Monthly Prompts | Inspired blocking (Bloqueo inspirado) [EN/ES]

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English

Inspired blocking

Lack of inspiration has left my brain inert. The pencil runs across the blank page, wandering between movement and what I want to write. After several minutes, without anything blossoming in my head. I get up and go to the bedroom. Perhaps sleep will reestablish that creative thread that seems to have been broken.

I can wander through my thoughts while the profound silence of that four-by-four-meter space welcomes me. I lie down on the bed with a comfortable, silky-soft blanket.

I'm in this space, losing my sight in the darkness, trying to draw stories in the air that I can then transfer to a page, but it all seems useless. My neurons rebel against me, leaving me with relentless loneliness.

I close my eyes to surrender to endless dreams, some bright, others blurry, like myopia brought on by the passage of time. Unconsciousness takes hold of me, and I disappear into an unknown whirlpool, perhaps just for that night, and then I let Morpheus take me. An unappealable appointment so powerful that it bewitches my mind.

I walk through those unreal corridors, looking for my inspiration. I utter some strident words that fill that mystical place: “Where are you?” The echo extends to the limits of infinity.

Then, a breeze brushes my face, like the warm caress of a maiden with porcelain hands. An inexplicable calm descends over my existential fibers, and I smile. The wind is transfigured into a beautiful being, almost like an angel, with eyes as bright as the sun.

The translucent silhouette of that being envelops me and runs through every space of the epidermis, like the raindrops that fall noisily from the sky. The cloudy hands of the translucent being take my face, and I immediately feel a warmth that goes deep inside me. I sense it expands inside my body and brings me almost, by assault, a myriad of emotions and feelings that awaken my sleepy mind. It has dominated me. It has possessed me. I surrender myself entirely to the experience...

I open my eyes and return to my conscious reality. The morning light filters through my eyelids like a naughty child. The blurred images slowly come into focus. The first thing I see is the whitish ceiling of my room and that old beige lamp hanging as a silent witness to my nocturnal wailing.

My cell phone was beginning to ring, interrupting the imperturbable silence. I wake up almost involuntarily, welcoming a routine that awakens with the alarm, and my steps lead me to the kitchen.

I brew my coffee, and the aroma permeates my nostrils, reaching into the pleasure center of my brain. I take a sip, and my mind instantly connects with my body. I quickly get up from the white cedar chair and run to my desk. The white sheet and pencil rest on the rustic wooden table, waiting from the night before.

Diligent hands take the graphite, and the letters are captured on the white canvas. I remember the dream, and the narrative flows as if by magic. I continue to drink the coffee, which seems like fuel injected to make every gear in my mind work.

After capturing the story, I think, “Inspiration has returned and visited me in my nightly dreams, like a midnight lover, and the coffee was the catalyst fuel to quicken and sharpen the creative mind.”

The end

Español

Bloqueo inspirado

La falta de inspiración me ha dejado inerte el cerebro. El lápiz recorre la hoja en blanco, divagando entre el movimiento y lo que fuerzo a escribir. Después de varios minutos sin nada que florezca en mi cabeza. Me levanto y voy a la alcoba, tal vez el sueño restablezca aquel hilo creativo que parece haberse arrancado.

La oscuridad del cuarto tiene un cierto en encanto, puedo divagar entre pensamientos, en tanto el silencio profundo de aquel espacio de 4 metros por 4 me acoge en sus brazos. Me tumbo en la cama con una cobija confortable y suave como la seda.

Estoy en este espacio perdiendo la vista en la oscuridad, tratando de dibujar en el aire historias que luego pueda pasar a una hoja, pero parece que todo es inútil, mis neuronas se revelan en mi contra y me dejan solo con mi soledad implacable.

Cierro los ojos para entregarme en un sinfín de sueños, algunos claros, otros borrosos como una miopía avanzada por el paso del tiempo. La inconsciencia se apodera de mí y desaparezco en un remolino desconocido, tal vez solo sea por aquella noche, luego me dejó llevar por Morfeo. Una cita inapelable y tan poderosa que hechiza mi mente.

Por aquellos corredores irreales voy buscando a mi inspiración, pronuncio algunas palabras estridentes que llenan ese lugar místico. «¿Dónde estás?». El eco profundo se extiende hasta los límites del infinito.

Luego una brisa me roza el rostro, como la cálida caricia de una doncella con manos de porcelana. Una inexplicable calma llega a cernirse entre mis fibras existenciales, y sonrió. El viento se transfigura en un ser hermoso casi como un ángel, con ojos tan brillantes como el sol mismo.

La silueta translúcida de aquel ser me envuelve y recorre cada espacio de la epidermis, como las gotas de lluvia que caen estrepitosamente del cielo. Las manos nublosas del ser traslúcido toman mi rostro, de inmediato siento un calor que se va internando muy profundo, lo siento expandirse dentro de mi cuerpo y tomarme casi por asalto, en un sin fin de emociones y sentimientos que despiertan la mente adormilada. Me ha dominado, me ha poseído. Me entrego entero a la experiencia...

Abro los ojos y vuelvo a mi realidad consiente. La luz mañanera se filtra entre los párpados como un niño travieso. Las imágenes borrosas poco a poco se enfocan. Lo primero que veo es el techo blanquecino de mi habitación y aquella lámpara vieja de color beige colgada como testigo silencioso de mis lamentos noctámbulos.

Mi celular empezaba a sonar interrumpiendo el silencio imperturbable. Me levanto casi involuntariamente acogiendo una rutina que se despierta con la alarma del dispositivo. Mis pasos conducen hasta la cocina. El estómago en un desesperante quejido pide a gritos algo de comida.

Preparo mi café, y el aroma penetra las fosas nasales, llegando hasta el centro de placer de mi cerebro. Bebo un sorbo y mi mente se conecta instantáneamente con mi cuerpo. Me levanto de la silla blanca de cedro a toda prisa y corro a mi escritorio. La hoja blanca, y el lápiz reposan en la mesa de madera rústica esperando desde la noche anterior.

Las diligentes manos toman el grafito y las letras empiezan a grabarse en el lienzo blanco. Recuerdo el sueño, y la narrativa fluye como por arte de magia, sigo bebiendo el café que parece un combustible inyectado para hacer funcionar cada engranaje de mi mente.

Luego de terminar de plasmar la historia pienso, «La inspiración ha vuelto y me ha visitado en mis sueños nocturnos, como una amante de media noche, y el café fue el combustible catalizador para agilizar y agudizar la mente creativa».