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Los seres vivos cumplen funciones muy importantes en la naturaleza, entre las que destacan la reproducción y la alimentación.
Todas las especies, animales y vegetales, persiguen perpetuar su especie, como la clave para que el individuo sea exitoso, y logre mantenerse en el espacio y el tiempo.
Para lograr cualquier objetivo en la naturaleza, los individuos deben alimentarse, y es de esa actividad, que depende el desarrollo del organismo, tanto a nivel físico, como en el orden reproductivo.
Aquí cabe preguntarse: ¿Las diferencias en la forma de alimentarse, traen algún beneficio a las especies en el mundo natural?
Por supuesto, que sí.
Una rata noruega se dispone a comer un fruto de semeruco.
Un ave de pequeño pico, gusanero, tratando de obtener arcilla del suelo.
Lo primero que observamos en el mundo natural, es que la forma distintiva de alimentarse, de cada especie, es determinante para que no haya competencia ecológica interespecífica o intraespecífica, por el alimento, permitiendo que cada individuo, o especie, ocupe su nicho ecológico.
Una iguana alimentándose de cambur guineo.
Una cucaracha de monte alimentándose de cambur guineo.
Entre estas dos especies de poblaciones diferentes, iguana y cucaracha, puede existir competencia interespecífica por el alimento.
Los individuos de una especie compiten con los miembros de otras especies, y las poblaciones, se enfrentan constantemente, tanto en la forma de obtener alimento, como por la manera de relacionarse, destacando la depredación y el parasitismo.
Una larva de insecto ( Agraulis vanillee) , en su rol de herbívoro, devorando la hoja de una planta de parchita (Passiflora edulis).
Muchos se alimentan de los productores, y los llamamos herbívoros, o vegetarianos, luego la energía fluye hacia los consumidores, entre los cuales lo común, es que unos se coman a otros, hasta que la energía vuelve a la tierra, a través de los organismos descomponedores.
Esta cucaracha, que antes se alimentaba de cambur, ahora, ya muerta, es atacada y devorada, por hormigas negras.
También destacan los individuos que se han especializado en algún tipo de alimento, como las aves, cuyos picos nos indican cúal es su especialidad alimentaria.
Ave rapaz, con un pico especializado para desgarrar sus presas.
Recuerden que esta fue una de las guías que usó el naturalista Charles Darwin para postular su teoría de la selección natural, teniendo como modelo a los célebres pinzones de las islas galápagos.
Pájaro de pequeño tamaño, con un pico especializado para cazar insectos (larvas y adultos).
Los individuos especialistas en algún alimento, presentan serias limitaciones en ausencia de esa comida, y la evolución los ha llevado a una divergencia adaptativa, alejándolos de las especies originarias, que los lleva a acumular factores heredables, que los diferencian en aspectos fenotípicos, que son el reflejo de genes adquiridos por mutaciones leves.
Canario de tejado, con un pico adaptado a comer semillas.
Especies como los del Orden Blattodea, tienden a comer todo lo que consiguen a su paso, incluido material vegetal y animales, por lo que se les considera omnívoros.
Muchos ejercen el canibalismo.
Estos individuos omnívoros tienen mayores posibilidades de sobrevivir, en ambientes adversos, por su capacidad de adaptarse a cualquier tipo de alimento, y a soportar condiciones extremas del medio físico.
En el orden Blattodea encontramos:
Las cucarachas voladoras de nuestras casas: Familia Blattidae, especie Periplaneta americana.
Chiripas: familia Blattellidae, especie Blattella germanica.
Cucaracha de monte: Familia Blaberidae, Especie Blabera varians.
Blaberus craniifer. (Forma femenina)
Blaberus discoidalis (forma masculina).
Las mantis, del género Mantodea, se comportan como fieros depredadores, y cuando escasea el alimento, se convierten en caníbales, sobre todo de su consorte.
En las especies del orden Phasmida, también conocidos como Phasmatodea, encontramos una doble especialización.
En primer lugar, los insectos “palo” se especializan en imitar al árbol o arbusto donde acostumbran vivir, y para comer o copular, deben esperar a que las ráfagas de viento muevan las ramas y hojas del vegetal donde están alojados, para arriesgarse, ellos, a moverse.
Su alimentación está basada, en partes del vegetal que los sostiene, de modo que se ha especializado en ese tipo de comida, y su timidez y temor a ser depredado, lo obliga a ser un estricto comensal de su hospedero.
Este comportamiento, nos indica que sus mecanismos de defensa no son violentos, y prefiere rehuir cualquier enfrentamiento, ahorrando energía.
Los animales especialistas en un tipo de alimento, están circunscritos a áreas específicas, donde se consiga su comida, y esto los puede llevar a un aislamiento geográfico, o a evolucionar a través del mecanismo de divergencia adaptativa.
El ganado vacuno está conformado por animales que son herbívoros estrictos.
Si la comida desaparece, el individuo corre el mismo riesgo de desaparecer, llegando inclusive, a la extinción.
Lo mismo ocurre con los vegetales, que dependen de algunos polinizadores.
La parchita (Passiflora edulis), ha creado una relación de dependencia estricta con el cigarrón (género Bombus) , para su polinización.
Suena cruel, pero así es la naturaleza.
Ali Riera
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