Una tristeza profunda
La lágrima va despacio
Que halla muerto en el palacio
Questa princesa Raimunda
El dolor la estancia inunda
Pero en un extraño instante
La Raimundo al visitante
Le dijo con valentía
"Toma la fotografía
Pero que salga elegante"
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Un poema realmente perspicaz, mi pana. De hecho, hace unos años, hubo mucho revuelo con el tema: grabaciones de psicofonías, supuestos testimonios de apariciones contados por los vigilantes...Incluso, si mal no recuerdo, hubo una psicóloga que alentó el tema, adulterándolo, sólo para darse a conocer y en provecho propio, lo cuál, como supondrás, dio lugar a encendidos debates. Raimunda, por supuesto que existió. Y como viene a ser común, en su caso la posición de los padres no fue suficiente para salvarla cuando su salud empeoró, lo que por otra parte, confirmo el consuelo popular de que la Dama Negra, a fin de cuentas, es ciertamente justa y trata a todos por igual. Las leyendas forman parte de ese carácter misterioso de Madrid y seguramente, cada uno de sus viejos edificios de época, esconda una detrás. Aunque nunca se sabe, cuando llega la noche, quién se puede asomar por cualquiera de las oscuras ventanas del Palacio de Linares. Un abrazo