El arte en una sociedad de mercado

¿Esto es arte?

Hace pocos días leí la obra de teatro Arte de Yasmina Reza y la disfruté muchísimo porque plantea una de las cosas que más me ha llamado la atención en los últimos años: el arte moderno, la vanguardia artística. En la novela, uno de los tres personajes compra un cuadro completamente blanco, pintado por un artista muy reconocido, lo que hace que la obra sea costosa. Otro de los personajes lo increpa, le reclama el despilfarro por una nadería.

La edición que más me gusta es la de Compactos 50 de editorial Anagrama porque es una portada completamente blanca, como la obra en cuestión. El libro plantea un debate muy iteresante, pero comentaré lo literario en otro post. Hoy quiero centrarme en un punto, en una frase dejada por Josep Maria Flotats en el prólogo del volumen. Al introducir el libro, Flotats habla de la sociedad moderna y la define como:

"una sociedad de mercado en la que el dinero es la referencia de calidad"

Nos hemos convertido en los adultos que el Principito describe bien en su relato, personas para quienes el non plus ultra de la felicidad no es hablar de una casa con flores en el jardín y una cerca blanca, sino de una casa de un millón de dólares; hoy día, más que los colores o la utilidad de un objeto, su contenido estético, el goce visual, la calidad y el talento detrás de las cosas, todo se mide en base al dinero: mientras mayor es su precio, mejor es la cosa.

Esa última frase es un sinsentido, es lo contrario de lo que debería suceder. Y el problema no es quizás tan grave cuando se habla de un vehículo, de una casa, de algún aparato de tecnología avanzada, pero la escala del dinero es peligrosa cuando se le aplica a las manifestacioes artísticas. Aunque la novela orbita alrededor de una pintura y por lo tanto, de las artes plásticas, se puede llevar a la música, el cine, el teatro, la danza y las demás artes.
El hecho de que Bad Bunny haya sido nombrado “Compositor del Año ASCAP” es una locura, aún tratándose de este 2020 tan extraño, porque no se premia su capacidad de composición, sus letras o la forma en que compone sus melodías, sino su éxito. Si no hubiera vendido tantos discos, si no lo hubieran escuchado, si la gente no lo conociera, no le hubieran dado ese nombramiento. En vez de que el éxito sea consecuencia del reconocimiento por un trabajo artístico de calidad, es lo opuesto: se premia la fama, se premia el dinero, porque si ha vendido tanto, debe ser bueno, reconociendo un nombre o a veces un lugar, por encima del valor propio del objeto, como ocurripo en el MoMa en el que los visitantes comenzaron a fotografiar unos anteojos que habían sido dejados en el suelo. Por ser el Museo de Arte Moderno de San Francisco pensaron que era arte y no sencillamente unos lentes tirados en el suelo.

Lo mismo ocurre con manifestaciones plásticas en las que un cuadro o una escultura se cotizan en precios elevados sólo porque han sido elaboradas por un nombre en específico. Es un Antrios, dice un personaje en la obra de Reza y ese parece ser justificativo suficiente para la elevada suma de dinero que ha pagado por una tela blanca. Nos preguntamos ¿el artista es su arte? ¿el arte es su artista? Si un compositor reconocido presenta una obra mediocre, ¿la elevamos porque viene de él y avalamos su genialidad con nuestra ignorancia? ¿reconocemos su talento por esnobismo? ¿o podemos criticar objetivamente la obra sin temor a ser condenados por los "expertos" en la materia? ¿quién dicta las reglas para juzgar el arte sabiendo que es subjetivo? En el mismo prólogo, Josep Flotats se pregunta:

"¿Quién no ha sentido alguna vez unas ganas locas de reírse o de gritar como si le hubieran estafado ante lo que considera el último ultraje o montaje publicitario sobre la nada que nos presenta cierta vanguardia?"

Pienso en el 4'33 de John Cage o en La fuente, esa "obra" de Marcel Duchamp, ¿son genios de la vanguardia o como afirman algunos, ese arte moderno no existe? ¿es irreverencia o genialidad? ¿se están burlando de nosotros? ¿hay contenido estético, artístico, de profundidad, en una pieza de fontanería? Es mucho lo que puede argumentarse en contra y sin duda también a favor de el arte en estos días, pero tal como se señaló al inicio, pareciera ser que la sociedad moderna es una sociedad de mercado en donde el precio es lo primero que se determina y en base a este se juzgan todos los demás atributos. Mis zapatos son buenos no porque tengan una buena suela, sean de cuero o sean cómodos, sino porque son carísimos, aunque sean duros y feos; el último producto de tal o cual marca, el último teléfono celular de cientos de dólares es mejor que los demás, tiene que ser mejor porque vale más, aunque los agregados que tengan sean completamente inútiles para la vida diaria de un ciudadano promedio, aunque tenga cientos de funciones que no se utilizan, es mejor porque es más caro. Mucho que pensar sobre el arte en esta sociedad; para profundizar el debate les insto a leer la obra de Yasmina Reza y el libro La civilización del espectáculo de Mario Vargas Llosa, una mirada lúcida y objetiva a la cultura del siglo XX.

Redactado por @cristiancaicedo


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