Hola soy nuevo por acá, quería compartir con ustedes de este contenido totalmente original. Espero os guste.
Los ojos de aquella mujer de tez morena, con su cabellera larga y brillante, eran tan llamativos, que nadie, absolutamente nadie se resistía a no volver a mirarla después de que pasara al lado de alguien. Su silueta tan perfecta enmarcaba un oasis de perfección y belleza, que era imposible intentar obviarla. Aún así, su mirada escondía lo que muchos no pensaban. Posiblemente, había observado tantas cosas en su vida, que hacía que su visión fuera mucho más allá de lo obvio, mucho más allá de lo que percibíamos quienes la mirábamos. De cualquier modo, el clima frío se hacía cálido con tan solo ella llegara al lugar donde estábamos, y su imponente caminar retumbaba los oídos de quienes merodeaban a su alrededor. En la universidad había muchos valientes que intentaban adentrarse en ese mundo desconocido, muchos trataban de hacerse siquiera de algunas palabras de su boca, pero, nadie podía, jamás alguien había dado con solo un sonido de su boca. Allí estaba yo. Sencillamente intentando descifrar cada uno de sus movimientos, como si de algún juego de ajedrez fuera, para intentar dar un paso certero, y no caer en la vergüenza como ya muchos habían caído, y la que algunos no habían podido salir ilesos. Mi afinidad por hacerlo, se basaba por el hecho de escuchar la historia de un estudiante carismático, que, al mirar apenas la silueta de esta, había quedado encantado, y por dicha razón, intentó cruzar palabras con esta a la vista de todos. Para todos solo era cuestión de tiempo y mirar la reacción de ella, que aún no centraba la atención en él, como si estuviese dándole oportunidad de salir de aquella situación. Yo lo miraba de frente, aunque detrás de algunas personas para no llamar la atención, al igual que docenas de chicos que tomaban notas de las palabras que aquel valiente, para ver como aquella mujer lo destruía en segundos, y para no repetir el mismo error de él.
Cuando el movimiento de sus labios se pudo notar, intentábamos agudizar nuestro sentido del oído para entender las palabas que jamás habíamos oído de ella, y que nos imaginábamos como el cantar de los mismos ángeles del firmamento.
El bullicio era insoportable, el ajetreo de la gente evitaba escuchar siquiera el susurro de ella, pero no era necesario saber lo que decía, pues pronto veíamos la reacción de aquel valiente.
Sus hombros rápidamente cayeron hacia atrás, sus ojos se hicieron pálidos, y la sonrisa con que había comenzado aquella travesía, iba apagándose cual fuego carente de calor. En su cara se dibujó la cara más triste de todas, mientras iba cayendo rostro a tierra sinónimo de vergüenza y dolor.
Los labios de aquella mujer seguían expresando palabras como el brote del agua de un fresco manantial, pero seguía siendo imposible escucharla.
—¡Diantres! ¿Podrían callarse? ¡No puedo escuchar nada! —
Un mozo desesperado gritó a voz en cuello en busca de paz, más bien, en busca de serenidad para intentar descifrar el himno que parecía salir de los labios de aquella mujer, que seguían expresándose de espalda a este, y aun así, seguía acribillándolo sin misericordia.
Yo seguía intentando mirar atentamente todo, pero por el gritó de aquel hombre, hizo que ella no dijera nada más, lo sabíamos, pues sus labios no siguieron moviéndose al escucharlo.
Luego, ella miró a aquel hombre que parecía estar muerto en vida, y que la energía que tenía, la había perdido en aquel suicidio que él mismo encaminó. La mirada de aquella, tan solo fue como la estocada de un hábil espadachín, que terminó con la entereza y la dignidad de aquel noble.
La intriga de todos seguía consumiendo el deseo por llegar a conocer a esta mujer tan bella, pero que, en sus intrincados e indescifrables movimientos, tan solo causaban la incógnita de saber quién sería el próximo que caería en el cerco de dolor en que parecía que todos caían con tan solo acercarse a ella.
Algunos llegaban a hacer apuestas, como si de un trofeo se tratara el poder llegar a cruzar apenas pocas palabras con ella, apuestas que muchos no eran capaces de cumplir, al sentir la presión que solo causaba su presencia en cualquier lugar.
¿Qué era lo que más llamaba la atención de aquella mujer?
Era diferente a todas las demás. Mientras que muchas solo hablaban de sí mismas, ella tan solo miraba su libreta de notas intentando mantener la concentración en aquello que parecía más importante que la ropa y la belleza, que era más importante para los otras.
Por otro lado, una gentileza aparente pintaba el cuadro más hermoso de su personalidad, pero hacía un contraste al no saber nada sobre ella, algo de lo que esta misma intentaba mantener en su lugar.
