El Sars-Cov 2 y la enfermedad que causa este virus, llamada porOrganización Mundial de la Salud, OMS, COVID19
está en pleno desarrollo, un análisis del mismo se hace difícil dado a la
cercanía tangible de los acontecimientos que ha causado el coronavirus a nivel
mundial. Sin embargo, tomando como base la pedagogía crítica o radical se puede
decir, emulando al escritor colombiano fallecido, Gabriel García Márquez, que está
situación crítica y abismal que ha generado el nuevo coronavirus, es una
crónica anunciada por científicos, intelectuales y pedagogos de la corriente de
la teoría crítica social.
Hay una realidad que nos golpea
tajantemente y es que el COVID19 cambió al mundo en un abrir y cerrar de ojos,
nadie se lo esperaba; aunque científicos, intelectuales y un sin fin de
profesionales habían advertido que una conmoción de rupturas estructurales, sin
precedentes, se podían generar; producto de un fenómeno ambiental o no, como
una pandemia, pero ni los países que detectan la hegemonía de poder en el globo
ni las naciones menos favorecidas o excluidas de las fuerzas de poder, se
detuvieron por un momento a transformar las formas de vida que han sufrido vertiginosamente
las sociedades en nuestro tiempo.
Está
crónica anunciada no sólo es producto de un sistema de la era globalizada, capitalista
y neoliberal, sino va más allá del comportamiento que la humanidad ha tenido
irresponsablemente ante los problemas que aquejan mundialmente a las sociedades,
como la crisis energética, el calentamiento global, los conflictos raciales,
culturales, las desigualdades sociales, la crisis sanitaria entre otros.
Cuando
me refiero que no sólo los países con sistemas
capitalistas, que de hecho son altamente
responsables ante todo este desmadre de lo que está viviendo la humanidad por
el COVID19, es porque está pandemia ha florado o revelado los trapos sucios, por
decirlo coloquialmente, de las realidades de otras naciones que son de corriente
de izquierda o con otros sistemas políticos, como China, España, Italia entre
otros.
Se
ha observado como estos países desarrollados han dejado sus políticas públicas sanitarias
a un lado; que los sectores pobres y vulnerables siguen siendo excluidos, que
la crisis energética fosilizadas, que domina la producción mundial, está colapsada y que el calentamiento global
no se detiene.
El
nuevo Coronavirus ha desatado un colapso mundial en las distintas estructuras,
incluso la educacional y es aquí que los pensadores de la pedagogía y los intelectuales
de la teoría radical o crítica, como Paulo Freire, Moacir Gadotti, Henry
Giroux, el escritor Eduardo Galeano y
otros, hoy tienen más vigencia que nunca.
Ante
este panorama se hace necesario un cambio de paradigma, una transformación
política y pedagógica, donde se cuestione fundamentalmente los sistemas de las grandes
potencias hegemónicas capitalistas o las que se dicen llamar de izquierda, pero
que siguen un modelo igualmente neoliberal, donde las relaciones económicas de
mercado están por encima de las situaciones
sociales y ecológicas.
La
educación tiene un papel preponderante en el resurgimiento de una nueva
humanidad superemos o no, de forma inmediata, los estragos de la pandemia del
COVID19. Es evidente que el mundo no será el mismo, que las sociedades tendrán
que ser más comprometidas con lo que Moacir Gadotti llama la “ecopedagogía” y con
la pedagogía liberadora, emancipadora que desarrolló Paulo Freire. Hay que
hacer un cambio en la forma como se está educando en las escuelas y en las
universidades a nivel mundial, es el momento de transformar las ideologías que
han dominado al mundo en los últimos 200 años, aún, pese a tanta desidia,
estamos a tiempo.
La actividad humana ha generado estas pandemias
porque se ha alterado el ciclo del agua y el ecosistema que mantiene el
equilibrio en el planeta. El calentamiento climático producido por
las emisiones del CO2, que a su vez es derivada por la explotación desmesurada
e incontrolada de las energías fosilizadas, principalmente por las grandes
potencias hegemónicas capitalistas o no.
Es
hora que los intelectuales, pedagogos y cualquier ciudadano crítico,
comprometidos con el devenir histórico y con
la vida, empiecen alzar sus voces. No es menos cierto que algunas
naciones en vías de desarrollo y subdesarrolladas, términos utilizados por la hegemonía mundial dominante, se oculten tras la idea de que no han superado su papel dependiente,
explotado, enajenado y alienante, porque existe una economía desleal, porque
las materias primas en nuestras naciones las explotan por un mínimo costo y que
además nos bloquean económicamente; pero qué se ha hecho para salir de esta
situación; qué papel de borregos, “inocentes” y humillante hemos estado
edificando, para transformar está realidad y emerger e irrumpir contra las
fuerzas oscuras latentes, de un lado y del otro, que han permitido,
solapadamente, que esto siga ocurriendo. Aclaro, para que no se malentienda, todo esta situación de relación desigual entre
países globalizadores y globalizados, en el contexto mundial, es desproporcionalmente cierta.
