Hoy vuelvo a escribir para ti, quizás lo haya hecho en pocas ocasiones, pero esta es una más y quizás la más especial.
¿Recuerdas ese día? ¿Cuándo subimos esa montaña y miramos el mundo desde arriba?
[Fuente](Foto Propia)
Éramos una especie de dioses, subidos en nuestra cima, en lo más alto que había alrededor, miramos el mundo desde allí y sonreímos, nos sentimos poderosos, afortunados, amados y libres.
Todas esas sensaciones son las que se sienten al subir una montaña, después del duro esfuerzo de la subida siempre llega una recompensa que es mucho más valiosa que todo el desgaste que pueda llegar a suponer.
Pero si además subes a la montaña con alguien especial, como tú, las sensaciones se multiplican, el más mínimo detalle se queda grabado en la mente, la cosa más insignificante que ocurre en ese lugar especial se convierte en todo un universo por explorar y descubrir.
No quiero dejar de subir montañas contigo, una y otra y otra más… cada una de ellas es una prueba más, una prueba de lo que sentimos al hacer este tipo de cosas juntos, una prueba de lo que sentimos el uno hacia el otro, una prueba de que, quizás el mundo llegue a su fin, pero nosotros siempre lo miraremos desde arriba, desde lo más alto, y todo nos dará igual…
Porque siempre seremos los dioses de la montaña, poderosos, afortunados, amados y libres.