Los documentales, las películas y los libros no saben como describirlo, tienen que estar frente a la víctima, vives en un engaño, creyendo que lo que ves y lo oyes es así.

Pero realmente no se comparan, aquellos sentimientos, aquella adrenalina; más de una vez me reí en la cara de muchas personas que creían saber como matar a alguien, dejar el cuerpo y desprenderse de las pistas. Más de una vez en algún chiste, revelé como asesiné a alguna de aquellas chicas, pero como machistas que somos los hombres, solo fue algo que terminó en risas.

Pero claramente, yo sabía que aquello era cierto, por más que leía y trataba de entender aquello, no era algo que se le pudiese igual, por lo tanto, tenía mi propio conocimiento, y un conocimiento que era real.

Existen muchas formas de hacer que alguien confíe en ti para después llevarlo a su final; mi debilidad siempre fueron aquellas muchachas bajitas, rubias con una cara que parecía esculpida por los dioses, pero sabía que aquello podría ser muy obvio, y dejar patrones...