Orugas: Máquinas comedoras.

Un saludo cordial a todos los miembros de la prestigiosa comunidad HIVE.

Es un hecho conocido, que los hijos se parecen en algún rasgo fenotípico a los padres.

Así sucede con todos los seres vivos, animales y vegetales, que desde que nacen, ya dan señales de quienes son los progenitores.

Las coincidencias genéticas son intrínsecas, e inherentes al nivel celular.

Sin embargo, existen algunas excepciones a estas coincidencias, especialmente en el grupo de los artrópodos, que pasan por una serie de etapas durante su ciclo vital, que, en algunos casos, alejan a los individuos juveniles, de la forma externa de los adultos.

Cuando las células femenina y masculina, se fusionan y forman un gameto, con la carga cromosómica de los padres, dan origen al embrión, que es, potencialmente un ser vivo, con todas las características genéticas, para formar un adulto.

Este embrión debe crecer, desarrollarse y vivir, pasando por un ciclo de vida maravilloso.

Se ha establecido la existencia de tres tipos básicos de desarrollo, durante el ciclo vital de los artrópodos:
Sin metamorfosis: Ametábolos.
Este grupo de artrópodos se caracteriza porque desde que nacen, los estadios juveniles del embrión, guardan todas las características del adulto.
Solo les falta crecer y a medida que lo hacen, mudan la coraza del exoesqueleto. Son animales de menos de un cm., de longitud, que habitan en la harina, azúcar y productos con base en el almidón.
El más conocido es el pececillo de plata (Lepisma saccharina), insecto del orden Zygentoma, familia Lepismatidae.

Imagen propiedad de De Géry PARENT -
FUENTE

También se consiguen entre las páginas de los libros, donde se alimentan del almidón presente en la pega o cola de encuadernar.

Este lepisma estaba muerto y apachurrado, sobre el papel de la partida de mi nacimiento.

De seguro los han visto entre las páginas de sus cuadernos o libros, sobre todo, los más viejos, o menos usados.

Con METAMORFOSIS INCOMPLETA O SIMPLE: hemimetábolos:

Este grupo de artrópodos, presenta un ciclo vital que inicia con el huevo, luego el embrión eclosiona y se convierte en ninfa primaria, y así sucesivamente, por varias etapas, hasta que termina de crecer y se convierte en adulto.

Las ninfas son similares a los adultos y no hay estadio de pupa.

Este es el caso de los chinches, los grillos, cucarachas, langostas y termitas, todos de la clase insecto.

Al principio son blanquecinos, luego adquieren el color definitivo, y a medida que crecen, mudan el caparazón o exoesqueleto.

Las garrapatas (ácaro, de la clase arácnida) constituyen un caso especial, porque forman larvas, que presentan tres pares de patas, pero las ninfas son morfológicamente similares a los adultos, con 4 pares de patas.

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Con metamorfosis completa: holometábolos:

Este grupo de insectos, representado por los lepidópteros (mariposas), constituyen el caso más notorio de diferenciación entre los estadios juveniles y el adulto o imago.

Es de todos conocido, que los insectos, y en especial los lepidópteros, tienen cópula interna, así que cuando una hembra y un macho, de la misma especie, se unen y el macho introduce sus células germinales, en el tracto reproductivo de la hembra, fertiliza uno o más huevos, dando origen al embrión.

Ese embrión madura dentro de una envoltura, que conocemos como huevo.

Allí están contenidas sus reservas alimenticias, sus fluidos protectores, y las fuentes de oxígeno.
Después de algún tiempo, el embrión eclosiona en forma de larva, y, extrañamente, no guarda ningún parecido con el imago o adulto.

A las larvas de los lepidópteros se les conoce como orugas, y lo más notorio es su voracidad, glotonería y dinamismo.

Algunas orugas guardan parecido con el color de la mariposa progenitora, pero la mayoría hace una fenocopia del material que le sirve de fuente de alimentación.

Además, salta a la vista, que no tienen alas, la forma del cuerpo es alargada y regordeta, tienen una marcada metamerización, y presentan un extremo cefálico, con poderosas mandíbulas, capaces de cortar hojas, tallos, semillas y todos los órganos del vegetal.

Imaginen lo delicada de una mariposa, incluso las polillas nocturnas, con sus cuerpos esbeltos, protegidos por escamas brillantes, largas patas, tan sensibles que detectan olores y sabores, con un exquisito sistema succionador de fluidos, del tipo probóscide, llamado espiritrompa, y ese par de alas, coloridas y frágiles, que le permiten volar grandes distancias, y compárenlo con la ruda figura de una oruga.

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Definitivamente, no pareciera que orugas y mariposas guardan alguna relación taxonómica, o filogenética, pero el ojo observador del hombre, de manera sistemática, pudo relacionarlos, infiriendo todas las etapas del célebre ciclo vital de los insectos holometábolos.

Ali Riera

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