No hay nada mejor que los momentos con amigos,
al menos así lo siento yo!
Por eso ayer viajamos en el tiempo con una amiga recordando viejos cuentos de cuando niños jaja en realidad no tan niños. Anoche nos encontramos con Lucero después de un tiempo sin vernos y nos juntamos a comer unas pizzas en una local muy bonito que pusieron cerca de su casa estilo Italiano. Ese es el puntapié inicial de este posteo.
Conversando y pasando la noche nos pusimos a recordar de nuestro viaje y encuentro en Barça que ella viviendo allí y yo de visita nos encontramos una noche y salimos de juergas. Los viernes en la ciudad sucede algo peculiar. Las jornadas de 9 horas en donde suponiendo que entras a las 9 y salis de tu trabajo a las 18hs, ellos entran una hora antes a trabajar y se van tres horas más temprano comenzando su fin de semana a las 15 hs del viernes.
Al saber esto le pregunto si ese viernes estaba libre así nos juntabamos y me dijo que si asique cuando ella terminó con su diaria pase a buscarla por su oficina sin posibilidad de que se arrepienta y nos fuimos a caminar por ahí. Esas ciudades son de esas hermosas que te dan ganas de caminar de día o de noche con frío o con calor.
Veredas amplias algunas tipo peatonales que en realidad ni lo son pero lo parecen, otras pequeños callejones en donde solo entra una persona detrás de la otra. Aquella tarde nos fuimos por unas claras a un lugar que ella conocía. El lugar simple y bonito un poco alejado del tumulto charlando y contándonos cosas después de tiempo sin vernos. Me imagino que fue tanta la energía agradable que emanamos nosotros que todos los perros que salían a pasear nos venían a saludar.
Así como terminamos esas claras pedimos la cuenta y nos fuimos a otro un poco más al centro mientras me iba llevando de recorrida por diferentes lugares que a ella le gustaban y quería que conozca. Ya para eso de las 18 hs llegamos a uno de sus lugares favoritos, un bar escondido pero muy especial que ella sabía que me iba a gustar. Llegamos y nos pedimos dos pintas para brindar siempre acompañado de apoyar y girar en la mesa la base del vaso porque como dice el dicho (el que no apoya no folla y el que no gira y quien no recorre no se corre)
En ese bar entramos de día y cuando entras no te das cuenta del tiempo porque no se ve afuera. Solo puedo saberlo si miras el teléfono sino no hay manera de saberlo. Salimos de noche y con mucha hambre asique nos pedimos una pizza en la esquina que voy a recordar por siempre. Por la pizza de Lucero, por nuestra amistad y el cariño infinito que traspasa miles de kilómetros y no nos hace falta ni vernos. Por esos amores inexplicables y perfectos en donde nada hay que explicarlo porque ya nos entendemos. Hoy quería compartirles esa noche y ese amor incondicional