El signo de la cruz: reflexiones sobre la herejía cristiana

En la actualidad, la mayoría de las personas asocia la palabra herejía a la edad media, la época de la inquisición, a todas esas creencias que iban en contra de la igelsia católica, la institución religiosa más poderosa en Occidente durante los últimos dos mil años. Sin embargo, al margen de una religión en particular, una herejía es:

"cualquier creencia que está en desacuerdo con las costumbres establecidas por una organización religiosa" Wikipedia

Subrayando cualquier y una en la frase anterior, ampliamos el concepto y lo llevamos no sólo al Catolicismo, sino también al Islam, al Judaísmo y a cualquier otra organización religiosa que profese una fe, cualquiera que ella sea. Siendo aún más incisivos, pero no irracionales, nos encontramos con que los católicos son herejes para los musulmanes y estos a su vez lo son para los judíos, porque no hay reconciliación posible entre los tres monoteísmos más importantes de la humanidad, ni siquiera a pesar de sus semejanzas. Ni qué decir tiene lo que puede ser un budista, o un sintoísta, para un musulmán. Ahora bien, lo interesante es que todas estas ortodoxias, alguna vez fueron herejías también y es un poco como la historia del oprimido que se convierte en opresor. Pero, ¿cómo logra imponerse una fe, normalmente de una minoría, sobre lo que ha sido ley durante siglos? ¿cómo se consigue que toda una sociedad reniegue de lo que ha creído siempre y adopte un nuevo dogma?

Al respecto, viene a mi mente una frase de un relato de Borges, incluido en su libro El Aleph que dice:

"Las herejías que debemos temer son las que pueden confundirse con la ortodoxia"

Se puede decir más alto, pero no más claro. Una idea que sea completamente opuesta a la que se ha establecido como ley, se rechazará inmediatamente. El budismo es una religión no teísta, no creen en un dios onmipotente creador del cielo y de la tierra, por eso el cristianismo les parece tan extraño. En el mismo sentido, no hay riesgo de que un musulmán, monoteísta como los que más, se convierta en hinduista y recorra un panteón con miles de dioses, algunos de ellos con rasgos animales (sí, se dan casos, pero me refiero al hecho de que la oposición teórica fundamental de las doctrinas las hace fáciles de rechazar para la otredad, al menos en la inmediatez). Volvemos a la pregunta de hace un momento: ¿cómo se consigue que toda una sociedad reniegue de lo que ha creído siempre y adopte un nuevo dogma? Y entonces, Borges contesta: hay que "confundirse con la ortodoxia".

Cuando surgió el cristianismo, en el seno de la religión pagana del imperio romano, no era más que una secta, un número pequeño aunque creciente de adeptos que profesaban un credo contrario a la religión imperial oficial. Pero cuatro siglos más tarde, ese mismo imperio convirtió el cristianismo en la religión exclusiva por un decreto del emperador Teodosio, ¿cómo convenció a sus ciudadanos de que ahora debían creer en otra cosa? ¿cómo se cambió el anterior culto al sol por el culto a la cruz? Fusionándose. Es un tema que da para mucho más, que tiene muchas y muy interesantes ramas que no pretendo abarcar en este post. Baste decir solamente con que las primeras representaciones de Jesús lo dibujaban con una cruz en medio de la aureola y que ese círculo cruzado por dos líneas rectas, era un símbolo anterior; los doce apóstoles, la madre virgen, la resurrección al tercer día, el pan y el vino, la fiesta del solticio (el 25 de diciembre), todos esos elementos existían en los cultos previos y fueron insertados en el dogma cristiano, elevando la herejía a religión oficial y haciendo más sencilla la transición de las personas que adoptaron un nuevo nombre bajo el cual se fusionaron buena parte de las cosas que ya creían.

No es este un debate religioso, sino histórico, antropológico si se quiere. Y si he usado el ejemplo del catolicismo es porque es la religión más popular de este lado del mundo y se iba a comprender mejor el punto que si daba uno relacionado con el taoísmo o el sufismo. Fe aparte, ciñéndonos a la definición inicial y apoyándonos en la frase de Borges, no quedan dudas de que la diferencia entre verdad y mentira, entre salvación y condena, entre el Hades y el paraíso, a veces es simplemente tiempo, en algunos casos, varios siglos.