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Sí, lo confieso, admito que me gusta pensarte y fantasearte. Yo, paso horas imaginando cientos de escenas contigo, presente, desarrollando historias, en cada segundo estás contenido en miles de fragmentos que recorren mis ojos como cintas de películas. Que no duermo y cuando lo hago estás presente, eres solo tiempo, eres ahora mi hoy.
Confieso que te observo, cuando a otros lados ves, quiero saber cada detalle y comprobar que los pasajes, que de ti escribo, tendrán sentido, tendrá un parecido leve a lo que mis ojos no pueden dejar de ver. Quizás mis recuerdos no te hagan mérito y por eso te digo que en cada momento del día tus acciones toman protagonismo en mis letras trazadas en grafito, ahí perduran y no mueren.
Confieso sin ninguna vergüenza que he estado tan cerca de tu aliento que le consigo nombre a sus aromas y lo saboreo, cada excusa que ha logrado nuestra cercanía es un paso a lograr tenerte, para mí. No tendré remordimiento cuando solo seas mío. Quizás tu aliento llene cada centímetro del hogar que te he construido.
De a ratos tengo miedo que lean en mis cuadernos, en mi pc, o cualquiera de mis notas todas mis obsesiones, quisiera poder reprimirlas, al igual que mis intenciones de que otros no te vean. No lo logré, quisiera reprimir el hecho de no leerte esto ahora y que tus ojos asustados no comprendan lo que te necesito, lo entenderás, eres mi tiempo, y somos uno, somos tiempo, la eternidad te hará entender, amada, que así debíamos amarnos.
Eres mía.