El Perro Fiel (Novela sin terminar) Parte 11

in #literatura5 years ago

_ Tiene razón ¿Quieres dejarlo hasta aquí por hoy Ti…? - dijo Nico sin poder terminar al ver que Tina ya se estaba poniendo de nuevo su traje y desechando la toalla.

_ No, puedo seguir un poco más. - dijo en un tono algo serio tomando su sable, parecía que ya tenía algo de más que descargar.

Nico notaria de inmediato un cambio en su actitud, voltearía a ver a Francesca marcharse con un gesto poco amistoso, suspiro al darse cuenta de que aquella chica había alzado la voz deliberadamente para que Tina la escuchara, se sentía como un árbol siendo marcado como territorio por dos fieras. Tina tomaría de nuevo esa postura agresiva pero Nico no empuño su espada, la joven lo tomaría como otro de sus juegos y provocaciones, tal malentendido sumado al mal humor actual la haría lanzarse con fuerza, directo al pecho de su oponente, pero este último no parecía moverse, el ataque siguió su camino pero justo cuando el sable estaba a punto de dar en su blanco Nico se pondría de medio lado dejando pasar la estocada, atraparía la mano de tina, y luego su cintura, Tina impactaría en su pecho y cruzaría miradas con Nico.

_ ¿Bailamos? - dijo Nico con una sonrisa como si su comportamiento fuera de lo más normal.

_ ¿C-cómo?... - respondió incrédula, el cambio tan súbito de la situación la hizo perder totalmente de vista la idea amarga en su mente.

_ Creo que necesitas una manera diferente de ver esto para que lo comprendas. -

_ No entiendo. - dijo aun incrédula apartando la mirada.

_ ¿Es acaso que no sabes bailar? - pregunto Nico con un tono de sarcasmo.

_ ¡Claro que se bailar! - exclamo en respuesta volviendo a cruzar miradas con el alto joven que la sostenía con cuidado.

_ ¿Y por qué sostienes aun tu espada? -

Tina se percataría que seguía sosteniendo su espada con firmeza, luego miraría de nuevo a Nico, sus ojos parecían decir que hablaba en serio, así que de inmediato dejaría caer la espada para poder posar cómodamente su mano en la de el, la otra en su hombro, y con un conteo marcado por el mayordomo ambos empezarían a bailar lentamente.

Al principio Tina no podía evitar estar nerviosa, después de todo ella no había bailado con Nico en años, si es que podía llamárselo baile a las veces cuando él la cargaba y fingían bailar con gracia, para ella se sentía como su primer baile real, un momento que sería mucho más especial si no fuera porque era con la intención de entrenar y ambos estaban cubiertos de algo de sudor, entonces Nico se detendría para cambiar el paso, era ahora un poco más rápido, Tina podía seguirlo sin problemas, y al darse cuenta el joven volvería a cambiar el ritmo.

Luego de un par de cambios de ritmo volverían a ir lentamente, podía seguir fácilmente los pasos de Nico, ya ni siquiera estaba contando los pasos, solo era el silencio su único testigo, pero justo cuando se había liberado por completo de la vergüenza, y había acumulado la confianza para bailar de forma más íntima con Nico, este zanjaría más la distancia entre ellos. Comprendería que después de todo Nico tenía en mente solo el entrenarla, pero no dejaría ver la decepción en su rostro, solo se concentraría en sentir el ritmo que llevaban, cambiarían la velocidad un par de veces más, después el alto joven iría por las espadas, tomarían una posición de guardia, y Nico le haría una seña con la mirada.

Rápidamente este avanzaría, pero Tina guardaría la distancia, Nico se movería, pero ella reaccionaria flanqueando, entonces se dio cuenta, todo este tiempo Nico quiso mostrarle como seguir el ritmo, entender y predecir el movimiento del adversario, sentir como el ritmo cambiaba.
_ "¡Por eso eran los golpeteos!" - pensó, Nico estaba marcando el paso como un metrónomo al tocar un instrumento, o las palmas al bailar, y sin darse cuenta ya estaban de nuevo en aquel baile, solo que esta vez estaban unidos por sus espadas.

Ella embestía, Nico defendía, luego cambiaban, el ritmo se hacía más rápido, más lento, habían pausas, luego acción, de nuevo aquel arrítmico concierto volvería a manifestarse, cada estocada era aparentemente al azar, pero en si todo tenía un ritmo, incluso Tina se dejaría llevar, se soltaría, dejaría esa postura rígida y empezaría a verse como si danzara, tal como Nico al entrenar.

Giros, cambios de guardia, pasos rápidos, aquel choque de espadas parecía no tener fin, y no es que no lo buscaran, cada uno tenía la intención de conectar al otro, pero el ritmo era perfectamente armonioso, y por primera vez Tina de verdad estaba danzando con su sable, y Nico era su compañero, luego un sonido, uno de esos viejos relojes de la casa sonó, y con sus campanadas detuvo aquella orquesta, como si fuera la campanada final. Tina notaria una cosa diferente en Nico, esta vez estaba bañado en sudor, realmente sudado, significaba que había logrado hacer que Nico se esforzara en combate, tal fue la emoción por logro que no se había percataría de que su brazo temblaba, fueron tantos los intercambios fuertes de estocadas, que la vibración y los golpes lograron fatigarlo por completo su brazo, así que solo dejo caer la espada sintiéndose realizada, pero apenas esta entro en contacto con el suelo la señorita ya estaba abrazando a su compañero.

