eso.
Según él, eran espectros que estaban al acecho, buscando presas que no se materializaban a menos de que los dejáramos entrar. Yo lo había hecho al preguntarle la hora y la fecha. Al parecer no eran cuentos baratos de videos virales en redes sociales. Era real, me estaba consumiendo y aunque creí que sería solo una locura. Volvió a llegar el Viernes y ella volvió a aparecer. No se detendría hasta consumir toda mi energía. Había empezado a tener náuseas y mis órganos estaban fallando.
Era Jueves y no podía más, llorando llamé al número que me dio aquel día en la cafetería, donde yo trabajaba, no sabía qué más hacer. Ya no podía dormir ni comer bien, tenía miedo de dormir y tenía miedo a morir.
― Lo haré. Haré lo que quieras, solo sácala, me va a terminar matando. Mañana volverá por mí, lo sé. Ayúdame.
-Inglés/English-
-Inglés/English-That which haunts me
It had become recurrent. It seemed to haunt me. I was losing control and I didn't know if the best option was a psychologist or a spiritualist. I had sleepless nights, my appetite was almost completely gone. I was having trouble keeping my routine, I felt tired and I was desperate for some answers.
What had been the trigger? I hadn't had any strange contact with any satanic games, any dubious books or had curious inclinations for ghostly objects or themes. I thought it was all just a joke, but "They fly, they fly". My grandmother used to say. I was convinced that they were just influences and paranoia, that people suffered enough to invent that they had seen or heard something that did not belong to this plane, if there was any other. But then, what was happening to me?
It had all started three months ago, when the rain was falling hard and fireflies were dancing outside my window. It had been an intense and tolerant week. Work was heavy and I almost got fired, college was in exam season, and at home my family was fighting over silly things. I was bursting at the seams, but just that night everything seemed to calm down, until the power went out in the whole area.
The rainy weather cooled the inside of the house and since it was Friday I could relax a bit without pressure. I needed to study, so I was anxious to get a full night's sleep. After dinner I succumbed to a lovely sleep and between the sheets the tiredness promised to fade away, but that's when it all started.
A sound woke me up, the one that usually abounds in some horror movies. It sounded like the bark of the tree outside my window being torn. For a moment I thought it might be a cat or a raccoon, so I did what anyone would have done, ignore it. Until the source of the sound intensified and could be heard even closer, this time at my bedroom door. I would have thought it might have been my little brother, only six years old, disturbing me, but I was sure it was past midnight and everyone was asleep, the power hadn't come back on and he was probably sleeping with my parents because of his fear of the dark.
We had no cat, no dog, not even a hamster - could it have been a rat? The sound of clawing against the wood stopped and I thought that would be it, but then it started louder from under my bed. I tried to move, but I felt trapped, immobilized, doped. I looked with my eyes for the clock that was always on my nightstand, but the numbers were blurry and glowing. The sound did not stop, on the contrary, it was increasing, like a desperation. My heart was racing and beads of sweat began to appear on my forehead.
A crackling sound and I closed my eyes. The scream didn't leave my throat, I didn't know what I was afraid of but I was restless, I felt the threat, the adrenaline. I felt that something would come out of the ground and attack me, but everything was silenced all at once. Nothing had happened, but since then I had nightmares reliving it every Friday, until three days ago.
I was alone at home, my parents were away and my little brother was with my grandmother. The nightmare was the same, only it wasn't a nightmare, it had been real. After the silence of the claws under my bed, scratching the floor, the door to my room opened. The lights were off and someone entered the room. For a moment I thought it would be my mother or father and I was relieved, but in the dark a shadow could be anything.
― Mom? I thought they were coming back tomorrow, if they had told me they were coming back today I would have made them some dinner....
She had stood in the doorway for a long time, looking at me, arms outstretched. She had turned to walk down the hallway, but my sleepiness made me take a deep breath and ask something I shouldn't have....
― Mom, what time is it? What day is it? Remember, I have a field trip and you have to take me to catch the bus....
A rustle sounded and in my heaviness I hadn't realized what was happening. He turned in my direction again and when he was inches away from my bed, the darkness vanished by the light of the moon that had been hiding a moody cloud. Her face lit up. It was not my mother. It was a naked woman staring sweetly at me, while her head began to turn vertically crunching as many bones as possible, her eyes ending near her collarbones and her chin where her forehead should be.
I tried to scream, but something stopped me. My throat closed and slimy arms appeared from the bed, holding me tightly. I felt my chest tighten and everything went dark the moment that thing raised its black hands to touch me.
