
Pocas veces he pensado en lo que hay al final del túnel. De vez en cuando se oye una risa loca, otras veces un leve lamento, pero aún y con todo lo que cuentan, no tengo ni un poco de curiosidad. En ocasiones he sentido un airecillo que huele un poco a humedad y otras veces me recuerda un poco la brisa marina, jaja, que va, seguramente el mar está más contaminado que este pequeño asentamiento. A quien quiero engañar, ya mi esperanza se encuentra dormida desde hace mucho tiempo. Yo no soy como aquellos que aún creen en milagros. Que grande es la decepción cuando grande a sido la esperanza. Que va, ilusos. Por eso yo aquí, mira, tranquilo sin esperar nada, pero bueno ojalá hubiera alguien para presumirle lo ecuánime que estoy...
Historia corta y pintura