El Huésped | Cuento

in #literatura3 years ago (edited)

El Huésped


La tormenta me parece tranquila desde que he dejado de colorear mi hogar con las luces que reflejan los cristales colgados de mi techo. La polvareda agitada que se desprende de mis muebles, gravitan en el ancho de mi habitación y un resquicio se asoma tímidamente hacía mi cama; creo que dejé la puerta entre abierta. Perdí la cuenta de los días que llevo enclaustrado y hasta he olvidado quién es el otro huésped que se aloja en mi casa; ahora lo llamo ‹‹el intruso››. Intruso y yo, recuerdo, llevamos muchos años viviendo y compartiendo este espacio, pero no logro hacer memoria. Ayer de nuevo escuché sus pisadas hambrientas en la cocina.

Reconocí el rechinido de la alacena y el crujir de un pan; seguramente rancio. Después, sus pasos se dirigieron hacía la sala, supuse que estaba buscando las fotos; desde que tengo memoria lo escucho abrir y cerrar la enciclopedia de pasta gruesa en la que suelo guardarlas para que no se deterioren. Así, pasábamos los días intruso y yo en un llevadero distante. Él hacía su rutina monótona mientras yo en mi habitación me la pasaba escribiendo para mi nueva novela. Pero un día, un señor desorientado toco nuestra puerta; intruso bajó rápidamente a abrirle. Ellos empezaron a saludarse muy alegremente. Intruso va a la cocina y le ofrece un té; ríen y enciende la chimenea. De pronto, llega una pareja muy peculiar con una tarta. Ya no sólo son la pareja y el hombre, ahora hay una multitud de niños... ¿Será que intruso organizó una fiesta en mi casa? Miré hacía la dirección opuesta y tan pronto me di cuenta; ya había más invitados por todos los rincones. Los rayos empezaron a alumbrar cada rincón de mi casa, ya no parecía mi morada. Busqué a intruso por todos los cuartos, interrumpiendo entre la multitud hasta que por fin pude enfrentarlo. Le toqué el hombro, volteó y, en ese instante sentí como mi cuerpo perplejo se quedó asombrado. Era como si estuviese parado frente al espejo. Me quedé en silencio. Me miró, y luego de entre su gabardina saco un libro con cubierta roja que llevaba como título “El Huésped”. Salí despavorido al ver que todo este tiempo intruso estuvo escribiendo lo mismo que yo; ¡robó mis ideas!

Al día siguiente, desperté en medio de un bosque muy iluminado violentamente por la naturaleza que lo adornaba, mis ojos apenas y podrían abrirse; hace mucho tiempo que no salgo. Al llegar a casa, vi a la policía que acompañaba a mi hermana. Preocupada, camino hacia mí y me abrazó. En ese instante le conté lo que había ocurrido y lo que intruso me había hecho, yo no lo podía creer. Ella me miró y extrañada me dijo: “Me llamaron tus vecinos porque creyeron que te había pasado algo grave. Te vieron salir corriendo de tu casa sin ningún rastro de que hubiera alguien más acompañándote”. Asombrado me aparté de ella y le dije: “Pero todo esto ha sido culpa de intruso”. De nuevo me miró y me explicó: “Querido hermano, en esta casa sólo resides tú y el recuerdo de tu esposa”.


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