_ ¿T-Tina, estas bien? - pregunto sorprendido aquel joven ante el repentino abrazo – ¿De nuevo estas muy agotada? -

_ Si lo estoy, pero esto no es por eso… Bueno, tal vez un poco. - afirmo Tina ocultando su sonrisa de satisfacción en el pecho de Nico – La verdad es que quería abrazarte… - dijo en un suspiro para luego mirarle con una sonrisa.
#_ ¿P-por qué? - respondió sorprendido y nervioso ante tal acontecimiento.

_ ¿Acaso no puedo hacerlo? - pregunto ocultando su malicia que de nuevo salía a flote.

_ Si puedes, pero… -

_ Solo quería darte las gracias, ya comprendo más esto, pero…- separo sus brazos del cuerpo de Nico y acaricio su pecho sudado – Preferiría que me sacaras a bailar de nuevo, pero esta vez sin espadas. - dijo sonriendo.

  • Yo… - Nico seguía bajo los efectos de sus nervios, pero con una fuerte resolución lograría calmarse – Con gusto lo haré, mi pequeña Tina. - dijo en un tono suave mientras acariciaba el rostro de Tina con cariño.

_ Pero tendrá que ser en otro momento, ahora debo arreglarme, hoy me toca seguir trabajando en la perfumería. - dijo entre pequeñas risas antes de volver a tropezar, para nuevamente ser salvada de caer por el pelinegro.

_ Necesitas una ducha y descansar bien hoy. - dijo Nico mientras tomaba a Tina entre brazos – Yo le avisare a tu abuela y a los perfumistas, me disculpare por ti, después de todo es mi culpa que estés tan cansada. -

Nico dirigiría sus pasos a la habitación de Tina, y ella se sorprendería de que aun con todo lo anterior el siguiera como si nada, el seguía descalzo, pero eso no parecía importarle en lo más mínimo, y de paso se valdría de una gran fuerza para cargarla con tanta facilidad, en sus brazos se volvía a sentir como princesa, así que solo rodearía su cuello con sus brazos y dejaría caer su cabeza en su hombro, por lo que durara el viaje, eran solo él y ella en esos largos pasillos, como si fueran los únicos en esa gran casa.

Ya en la habitación Nico llevo a Tina al baño, la sentó en un pequeño mueble, se remango, y se dispuso a preparar la bañera, por un momento Tina se sonrojaría al imaginar la posibilidad de que Nico la ayudaría con su baño, se imaginó por unos momentos como el lavaría su cabello con ternura y tallaría su cuerpo con cuidado, eso la llenó de unos terribles nervios.

_ N-Nico ¿Qué estás haciendo? - tartamudeo nerviosa buscando confirmar sus sospechas.

_ ¿No ves? Estoy preparando el agua para ti. - dijo sin titubear mientras juntaba un par de sales de baño y aceites esenciales.

_ De eso me doy cuenta, pero… ¿Por qué sigues aquí? - dijo ya un tanto sonrojada.

_ No te preocupes, solo dejare esto listo, necesitas relajar tu cuerpo, nos excedimos hoy, así que preparo el agua con una combinación de aceites que te ayudaran a prevenir dolores. - se acercó a Tina y colocándose de rodillas le ayudo a quitarse las botas.

En ese momento al darse cuenta de lo que Nico hacia pataleo – ¡Basta! ¡Puedo desvestirme yo sola ¡No soy una niña! - dijo en una explosión de nervios – Y-yo… No quise… - dijo con vergüenza tratando de evitar otro malentendido como aquella vez.

_ No, yo lo siento, no me di cuenta que estaba tomándome demasiada libertad al servirle. - dijo apartando la mirada al darse cuenta de lo que hacía volviendo a su actitud de buen mayordomo – La dejare sola señorita. - se levantó del suelo y justo al darse la vuelta para marcharse, sintió como los dedos de Tina tomaban su camisa para detenerlo.

_ Por favor… - lo miro muy seria y algo sonrojada - … Me gusto como me trataste, por favor se más confiado conmigo, tomate toda la libertad que quieras. -

Nico la miro sorprendido, trago algo de saliva – Te dejare sola, toma primero una ducha fría para refrescarte, luego entra a la tina para relajar los músculos. - dijo siendo menos recatado esta vez.

_ Está bien, pero… - Tina se puso de pie, le dio la espalda y aparto su cabello – Aun necesito tu ayuda, al menos con esto. - dijo mostrándole el cierre del traje, de verdad pedía ayuda, y esta vez no había malicia alguna en ella, no le cabía por tanta vergüenza.

_ E-Está bien. - tomo el cierre y comenzó a bajarlo lentamente, y de nuevo fue atacado por el aroma de Tina, esta vez aturdiéndolo ligeramente para que se diera la libertad de tocar su espalda en un mínimo roce.

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