Aquella mañana, mi corazón latía tan fuerte que podía escucharlo desde afuera. Mis manos temblaban a medida que pensaba en tan solo poder encontrarme con ella de frente y tan siquiera presentarme y decirle mi nombre, mis piernas decaían al solo imaginar estar parado frente a ella.
Mi conciencia intentaba mantener la cordura mientras imaginaba el dialogo que seguramente no tendría ningún efecto, pues además yo era tartamudo, por lo que, era otra cosa que tenía en contra.
Pensé una y otra vez si hacerlo, pero mi corazón seguía insistiendo a toda costa, y de hacerlo, saldría de dentro de mí y el lo hubiera hecho. Aun así, debía ser tan rápido y sagaz como una gacela, pero tan sutil y hábil como una serpiente. No quería ser imprudente, tampoco ser tan intrépido, tan solo quería ser yo, de frente con aquella chica que causa estragos en lo más dentro de mi ser…
Continuará…
The eyes of that dark-skinned woman, with her long, shiny hair, were so striking that no one, absolutely no one could resist not looking at her again after she passed by someone. Her silhouette so perfect framed an oasis of perfection and beauty, that it was impossible to try to avoid her.
Even so, her gaze hid what many did not think. Possibly, she had observed so many things in her life, that it made her vision far beyond the obvious, far beyond what those of us who looked at her perceived.
In any case, the cold weather became warm just as she arrived at the place where we were, and her imposing walk echoed in the ears of those who lurked around her.
At the university there were many brave people who tried to enter this unknown world, many tried to get even a few words from her mouth, but no one could, no one had ever even heard a single sound from her mouth.
There I was. Simply trying to decipher each of his moves, as if it were a game of chess, to try to take an accurate step, and not fall into shame as many had already fallen, and some had not been able to come out unscathed.
My affinity for doing so was based on the fact that I had heard the story of a charismatic student, who, upon seeing the silhouette of this one, had been enchanted, and for that reason, tried to cross words with her in full view of everyone.
For everyone it was just a matter of time and watching her reaction, who still did not focus her attention on him, as if she was giving him a chance to get out of that situation.
I was looking at him from the front, although behind some people so as not to attract attention, as well as dozens of boys who took notes of the words of that brave man, to see how that woman destroyed him in seconds, and not to repeat the same mistake he made.
When the movement of her lips could be noticed, we tried to sharpen our sense of hearing to understand the words that we had never heard from her, and that we imagined as the singing of the angels of the firmament.
The bustle was unbearable, the hustle and bustle of the people prevented us from even hearing her whisper, but it was not necessary to know what she was saying, because we soon saw the reaction of that brave man.
His shoulders quickly fell back, his eyes became pale, and the smile with which he had begun that journey, was fading like a fire devoid of heat. On her face was drawn the saddest face of all, as she was falling face down to the ground, synonymous with shame and pain.
The woman's lips continued to express words like the gushing of water from a fresh spring, but it was still impossible to hear her.
-Will you please be quiet? I can't hear anything! -
A desperate boy shouted at the top of his voice in search of peace, or rather, in search of serenity to try to decipher the hymn that seemed to come from the lips of that woman, who continued to express herself with her back to him, and even so, she continued to riddle him mercilessly.
I was still trying to watch everything attentively, but the man's scream made her say nothing more, we knew it, because her lips did not continue to move when she heard it.
Then, she looked at that man who seemed to be dead in life, and that the energy he had, he had lost it in that suicide that he himself led. Her gaze was like the thrust of a skillful swordsman, which ended with the integrity and dignity of that nobleman.
The intrigue of all continued to consume the desire to get to know this beautiful woman, but who, in her intricate and indecipherable movements, only caused the unknown to know who would be the next to fall into the encirclement of pain in which it seemed that everyone fell just by approaching her.
Some even made bets, as if it were a trophy to be able to cross just a few words with her, bets that many were not able to fulfill, feeling the pressure that only caused her presence anywhere.
What was it that most attracted the attention of that woman?
She was different from all the others. While many only talked about themselves, she just looked at her notebook trying to keep her concentration on what seemed more important than clothes and beauty, which was more important for the others.
On the other hand, an apparent gentleness painted the most beautiful picture of her personality, but contrasted with not knowing anything about her, something she herself was trying to keep in place.
That morning, my heart was pounding so hard I could hear it from outside. My hands trembled as I thought about meeting her face to face and even introducing myself and telling her my name, my legs gave out at the thought of standing in front of her.
My conscience tried to keep my sanity as I imagined the dialogue that surely would have no effect, because I was also a stutterer, so it was another thing I had against me.
I thought over and over again whether to do it, but my heart kept insisting no matter what, and if I did, it would come out from inside me and he would have done it. Still, I had to be as quick and shrewd as a gazelle, but as subtle and skillful as a snake. I didn't want to be reckless, I didn't want to be so fearless, I just wanted to be me, face to face with that girl who wreaks havoc in the deepest part of my being....
To be continued...
Ismael D. Rodríguez
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