I tried to scream, but something stopped me. My throat closed and from the bed appeared slimy arms holding me tightly. I felt my chest tighten and everything went dark the moment that thing raised its black hands to touch me.
When I opened my eyes, I was in the hospital. I had been in a coma for three days. No one could explain what happened to me, when my parents arrived the next day they had found me unconscious without being able to wake me up and called an ambulance. My mother's eyes were red and swollen. But the medical examinations had not shown any abnormality. Medically, I was fine.
I went back to college and back to my job, trying to forget what happened, knowing full well that if I told anyone what I thought had happened to me, they might think I was crazy. But I felt a look, a feeling that someone was touching me, a strange vibe. Until he came in asking for a cup of coffee and taking advantage of the fact that I was the only waitress on duty, he warned me.
― This is the bill, sir.
― You're going to have to give me more than the bill. You have something inside you that I've been looking for.
― Excuse me, but if that's some kind of compliment, I don't get it, and it's not funny.... Pay the bill and leave, please.
― I'm talking about the upside-down head specter inside you. It infected you, didn't it?
― What are you talking about...?
― This...
On the table next to the bill, there was a picture of a figure like the thing that had terrified me a few days ago and landed me in the hospital. On my arms and legs were bruises as if someone had held me violently, one of the reasons my mom believed I had been sexually abused, but it was much more than that.
According to him, they were specters on the prowl, looking for prey that would not materialize unless we let them in. I had done so by asking him the time and date. Apparently these were not cheap tales from viral videos on social media. It was real, it was consuming me and even though I thought it would just be crazy. Friday came again and she showed up again. She would not stop until she consumed all my energy. I had started to feel nauseous and my organs were failing.
It was Thursday and I couldn't take it anymore, crying I called the number she gave me that day in the cafeteria where I worked, I didn't know what else to do. I could no longer sleep or eat well, I was afraid to sleep and I was afraid to die.
― I will do it. I'll do whatever you want, just get her out, she's going to end up killing me. Tomorrow she'll come back for me, I know it. Help me.
What had been the trigger? I hadn't had any strange contact with any satanic games, any dubious books or had curious inclinations for ghostly objects or themes. I thought it was all just a joke, but "They fly, they fly". My grandmother used to say. I was convinced that they were just influences and paranoia, that people suffered enough to invent that they had seen or heard something that did not belong to this plane, if there was any other. But then, what was happening to me?
It had all started three months ago, when the rain was falling hard and fireflies were dancing outside my window. It had been an intense and tolerant week. Work was heavy and I almost got fired, college was in exam season, and at home my family was fighting over silly things. I was bursting at the seams, but just that night everything seemed to calm down, until the power went out in the whole area.
The rainy weather cooled the inside of the house and since it was Friday I could relax a bit without pressure. I needed to study, so I was anxious to get a full night's sleep. After dinner I succumbed to a lovely sleep and between the sheets the tiredness promised to fade away, but that's when it all started.
A sound woke me up, the one that usually abounds in some horror movies. It sounded like the bark of the tree outside my window being torn. For a moment I thought it might be a cat or a raccoon, so I did what anyone would have done, ignore it. Until the source of the sound intensified and could be heard even closer, this time at my bedroom door. I would have thought it might have been my little brother, only six years old, disturbing me, but I was sure it was past midnight and everyone was asleep, the power hadn't come back on and he was probably sleeping with my parents because of his fear of the dark.
We had no cat, no dog, not even a hamster - could it have been a rat? The sound of clawing against the wood stopped and I thought that would be it, but then it started louder from under my bed. I tried to move, but I felt trapped, immobilized, doped. I looked with my eyes for the clock that was always on my nightstand, but the numbers were blurry and glowing. The sound did not stop, on the contrary, it was increasing, like a desperation. My heart was racing and beads of sweat began to appear on my forehead.
A crackling sound and I closed my eyes. The scream didn't leave my throat, I didn't know what I was afraid of but I was restless, I felt the threat, the adrenaline. I felt that something would come out of the ground and attack me, but everything was silenced all at once. Nothing had happened, but since then I had nightmares reliving it every Friday, until three days ago.
I was alone at home, my parents were away and my little brother was with my grandmother. The nightmare was the same, only it wasn't a nightmare, it had been real. After the silence of the claws under my bed, scratching the floor, the door to my room opened. The lights were off and someone entered the room. For a moment I thought it would be my mother or father and I was relieved, but in the dark a shadow could be anything.
