Ella me obsequia besos,
me muerde
y a veces me hiere;
otras veces me quiere.
Sus besos
me han matado
y me han salvado
-todo en segundos-
mientras en el exterior
se libran guerras
por petróleo,
por territorios llenos de tesoros,
por religiones,
por odio;
por casi cualquier cosa.
Nuestras guerras,
que a veces son interminables,
son por placer
y por no abandonarnos.
Su alma no es mía
y mi alma
no le pertenece,
pero qué bien se sienten ambas
cuando se encuentran
al final del día.
Ella me guiña un ojo
y el mundo se detiene
para que podamos
recorrer el universo
y así entender
que los mejores senderos
de la vida
están acompañados
de risas.
Todo es bonito,
aunque ella tiene malicia
en la sangre
y a veces
mi destino
corre peligro
de quedar ciego;
pero yo ya me entregué
ciegamente
a su manera de quererme.
Que poema tan delicado, me encanta y sobre todo esta parte:
"Su alma no es mía
y mi alma
no le pertenece,
pero qué bien se sienten ambas
cuando se encuentran
al final del día."
Me parece que la primera parte es algo que se olvida cuando estás enamorado, pero es esencial. Y bueno... la segunda parte es el disfrute :P
Es como una contradicción, pero creo que así funciona el hecho de querer a esa persona especial :3