Sin
embargo, hay otra realidad que se ha permitido o mejor “autorizado”, durante
milenios, existe el opresor porque coexiste el oprimido, hay que romper esas
cadenas. Existen naciones que han dirigido su geopolítica hacia una menor
interdependencia, entre las que destacan: Tailandia, Ucrania, Hong Kong,
Singapur etc. Han buscado desde adentro crear una economía sustentable, han
desarrollado precariamente energías renovables y caminan hacia su liberación; descollando las políticas externas que las
dominan.
Si
el mundo no se detiene en seguir con una globalización que sólo piensa en una
hegemonía neoliberal, mercantilista, deshumanizada, anti-ecológica; las pandemias más fuertes que el Sars-Cov2,
los desastres naturales, incendios forestales, los huracanes, las inundaciones,
las migraciones de animales y hombres, por
el calentamiento climático, donde los virus de ambos viajan juntos, los problemas
sociales y culturales, como el hambre, la simple obtención del agua potable, las desigualdades sociales, raciales entre otros;
lamentablemente seguirán su curso y el mundo inevitablemente o
irreversiblemente estaría a las puertas de una extinción total.
La enfermedad del Covid19 que se transformó en
pandemia es una lección para la humanidad, no podemos seguir en un mundo
caracterizado por el individualismo, por el exhibicionismo, narcisismo y una
egolatría exacerbada, ya que el coronavirus, aunque no se quisiera pensar en el otro o no te
importe, igual tienes que hacerlo, porque al no
tomar las mediadas de seguridad y de protección recomendadas por la ONU,
estarías exponiendo tú propia vida.
Igualmente,
aquellos países que están maquinando perversamente que harán un negocio redondo con las vacunas
contra el Covid19 y más bien no
masifiquen su producción de forma gratuita hacia la población mundial, piensen erróneamente
que estarán en una burbuja protegidos; mientras la personas que no pueden
adquirir la vacuna estén contagiándose; no
se percatan que en cualquier momento esa situación privilegiada se les podría
revertir, resurgiendo los repunten del virus con más fuerza.
El coronavirus
llegó para quedarse, para que reflexionemos,
tomemos conciencia y
transformemos la globalización económica, mercantilista y consumista por una “globalización de la ciudadana planetaria”,
por una economía sustentable, solidaria
y más humana.
Reitero
es tiempo de retomar las ideas de la
pedagogía crítica, liberadora de Paulo
Freire, Henry Giroux y la “ecopedagogía” de Moacir Gadotti, de los pensadores
como Eduardo Galeano, Luis Bonilla y otros, sus teorías y sus praxis son
necesarias para crear un nuevo mundo. Hay que cambiar la conciencia y la visión
del mundo que impera en las generaciones de hoy en día, solo con la educación liberadora
será posible. Que en las instituciones educativas se aplique la metodología de
Paulo Freire en su pedagogía de la liberación (acción, reflexión y acción),
para crear conciencia a través del dialogo amoroso y contextualizado; desde la
cotidianidad, entre los docentes y los educandos, para transformar la sociedad.
Asimismo, la "ecopedagogía" que plantea, el pedagogo Moacir Gadotti; desarrollaría un mundo justo, solidario, humano y ecológico.
Para
Gadotti la “ciudadanta planetaria” es una concepción unificadora del planeta,
es crear una sociedad mundial, es la unidad en la diversidad, es el interés de la humanidad por desarrollar
economías sustentables, solidarias con un fin común de preservar la vida de
todos los seres vivos que habitan en nuestra esfera azul. Es un reto que va más allá del accionar de los pedagogos, se tendrá que hacer
una revisión de los planes de estudios. Es crear un nuevo modelo educativo que responda
a la concepción de la ecopedagogia y a la globalización de la ciudadanía
planetaria.
La pandemia también ha dejado en evidencia que la educación debe usar las Tics, como herramienta auxiliar imprescindible, que los educadores deben empoderarse de estas tecnologías.
Por
otra parte, la recesión económica, la crisis energética que está viviendo el
mundo y más profundamente las naciones latinoamericanas por la pandemia, es de vital
importancia que éstos estados inviertan en proyectos para desarrollar energías
renovables o alternativas más respetuosas y nobles con la naturaleza, como la
solar, la eólica, la hidráulica, la térmica y la nuclear. El mundo y en especial
Latinoamérica pudiera resurgir de las cenizas como el ave fénix, al
desarrollar una economía realmente sustentable basada en la producción de estás
energías, como lo están haciendo muchas naciones del mundo. Estamos a tiempo,
tenemos los recursos naturales y el capital humano. Es factible que el mundo se
transforme, sí las naciones trabajan con ética, responsabilidad y compromiso. Un nuevo mundo es posible.
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