Cacería
—Edmundo, amor, deja esa cacería absurda —suplicó su novia el día de su viaje.
—Mientras la bestia viva entre nosotros, no podemos estar tranquilos, Alma. ¿Te imaginas que nuestros hijos sean devorados por ese animal?
Alma abrazó a su prometido con fuerza, temblando entre su pecho.
—Pero hace meses que no hemos sabido de la bestia —susurró la chica—, quizás ya se fue de estos parajes. ¿No dijiste que casi la atrapas la última vez? Tal vez se asustó y huyó a las montañas. ¡Por favor, no sigas con esa cacería! ¡Hazlo por mí! —suplicó.
Edmundo separó a su novia de su cuerpo y tomándole la cara con ternura le besó los labios.
—Pero, es justamente por ti que hago esto, amor mío. Por ti y por nuestro futuro. No quiero que corras ningún tipo de peligro —respondió él—. Ni tú ni nuestros futuros hijos. Además, siento que estoy muy cerca de hallar su escondite. Esta semana será de la gran luna y podre moverme por el bosque sin antorchas; eso me ayudará a encontrar su guarida. Tendré un factor a mi favor; así, cuando regreses de tu viaje, te daré la buena nueva.
—Tengo miedo, Edmundo —dijo Alma con los ojos llenos de lágrimas—. No quiero que te pase nada.
—Soy tu caballero, ¿recuerdas? No me pasará nada. Confía en mí.
Y dicho esto, la abrazó de nuevo.
Seguir el rastro de la bestia por el escabroso sendero del bosque y sin el brillo de la luna llena, que permanecía cubierta por unas densas nubes, no había sido tarea fácil; sin embargo, había dado con la entrada a una misteriosa cueva donde se oían unos gruñidos.
Edmundo bajó de su montura, improvisó una pequeña antorcha que puso entre sus dientes y entró con cautela. Las formas que dibujaba el fuego sobre las paredes del lugar lo hacían dudar de cada paso. Llevaba en la cintura la afilada espada y en su mano el arco ya preparado. Los sonidos que oyó mientras se movía por la galería comenzaron a inquietarlo de una forma extraña. El eco reverberaba sobre la roca a medida que se acercaba al final del túnel. Por momentos el sonido parecía más a un llanto y otras veces al ruido metálico de unas cadenas siendo arrastradas. Tuvo que reconocer, de muy mala gana, que tenía miedo.
«No quiero que te pase nada»… La voz de Alma resonó en su cabeza y un escalofrío le recorrió la espalda como la caricia de un dedo de hielo. «¡Por favor, no sigas con esa cacería!»… Aquella petición de su enamorada lo hizo replantearse la idea de seguir adelante. «¡Hazlo por mí!»… Entonces el joven bajó el arco y sacó la antorcha de su boca: estaba decidido. Justo cuando se planteó dar vuelta atrás, un extraño ruido lo detuvo. Esta vez, no creyó lo que sus oídos percibieron. Era posible que aquella voz, aunque apagada, fuese la de…
—¡Alma! —susurró sorprendido.
Cuando llegó al fondo de la caverna no dio crédito a lo que vieron sus ojos. Encadenada sobre la roca, como Prometeo luego de robar el fuego, se encontraba su novia. Estaba amordazada, con los ojos turbios y el rostro amoratado. Sus vestidos estaban rasgados y su vientre mostraba unas heridas de rasguños. Una pequeña fogata daba luz al espacio y junto a ella, las maletas de la joven estaban volteadas. Edmundo tropezó con unos extraños frascos etiquetado con el signo de la botica del pueblo. Alma se retorcía sobre la pared como atacada por un dolor interior. Edmundo le arrancó la mordaza y trató de calmarla, pero ella no parecía reconocerlo. «¡Me quema… me quema!» gritaba.
—Alma, amor mío, soy yo —musitó el hombre con desesperada ternura—. ¿Puedes oírme? ¿Dime quién te hizo esto?
—Debes irte —murmuró la joven apenas pareció recobrar el sentido, pero con una voz que no parecía la suya—. Pronto vendrá… será peligroso…
—¡Sí, nos iremos de aquí! —respondió Edmundo, al tiempo que buscaba liberarla de las cadenas. Revisó entre las cosas y por los alrededores hasta que descubrió un pequeño manojo de llaves no muy lejos del lugar.
—Te llevaré a casa y mataré a quien sea que se atrevió a dañarte —dijo al momento que liberaba el primer grillete. Cuando acabó con el último, Alma cayó de rodillas como una marioneta a la que le cortan los hilos.
—¡Déjame aquí! Ella ya viene. Puedo sentirla…—masculló ella con la poca fuerza que tenía en la voz.
Edmundo desenvainó la espada y se interpuso entre la entrada de la cueva y su novia.
—Sea quién sea, lo mataré o me matará, pero no te dejaré aquí, Alma. Nadie te hará daño mientras yo tenga aliento de vida —sentenció Edmundo, con la espada en ristre y esperando al atacante.
—¡Vete ahora! —gritó Alma. Luego vino el aullido.
Cuando Edmundo giró sobre sus talones, Alma ya no era su hermosa y joven prometida. Frente a él estaba la bestia...
