Hace un tiempo os traje una publicación con un reality de Netflix rodada en EEUU donde unos desconocidos aceptan entrar en un experimento social donde nada más y nada menos se comprometen no sólo a enfrentarse al amor a través de las palabras y de los sentimientos sin ver a la otra parte sino a pedir en matrimonio en tan sólo unos días, tienen para conocerse unas semanas y saldrán solos o prometidos, esa es la regla y todos lo aceptan.
Si la primera edición me pareció real pero con precipitación en la elección de las parejas en esta selección brasileña no aprenden nada de aquella, se supone que el producto ya se ha emitido en otro país y todos los personajes lo han visto, de ahí que con un mes para conocerse por delante no se entiende que en unos pocos días hay parejas que han desechado al resto de participantes por un vínculo emocional imparable.
Y es que al final la mente humana trabaja en la misma rutina en el día a día, en un encierro o a ciegas y cuando hay que competir por un interés la paciencia no es un don, precipitarse para que esa voz que te susurra, ríe o habla de sus cosas te elija a ti es un reto al que no dejas que nadie se adelante, de ahí la precipitación y la elección errada, esta vida está llena de buenas y malas decisiones y ese reality es una buena muestra de ello.
Seguidamente a la elección de la persona ideal que debe aceptar la propuesta antes de verte llega ese primer vistazo, ese olor de la persona que unos días te ha hecho palpitar tu corazón y desde ese momento en unos días sales para un mini resort donde disfrutarán de una luna de miel con todos los lujos para que nada vaya mal, posteriormente llega lo complicado, la familia, las decisiones frente a la realidad y la convivencia previa a la boda donde cada cual descubrirá el lado oscuro de su elección.
¿saben cuantas parejas de casi veinte opciones que se presentaron en la primera edición superaron la boda y continuaron juntos tras un año? En esa edición de EEUU solo dos parejas mantuvieron el tipo sin apenas fisuras aparentes, pero dejando atrás ciertas libertades que olvidaron con el tiempo y en los que tuvieron que hacer esfuerzos que de saberlos antes de empezar no habrían aceptado. Es un experimento fantástico en el que probablemente si apuestas por la cabeza y el dar con tu pareja apurando el tiempo por conocerlas mejor fracasarás y si te precipitas vivirás una montaña rusa de emociones en unas semanas y que te quiten lo bailado.
¿Participaría en una sesión española? Con veinte años menos no lo dudaba. Mañana más...
