ARIA

in #spanish3 years ago (edited)

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El mensaje fue recibido,
me llegó por teléfono y escrito,
en un instante quedó leído y en mi memoria guardado,
era de Fabio, un vecino italiano, cuatro paquetes para mandar era el encargo,
dos eran para un mismo sitio los de la derecha,
y los de la izquierda eran entregados por otro lado.

Llegó la hora,
las cinco de la tarde,
y como los últimos treinta años
de vuelta al trabajo.

Separando los envoltorios
de repente apareció ella,
desbocada, corriendo por el vestíbulo de arriba abajo majestuosa y libre,
Aria, es casi una yegua, así se llama la perra de Fabio.

Me extrañaba su retraso,
ella queriendo a la calle salir,
y él que en mi continuo mirar
por la escalera no había bajado.

Le llamé para saber,
me dijo que no estaba en su casa,
ni Judit su compañera
por qué estaba a su lado,
no se explicaba entonces como Aria de su hogar había escapado.

De principio parecía fácil,
era llamarla, subirla en el ascensor hasta su casa que es el ático, y una vez colocada cerrar bien la puerta y esperar a que la recogieran con más cuidado.

El mundo se me vino abajo,
en un descuido y aprovechando que alguien había salido o entrado,
la perra al galope salió para la calle volando.

Gritos de desespero casi convertidos en llanto,
alertados los viandantes
todos eramos uno,
objetivo, acercarla como fuera a mi lado.

Algunas manos se tapaban la mirada,
Aria entre los coches por la calzada también circulando, esquivando no se como...

Hasta que a la perra dejé de verle el rabo.

Me quería morir,
muy nervioso volví a llamar a su amo.
Así le dije casi sin aliento:
no sé donde está amigo mío
tu perra,
sin querer se me ha escapado,
voy a dar vueltas a ver si la huelo o me huele
y volvemos a casa sanos y salvos.

Todo estaba patas arriba,
vivía desbordado...
Bajo del tren ahora mismo
me dijo,
y poco más sentí,
parece que de Barcelona a Madrid se iban en un momento,
pero se bajó de un salto.

Se me ocurrió buscarla por el parque donde solia hacer
sus cosas cuando era necesario,

Se me encendieron los ojos,
la vi en el césped
me miró al llamarla,
¡Aria!... con el mismo tono que llama su amo,
se quedó inmóvil y yo...
como ella también mirando.

Sin poder acercarme
por miedo a su miedo y que de nuevo a la carretera su galope llevase al desencanto,
al gentío de mi alrededor suplicaba:
a ver si podemos atraparla,
no es mía Aria, pero si se quien es su dueño y quien le da de comer de vez en cuando.

De pronto apareció la luz...
nerviosa y preocupada, una amiga y
conocida de alguna forma de la escapada consiguió atraparla,
por fin Aria a unos brazos conocidos llegó,
enseguida los míos también se ocuparon de aquel casi caballo
que sin correa a tanta gente asustó.

Fueron 20 minutos de un falso
alivio hasta que por fin Fabio
en el parque apareció.

Me fui para mí trabajo,
ni feliz ni triste
ni riendo ni llorando...
no sabía de aquel estado.

Después todo lo supimos,
De viaje se iban los amos,
Y en el centro de la ciudad,
y en un ático se quedó Aria,
que de rabia abrió el pestillo de la puerta sin quererse escapar,
solo quería compañía...
y no cualquiera, sino la de su amado Fabio.

Media hora, que no se como no acabó en infarto.
Aria, perra amiga...
solo de su amo.

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Poema propio.
Fuente de la imagen propia.