Hunting
—Edmundo, love, stop this absurd hunt, —his girlfriend pleaded on the day of his trip.
—As long as the beast lives among us, we cannot be calm, Alma. ¿Can you imagine our children being devoured by that animal?
Alma hugged her fiance tightly, trembling in his arms.
—But we haven't heard from the beast for months —the girl whispered—, maybe it's already left these parts. ¿Didn't you say you almost caught it last time? Maybe it got scared and fled to the mountains. ¡Please, don't go on with this hunt! ¡Do it for me! —she begged.
Edmundo separated his girlfriend from his body and took her face tenderly and kissed her lips.
—But, it is precisely for you that I do this, my love. For you and for our future. I don't want you to be in any kind of danger, —he answered—. Neither you nor our future children. Besides, I feel I am very close to finding your hiding place. This week will be the week of the big moon and I will be able to move through the forest without torches; that will help me find your lair. I will have a factor in my favor; so, when you return from your journey, I will give you the good news.
—I'm afraid, Edmundo, —said Alma with tears in her eyes—. I don't want anything to happen to you.
—I am your knight, ¿remember? Nothing will happen to me. Trust me.
And so he hugged her again.
Following the trail of the beast through the rugged forest path and without the brightness of the full moon, which remained covered by dense clouds, had not been an easy task; however, he had found the entrance to a mysterious cave where grunts could be heard.
Edmund climbed down from his mount, improvised a small torch that he put between his teeth and entered cautiously. The shapes drawn by the fire on the walls of the place made him doubt every step. He carried at his waist the sharp sword and in his hand the bow already prepared. The sounds he heard as he moved through the gallery began to disturb him in a strange way. The echo reverberated off the rock as he neared the end of the tunnel. At times the sound sounded more like weeping and at other times like the metallic clanking of chains being dragged. He had to admit, very reluctantly, that he was afraid.
«I don't want anything to happen to you»... Alma's voice echoed in his head and a shiver ran down his back like the caress of an icy finger. «¡Please, don't go on with that hunt!»... That request from his crush made him rethink the idea of going ahead. «¡Do it for me!»... Then the young man lowered the bow and took the torch out of his mouth: he was determined. Just as he considered turning back, a strange noise stopped him. This time, he did not believe his ears. It was possible that that voice, though muffled, was the voice of....
—¡Alma! —he whispered in surprise.
When he reached the bottom of the cavern he could not believe his eyes. Chained on the rock, like Prometheus after stealing the fire, was his girlfriend. She was gagged, her eyes cloudy and her face bruised. Her clothes were torn and her belly showed scratch wounds. A small fire gave light to the space and next to it, the young woman's suitcases were overturned. Edmundo stumbled over some strange vials labeled with the sign of the town's apothecary. Alma was writhing on the wall as if attacked by an inner pain. Edmundo ripped off her gag and tried to soothe her, but she didn't seem to acknowledge him. "It burns me... it burns me!" she screamed.
—Soul, my love, it's me —the man murmured with desperate tenderness—. ¿Can you hear me? Tell me: ¿who did this to you?
—You must go —the young woman murmured as soon as she seemed to come to her senses, but in a voice that did not sound like her own—. She will come soon... it will be dangerous....
—¡Yes, we'll get out of here! —replied Edmundo, as he sought to free her from her chains. He looked through the things and around until he discovered a small bunch of keys not far from the place.
—I will take you home and kill whoever dared to harm you —he said as he released the first shackle. When he finished with the last one, Alma fell to her knees like a puppet whose strings had been cut.
—Leave me here! She's coming. I can feel her... —She mumbled with what little strength she had in her voice.
Edmundo unsheathed his sword and stood between the cave entrance and his girlfriend.
—Whoever he is, I will kill him or he will kill me, but I will not leave you here, Alma. No one will harm you as long as I have breath of life —Edmund said, sword at the ready and waiting for the attacker.
—¡Go now! —Alma shouted. Then came the howl.
When Edmund turned on his heel, Alma was no longer his beautiful young betrothed. In front of him stood the beast...
(Imagen de Freepik)Las imágenes son de Licencia Libre.
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Realmente no me esperaba ese final. Lo que tanto buscó, estuvo a su lado todo el tiempo. Excelente relato y redacción. Fue un placer leerte.
¡Bienvenido a #zde! El lugar donde tus pesadillas se hacen realidad ☠️
Por cierto, no olvides la etiqueta spanish en todos tus post. Así los curadores saben que tu contenido es en español. Es importante ponerla siempre. Saludos.
Me alegra que te haya gustado el relato. Me gusta mucho escribir en este estilo. Tomaré en cuenta tu recomendación, muchas gracias. De hecho, ahora que lo sugieres es que caigo en cuenta que no use esa etiqueta. Lo tendré en cuenta en próximas publicaciones.
Eso fue escalofriante, un final inesperado y que cambio el giro de la historia. Me gustó mucho la narrativa, los detalles muy bien cubiertos.
Gracias por compartir.💀
Excelente noche.
Gracias a ti por leer y comentar. Tenía días queriendo publicar algo en ese estilo.
Una historia de terror mezclada con el síndrome de Estocolmo... realmente tenebrosa...
Gracias por pasarte por aquí y dejar tu comentario... Espero que además de tenebrosa, también la disfrutaras...