― Mom? I thought they were coming back tomorrow, if they had told me they were coming back today I would have made them some dinner....
She had stood in the doorway for a long time, looking at me, arms outstretched. She had turned to walk down the hallway, but my sleepiness made me take a deep breath and ask something I shouldn't have....
― Mom, what time is it? What day is it? Remember, I have a field trip and you have to take me to catch the bus....
A rustle sounded and in my heaviness I hadn't realized what was happening. He turned in my direction again and when he was inches away from my bed, the darkness vanished by the light of the moon that had been hiding a moody cloud. Her face lit up. It was not my mother. It was a naked woman staring sweetly at me, while her head began to turn vertically crunching as many bones as possible, her eyes ending near her collarbones and her chin where her forehead should be.
I tried to scream, but something stopped me. My throat closed and slimy arms appeared from the bed, holding me tightly. I felt my chest tighten and everything went dark the moment that thing raised its black hands to touch me.
I tried to scream, but something stopped me. My throat closed and from the bed appeared slimy arms holding me tightly. I felt my chest tighten and everything went dark the moment that thing raised its black hands to touch me.
When I opened my eyes, I was in the hospital. I had been in a coma for three days. No one could explain what happened to me, when my parents arrived the next day they had found me unconscious without being able to wake me up and called an ambulance. My mother's eyes were red and swollen. But the medical examinations had not shown any abnormality. Medically, I was fine.
I went back to college and back to my job, trying to forget what happened, knowing full well that if I told anyone what I thought had happened to me, they might think I was crazy. But I felt a look, a feeling that someone was touching me, a strange vibe. Until he came in asking for a cup of coffee and taking advantage of the fact that I was the only waitress on duty, he warned me.
― This is the bill, sir.
― You're going to have to give me more than the bill. You have something inside you that I've been looking for.
― Excuse me, but if that's some kind of compliment, I don't get it, and it's not funny.... Pay the bill and leave, please.
― I'm talking about the upside-down head specter inside you. It infected you, didn't it?
― What are you talking about...?
― This...
On the table next to the bill, there was a picture of a figure like the thing that had terrified me a few days ago and landed me in the hospital. On my arms and legs were bruises as if someone had held me violently, one of the reasons my mom believed I had been sexually abused, but it was much more than that.
According to him, they were specters on the prowl, looking for prey that would not materialize unless we let them in. I had done so by asking him the time and date. Apparently these were not cheap tales from viral videos on social media. It was real, it was consuming me and even though I thought it would just be crazy. Friday came again and she showed up again. She would not stop until she consumed all my energy. I had started to feel nauseous and my organs were failing.
It was Thursday and I couldn't take it anymore, crying I called the number she gave me that day in the cafeteria where I worked, I didn't know what else to do. I could no longer sleep or eat well, I was afraid to sleep and I was afraid to die.
― I will do it. I'll do whatever you want, just get her out, she's going to end up killing me. Tomorrow she'll come back for me, I know it. Help me.
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Grandioso relato, se me erizó la piel con solo leerlo. Gracias por compartirlo con todos.
Gracias a ti por leer y escuchar✨
Esta historia está muuuuy bien narrada, es una primera entrega que deja todo en intriga sobre aquella figura femenina fantasmal. Sin restarle méritos a tus otros trabajos, creo que tienes una forma muy buena de narrar este tipo de historias y que sobre sale con los demás géneros que te he leído (es mi humilde opinión), porque sabes entrelazar naturalmente los antecedentes de la protagonista y colocar distracciones, o datos generales que enriquecen a la narración y le dan "la vuelta" al cuento, creando una afinidad con los personajes.
Solo te faltaría trabajar en la presentación de la sospecha y algunos enganches que sí o sí deben estar pero que son fáciles de aprender o memorizar, porque ya los clímax de la narrativa los llevas muy bien.
Si todo esto que te explico lo has hecho adrede, te felicito. Si mucho de lo que te digo, no lo comprendes y te ha salido de esta manera, igual es un gran mérito, pero no dudes en contactarme (si gustas) para que potencies mucho más esta forma de escribir y que así cumplas con esos parámetros que casi siempre aseguran que una historia tenga todo lo necesario para destacarse y cumplir con los formatos que le dan prestigio.
Yo había quedado en dar un taller de narrativa, pero creo que, por motivos personales, eso seguirá en deuda.
Un gran saludo.
Gracias por tu observación tan detallada. Estaré pendiente por si llegas a sacar ese taller, me interesa. Saludos✨