Un saludo cordial a todos los miembros de la prestigiosa comunidad HIVE.
Vivir en la naturaleza es reconfortante y también puede ser aterrador, por lo implacable que es la ley natural.
Quienes hemos tenido la oportunidad de pasar días y noches al aire libre, en el monte, sabemos por experiencia propia, que los espacios naturales tienen un efecto mágico sobre los seres vivos, por su silencio sobrecogedor, los sonidos de la naturaleza, y el contacto cercano con diferentes especies animales y vegetales.
Esos momentos en la naturaleza son impactantes, y te permiten olvidar las penurias de la vida citadina, pero no debemos descuidarnos, porque muchas especies de seres vivos te pueden hacer daño, sin intencionalidad, y los elementos del medio físico, que son vitales para sobrevivir, te envuelven en un dinamismo que puede ser fatal.
En Venezuela, durante los meses de la estación seca (15 de diciembre al 15 de mayo), a pesar de las altas temperaturas, muchos organismos planean su desarrollo, a tal punto, que se adaptan perfectamente, a esa época del año.
Muchos viven, y se reproducen en nidos o tienen madrigueras al raz del suelo, donde se guarecen de las inclemencias del medio, confiando que están protegidos de los depredadores, y a buen recaudo del efecto de las riadas.
Saliéndose del patrón común, las lluvias se han hecho presentes en todo el Edo. Lara, en Venezuela, en plena estación seca, generando serios cambios en el ciclo vital de muchas especies, convirtiendo los espacios naturales, en verdaderos laboratorios vivientes, donde se observan distintas estrategias usadas por los individuos, especies y poblaciones, para enfrentar estas adversidades.
El agua que llega con las lluvias arrastra todo tipo de materiales, penetrando en los espacios donde se instalan a dormir, criar, o simplemente vivir, muchos seres de hábitos terrestres, con las terribles consecuencias de que les destruye el hábitat, daña las cámaras de crías, destruye las galerías de circulación y los obliga a mudarse a tierras más altas, o a los árboles.
El agua es imprescindible en los ecosistemas, y las especies naturales le llevan el pulso, de modo que durante la estación seca viven en zonas bajas, pero cuando llega la estación lluviosa, cambian de hábitat, y de estrategias de vida.
Estas lluvias anticipadas, han inundado las cuevas de muchos roedores, y afectado el desarrollo embriológico de los huevos de aves y reptiles, interrumpiendo los ciclos de vida de muchas especies.
La reciedumbre de estas lluvias extemporáneas, ha traído consecuencias graves para más de dos millones de personas, que habitan en las ciudades más importantes del Edo Lara, ya que las aguas de la quebrada Botucal, arrasaron con la tubería de 60 pulgadas, que conduce el agua potable a Barquisimeto, Quíbor, El Tocuyo, y zonas aledañas., dejándonos sin ese importante servicio, por más de ocho días.
Muchos destrozos se observan en los drenajes de aguas de lluvia, que no habían sido limpiados, y los más llamativo, es el constante quehacer, que estas lluvias han generado en las colonias de hormigas de las zonas adyacentes, a las corrientes de agua.
Los hormigueros muestran sus aberturas muy limpias y al lado, unos montículos de material, apilados grano a grano, con una paciencia envidiable.
Hasta en las paredes de mi residencia, se observa las enjambrazones, de muchas hormigas, acompañando a sus reinas, en la búsqueda de nuevos lugares, más seguros, para vivir.
Las fuertes lluvias arrasaron animales, tumbándolos de los árboles, sin importar el tamaño.
Una iguana adulta, cayó al agua de un drenaje, y hábilmente, logró llegar a la orilla, aporreada, pero con vida.
Siempre hemos creído que el agua es el elemento fundamental de la vida, pero cuando se transforma en torrenteras, riadas, aludes, y corrientes violentas, puede destruir todo a su paso, llevándose consigo la vida que generó.
La naturaleza no perdona los errores de los seres vivos, así que lo mejor que hacen las especies silvestres es usar su instinto de conservación, que los ampara de los desastres naturales.
No debemos olvidar que el agua siempre retorna a sus cauces naturales, así que lo mejor es no estorbarle, quitándonos de su paso, tal como lo hacen las especies silvestres.
El agua es vida y puede transformarse en desastre.
Ali Riera
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Contra la fuerza de la naturaleza nadie puede, el agua siempre encontrará su camino, si los humanos entendieramos esto nos ahorraríamos muchas lamentaciones cuando se hacen construcciones en lugares inapropiados y el agua arrastra con todo.
Buenas noches, Eso es una gran verdad.
Los animales silvestres son más precavidos que los humanos.
Gracias por el comentario y la visita. aliriera
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